Kirstie Alley trae de vuelta la caspa ochentera con la sitcom 'Kirstie'

Kirstie Alley es de esas actrices que fueron tan y tan famosas que el público americano siempre las reconocerá, pero si nos ponemos estrictos hace décadas que no actúa en ningún proyecto destacado, ya sea televisivo o cinematográfico. Pero entre sus influencias en los círculos cienciólogos, su paso por el ‘Mira Quien Baila’ americano y sus subidas y bajadas de peso, jamás ha dejado de estar presente en los tabloides de EE.UU. Así que, si eres un canal de comedias rancias y quieres llamar la atención del público, nada mejor que acudir en su ayuda para lanzar una sitcom a la vieja usanza, que es exactamente lo que es ‘Kirstie’.

El canal en cuestión es TVLand, que hasta hace pocos años era conocido por emitir reposiciones de antiguas series y que saltó a la primera línea de la actualidad televisiva cuando contrató a Betty White para aparecer en ‘Hot in Cleveland’, un papel que tenía que ser esporádico y que acabó siendo regular. Desde entonces se han especializado en series que tienen el humor y la factura de hace treinta años y no precisamente el más refinado. ‘Happily Divorced’ con Fran Drescher era tan rancio que olía a laca desde el sofá de casa y ‘Kirstie’ sigue el mismo camino.

Primero de todo hay que aclarar que la protagonista de ‘Kirstie’ no se llama Kirstey y el porqué es toda una incógnita. Alley interpreta a Madison Banks, una leyenda de los escenarios de Broadway que un buen día recibe la visita del hijo que dio en adopción y que se ha convertido en un joven de 26 años feo y sudoroso (que tiene la espalda mojada es algo que recalcan varias veces durante el episodio piloto). Pero la historia que esconde la actriz no es una bonita sobre una adolescencia loca y la incapacidad de cuidar de un precioso bebé que se merecía algo mejor: ella fue tan egoísta que prefirió darlo en adopción tras recibir un papel en los escenarios de Manhattan.

La serie, por lo tanto, se puede imaginar por donde irá. Con la ayuda de su asistenta (Rhea Perlman) y su chófer (Michael Richards), que también son sus mejores amigos, procurará ser una madre para este chico que indudablemente es su hijo. A pesar de ser tan desgraciado físicamente, tiene una inequívoca marca de nacimiento en el culo que todos eligen ver de forma voluntaria. Y así le acoge, dejando claro que debe cambiar y refinarse si quiere vivir en su círculo de aduladores y de gente adinerada.

¿Quién está detrás de esto?

El creador de la serie es Marco Pennette, esa persona que aceptó hacerse cargo de ‘Animal Practice’, el hazmerreír del año pasado, después de rodarse tres episodios y su biografía encaja dentro del aroma de los guiones. Es un homosexual de 47 años amante de Broadway (quería desarrollar su carrera allí y cambió de camino) y de forma extraña se nota en cada uno de los diálogos. Quienes vean la serie me entenderán.

El único aliciente de la serie, por lo tanto, es Kirstie Alley y su desparpajo. La ganadora de un Emmy por ‘Cheers’ no es la mejor de las actrices pero está muy cómoda dentro del género y es consciente de la subcomedia que está encabezando: lleva vestidos de alfombra roja baratos, peinados imposibles y las bromas son de todo a cien. Un horror, pueden pensar los aficionados a las series de calidad, pero es exactamente aquello que TVLand quería de ella. Kirstie es famosa, sí, pero a estas alturas nadie asume que sea sinónimo de calidad. Claro que bailar no se le da mal.

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