El Atraco: Un inusual regreso para los Simuladores

Santos, Jota, León y Medina, es decir, Los Simuladores, volvieron ayer a Cuatro con el estreno de su segunda temporada. Sin embargo, quizá el de ayer no fuera el capítulo ideal para empezar una temporada. Siempre hay curiosidad cuando se retoma la emisión de una serie, lo que puede ayudar a ganar nuevos espectadores, pero para ello es importante que el primer episodio que vean establezca el tono de los que vendrán a continuación para que la audiencia no se llame a engaño. Y este no era representativo de la serie, al menos, tal como ha sido hasta ahora.

La estructura de un capítulo “normal” de Los Simuladores es precisa. En primer lugar tenemos una pequeña introducción que nos presenta una simulación ya en marcha en la que se presenta a los personajes y que queda resuelta antes de la cabecera. Seguidamente se presenta el problema principal del episodio, hay una escena en la que un cliente anterior (normalmente el del episodio anterior, dotando a la serie de cierta sensación de continuidad) le pone en contacto con los protagonistas, y de ahí se pasa a la planificación y ejecución de la simulación. Todo lo cual estaba ausente en la historia de ayer.

Además, el tipo de problemas que suelen tratarse son mucho más cercanos a los que puedan tener los espectadores de la serie. Les hemos visto lidiar con problemas de impotencia sexual, desengaños amorosos, precios abusivos para una vivienda, amantes que no se van o (una de mis favoritas) vecinos ruidosos. Para esta próxima temporada tengo entendido que van a seguir con este tono lidiando, por ejemplo, con hijos de 35 años que no se van de casa de sus padres. El atraco a un banco es una situación en la que no van a verse envueltos demasiados espectadores, menos aún desde el punto de vista de los atracadores.

Ahora bien, ¿fue un mal capítulo? Rotundamente no. Es más, para una serie es bueno, incluso aconsejable, salirse de vez en cuando de sus pautas habituales, y este habría sido un gran episodio nº 7 de la primera temporada, como supongo habría sido de no haberse interrumpido bruscamente la grabación de la serie hace unos meses. Y habría sido un muy buen final de temporada, especialmente dado que terminaba con la primera revelación personal acerca de Santos, el líder del grupo y el personaje más misterioso (menos desarrollado) de los cuatro. Pero como principio no encajaba del todo. Quizá habría sido mejor adelantar el capítulo siguiente (aunque no podremos saberlo seguro hasta la semana que viene, cuando lo veamos) del mismo modo que en la primera temporada se empezó por el tercer capítulo para aprovechar la presencia de Federico Luppi para lanzar la serie.

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