Moonlight: Vampiros con poca mordiente

La Sexta estrenó ayer Moonlight, la serie de vampiros que la CBS canceló justo cuando los no-muertos vuelven a ponerse de moda. Como seguro que ya sabéis, su protagonista es Mick St. John, un vampiro con principios y unas reglas muy estrictas sobre la manera de alimentarse de sangre, y que trabaja como detective privado en Los Ángeles.

Cuando la serie se estrenó, mucha gente apuntó su parecido con Ángel y dudó de que, alguna vez, Mick St. John pudiera salir de su sombra, o de la de los vampiros de Anne Rice. Lo cierto es que los dos primeros episodios muestran un quiero y no puedo. Él es un personaje que puede resultar interesante (y Álex O'Loughlin está bastante correcto), pero se abusa mucho de una voz en off que intenta darle un toque de cine negro y que, en realidad, sólo distrae y se dedica a contarnos de nuevo cosas que ya hemos visto, y que podemos deducir nosotros solos.

Moonlight, por lo menos, entretiene aunque haya demasiados tópicos y aspectos ya vistos que la lastran, al menos al principio. La pareja Mick-Beth, aunque se ve venir a la legua su conexión en el pasado, puede deparar cosas interesantes, y el único al que no termino de ver es a Josef. Imagino que, más adelante, pasará de amigo a enemigo de Mick, pero viendo a Jason Dohring sólo podía pensar en Logan Echolls, su personaje en Verónica Mars.

La única manera de que Moonlight pase de "placer culpable" a algo más serio es si todos los apuntes al pasado de Mick empiezan a formar una mitología que va permeando todos los capítulos, sobre todo porque los casos, por ahora, tampoco son para tirar cohetes. Aunque sospecho que, después de Ángel y Buffy, es muy difícil que un vampiro "bueno" consiga ser original.

En ¡Vaya Tele! | Por qué nos gusta... Mick St. John

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