Los cinco aciertos de 'The Originals'

Cuando se anunció que ‘The Vampire Diaries’ tendría un spin-off sobre los vampiros originales, no fue ninguna sorpresa. Al contrario, era una operación tan evidente que la pregunta era porqué no habían optado por producirlo un año antes, cuando Klaus todavía no estaba tan quemado de tratar con niños todo el día en Mystic Falls. La existencia de ‘The Originals’ tenía sentido: además de la posibilidad de enriquecer a la productora, había unos personajes que necesitaban un cambio de aires.

A partir de este domingo a las 22.30h los abonados al canal TNT podrán decidir si esta mudanza les ha sentado bien a los hermanos Mikaelson. Cuando se contempla la idea de crear un spin-off, parece pan comido. Tienes los personajes y la promoción hecha, lo cual es un alivio, pero es difícil ser fiel al material de partida y ser original a la vez. He aquí los cinco aciertos de Julie Plec, su creadora, a la hora de enfocar el nuevo proyecto.

Nueva Orléans no es Mystic Falls

Klaus se larga a Nueva Orleans cuando descubre que su antiguo discípulo Marcel controla esa ciudad que creía suya. Obviamente le entran celos, como siempre que alguien muestra un poco de poder, y se propone recuperar el dominio de la ciudad que ayudó a fundar junto con la ayuda de sus hermanos Rebekah y Elijah. ¿Y lo mejor? Que Nueva Orleans tiene un funcionamiento muy distinto a Mystic Falls, ese pueblecito perdido por alguna parte de la geografía americana.

Los tiros no van por la parte musical. ‘The Originals’ no es ‘Treme’ y tampoco quiere parecerlo, más allá de la fiesta que hay por sus calles cuando cae la noche, cuando sí se escucha algo de jazz. Lo interesante es que es un particular eco-sistema acordado por las dos facciones mayoritarias de la ciudad, los vampiros y los humanos capitaneados por la iglesia. Los primeros sólo beben sangre de los turistas, evitan que salgan a la luz titulares de criminalidad y a cambio protegen la ciudad y sus habitantes. Bueno, y evitan que las brujas se alcen con poder y que los hombres-lobos pongan un pie en sus calles.

Los mismos personajes

Algunos dirán que este primer punto es muy obvio, ¿pero os acordáis de Addison Montgomery? Ella salía en ‘Anatomía de Grey’, era una mujer segura de sí misma e inteligente y, cuando se largó a California con un spin-off bajo el brazo, cambió de personalidad. Pues Klaus, Elijah y Rebekah se han instalado en Louisiana con las mismas virtudes y defectos. El primero es un ególatra impulsivo, el hermano mayor es calmado y pensativo, y ella es una romántica empedernida que por fin parece haber aprendido alguna lección.

Es un alivio ver que siguen siendo los mismos de siempre, que no pretenden hacer borrón y cuenta nueva, y resulta curioso comenzar una serie conociéndoles tan y tan bien. Normalmente cuando se hace un spin-off se exploran nuevos pasados y en este caso, si bien estamos conociendo la etapa de los Mikaelson en la que se instalaron en América y vivieron en Louisiana durante siglos, es reconfortante ver como lo más elemental es lo que ya nos adelantaron. Me refiero al adulterio de su madre, su condición de bruja y que Klaus es un bastardo amargado.

El mismo tono que ‘The Vampire Diaries’

Otro elemento interesante de ‘The Originals’ es su obsesión por ser fiel al estilo de Kevin Williamson. No quisieron crear esta serie como una excusa para emitir una serie de comercialización fácil, como cuando ‘Friends’ acabó y salió ‘Joey’, cuyo sentido del humor era más forzado. Tienen los vampiros fundacionales y los conocemos demasiado bien como para crear algo distinto, así que la fotografía es tan oscura como ‘The Vampire Diaries’, y quiere ser dramática, terrorífica, romántica y sarcástica. Lo único que cambian son las tramas y esto es lo que querían los espectadores.

Un universo que permite cross-overs

Esta consistencia permite que ‘The Originals’ se perciba como una extensión. A ratos uno hasta se olvida que está viendo una serie independiente de tan fiel que es al ideario original. Y esto tiene sus ventajas y es que da juego entre las dos series del mismo universo. Cuando un personaje de ‘The Vampire Diaries’ aparece al cabo de unos episodios en Nueva Orleans, no da la impresión que se rompa el espacio-tiempo como cuando el Dr Sloan visitaba a Addison en California y que es un “todo-por-la-promoción”. Al contrario, es una consecuencia lógica a un argumento en concreto y estaría bien que estos intercambios sucedieran de vez en cuando. No sería nada raro que Damon algún día tuviera que pedir ayuda a Klaus o que este quisiera a Elena para algún tipo de hechizo o lo que sea.

Las brujas, otro mundo

Y, como toda serie sobrenatural, debe aportar algo nuevo y en este caso son las brujas. Sí, Bonnie ya era una bruja de referencia y gracias a ella conocemos algunas tradiciones ancestrales de los clanes con super-poderes. Pero en cierto modo la pequeña Bennet estaba desarraigada de ellas, explorando la magia de forma individual y teniendo como aliados a vampiros, seres de un clan rival. Por esto puede resultar interesante ver esta subcultura sobrenatural en su máximo esplendor, aunque al principio estén sometidas al poder vampírico y tomen un papel secundario, que seguro que no tardará en cambiar de estatus.

Y los que se pregunten acerca de los defectos, diría que ya los hemos analizado en las dos críticas publicadas a lo largo de esta primera temporada emitida en EE.UU. ¿Que le falta engrasar algunas piezas? Sí. Pero estos aciertos precisamente permiten que siga manteniendo el interés.

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