En 'Humans' la inteligencia artificial pone en tela de juicio la naturaleza humana

"¿Qué nos hace humanos?"

Una vez más, una fábula distópica made in Channel 4 ('Black Mirror') nos hace pensar sobre la naturaleza humana en su relación con la tecnología. En el escenario que plantea 'Humans' (en emisión simultánea en USA a través de AMC, que la co-produce) el hombre han alcanzado el punto culminante de la carrera tecnológica: crear "vida" sintética. Tan parecidos a los humanos que su inclusión entre ellos tendrá como consecuencia una nueva sociedad, con unos nuevos valores y nuevos conflictos.

Aunque su configuración más básica se apoye en las leyes de la robótica de Asimov y estén programados para no hacer daño -tampoco mentir, amar o sufrir- su sola existencia y su interacción con los humanos puede tener consecuencias que no hayan tenido en cuenta cuando los crearon. Ellos no pueden amar, pero ¿se olvidaron de que nosotros somos animales sociales, de nuestra capacidad de generar empatía hacia algo porque "existe"? Y también, por supuesto, de generar rechazo: es el intento de supremacía del ser humano ante una amenaza.

Humanos vs Sintéticos

Londres, el presente. La inteligencia artificial ha llegado a su máximo desarrollo, creando seres "sintéticos" (Persona Synthtetics) con aspecto increíblemente humano: físicamente, sólo sus ojos y su lenguaje corporal les delata. Pero no son más que máquinas programadas, creadas para servir al hombre: como esclavos laborales o domésticos, pero también sexuales. Mano de obra barata y simple, sin deseos, emociones ni demandas. Parte del sistema sanitario, del día a día de los hombres y también de nuevas aberraciones y entretenimientos.

Pero sólo es teoría; porque en la práctica, las consecuencias no pueden siempre medirse ni controlarse. ¿Si un sintético está programado para vigilar a una persona enferma y puede tomar decisiones en base a su salud, quién domina a quién? Aún siendo por el propio bien de la persona, sus derechos básicos se ven limitados. Y en lado contrario, los humanos que se comportan como salvajes con ellos... ¿es eso humanidad? Esa es la cuestión que 'Humans' pone sobre la mesa. La tecnología, para explicar cómo somos o qué podemos llegar a ser.

Dicen que a pesar de la gran similitud, los sintéticos no son del todo como nosotros porque les falta conciencia humana. No pueden soñar, no saben qué es sentir, no empatizan de verdad, sino que están programados para ello. Pero, aunque sean máquinas, quemarles, o violarles o utilizarles para un futurista club de la lucha, ¿qué dice de nuestra condición humana? Y al contrario, ¿es lícito quererles? En todo caso, es un riesgo depender de ellos, a cualquier nivel.

Son interrogantes que se plantean a través de la relación de la sintética Anita (Gemma Chan) con su nuevos usuarios o del Dr. Millican (William Hurt) con su vieja unidad, a la que se niega a reciclar y que es lo único que le queda para recordar a su familia. Cuestiones como la atracción sexual, los celos o la dependencia emocional son más frecuentes en la historia de lo que se cabría pensar si hablamos de robots. Pero estos están muy alejados de la frialdad de una simple máquina.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Sintéticos vs Humanos

Hasta aquí, aunque no había pocos problemas, la situación parecía estar aún controlada. Pero, ¿qué pasa si la tecnología hubiera dado un paso más allá, creando sintéticos conscientes? Hablamos de robots que pueden sufrir, amar, pensar y tomar sus propias decisiones. Lo peligroso es que a pesar de su consciencia, siguen siendo sintéticos y no comparten los mismos valores que nosotros. Para algunos de ellos, como la letal Niska (Emily Berrington) que se rebela contra sus dominantes, la vida puede crearse, ergo no tiene la misma consideración de sagrada.

La resistencia sintética formada por un humano y cuatro de estos semihumanos (los hijos de Elster) será la clave para explicar todos los misterios que ha ido desgranando la serie en estos primeros cuatro capítulos (de 8 en total) a un ritmo vertiginoso. ¿Por qué creó David Elster este tipo de vida sintética? ¿Hay más de ellos? ¿Pueden acabar modificando a otros sintéticos? Es decir, ¿llegará la humanidad a ese punto sin retorno en el que la tecnología le supere?

Su existencia ya ha supuesto la desaparición de miles de puestos de trabajo para los hombres, han roto parejas y puesto familias del revés, en las que la madre se siente la extraña o el marido se siente desplazado. Los adolescentes ven amenazado su futuro laboral: pronto habrá sintéticos capaces incluso de operar a los humanos. Pero, ¿podrían llegar a suponer la extinción del hombre como la raza dominante, sobre todo teniendo en cuenta que incluso pueden infiltrarse de forma anónima entre nosotros?

Eso sin olvidar el propio drama del sintético que se siente humano viviendo en el cuerpo de un sintético. Como les ocurría a los replicantes de Blade Runner. Ellos también experimentan ese choque de naturalezas. Ven cómo sus congéneres son humillados y sienten que también tienen derecho a la vida. Porque, en realidad podrían llegar a ser más humanos (en la acepción moral o ética del término) que algunos hombres.

Todos estos planteamientos hacen de 'Humans' una serie que atrapa y a la vez turba. Es una acertada mezcla de géneros: un thriller policial, un drama y un espectáculo de ciencia-ficción que va elevando el de atracción hacia todo lo que de verdad esconde esta nueva sociedad y un interesante análisis sociológico. Después de verla, sólo queda ver la original sueca ('Real Humans' o Äkta människor) y descubrir si esa habilidad para crear un clima de suspense de las ficciones nórdicas hizo de esta historia una serie aún más inquietante y fascinante de lo que ya es su remake.

En ¡Vaya Tele! | Nos quedamos sin zombies, pero llegan los robots: primer teaser de 'Humans'

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