Y Michael Scott se fue de 'The Office'

Cuando una serie lleva ya siete temporadas es muy complicado que siga manteniendo la frescura y el ritmo que tuvo en sus primeras temporadas, y si a esto le añades que sabes con antelación que a final de temporada se va a ir el actor que es el máximo exponente del espíritu de la serie, todo se tuerce un poco más y no sabes como afrontar el visionado de la temporada. Esto es lo que le ha ocurrido a ‘The Office‘, el mockumentary que terminó la semana pasada con su temporada número siete, la que ha sido marcado a fuego por la marcha de Steve Carrell.

¿Aguantará la serie sin Steve Carrell? ¿Quien sustituirá a Michael Scott en la oficina? Son las dos únicas preguntas que podemos, y queremos, hacer cuanto acabamos de ver la temporada. Aún así, pese a que todos los episodios iban encaminados a la marcha de Carrell, la temporada ha sido mucho más que eso y merece que se la analiza como dios manda, ya que pocas veces una serie nos regala 26 episodios por encima de la media en una temporada.

La historia de amor

Cuando supe que Steve Carrell se iba a ir de la serie, al instante me pregunté cómo iban a cambiar el argumento para que un personaje que amaba tanto su lugar de trabajo tuviera que irse, tonto de mí en no pensar en la vuelta de Holly. Esta historia de amor ha sido sin lugar a dudas la más extraña que he visto en televisión, pero aún así aplaudo a los guionistas por haberla llevado tan bien.

Y es que esta historia entre Holly y Michael ha sido la que ha marcado la temporada, siendo prácticamente el único hilo argumental de la temporada y convirtiéndose en la culpable de la mayoría de las situaciones que ocurrían en la oficina. ¿Es esto malo? Pues no, porque pese a que Holly puede llegar a cansar (un Michael Scott ya lo hace, dos satura demasiado), todas las situaciones que han generado han subido, la mayoría de las veces, el nivel de los episodios. Claro ejemplo es la segunda fiesta de navidad para Holly, el genial episodio donde Holly encuentra a un Michael perdido en la ciudad o la venta en el garaje donde Michael le pide al fin matrimonio a Holly.

Debo confesar que nunca fui muy fan de Holly y su actitud de ser exactamente igual que Michael, pero esta temporada hay que reconocerle que ha complementado muy bien a Michael, restándole en ocasiones ese exceso de protagonismo que te hacía chirriar y añadiéndole un componente romántico que le vino perfecto al protagonista.

Adiós a Michael Scott ¡Viva Michael Scott!

Justo cuando desapareció Holly llegaron los dos últimos episodios de Michael Scott. Si digo que no he soltado una lágrima con ellos, mentiría, ya que esos dos fueron escritos específicamente para que lloráramos a lágrima viva por la marcha de un personaje tan carismático y singular. Para mí el episodio The Last Dundies es la verdadera despedida de Michael, ya que todo el episodio va dirigido a homenajear al personaje, demostrándole lo buen jefe que ha sido pese a sus extravagancias y lo que le van a echar de menos cuando se vaya.

Mención aparte merece la canción del final del episodio. Dicen los rumores que Carrell no sabía nada de este momento y que su expresión es verdadera, así como la del resto de actores y personajes a los que vemos sonriendo (incluso Angela y Stan) al hacerle un homenaje con una canción tan absurda, tan a lo Michael Scott.

Si tuviéramos que enumerar los grandes momentos de Michael Scott durante siete temporadas necesitaríamos al menos tres análisis como este, pero yo personalmente me quedo con dos de esta temporada que resumen perfectamente lo que ha sido este personaje para la serie. El primero es el episodio de Threat Level Midnight, donde vemos por fin la película que Michael llevaba preparando años y que muestra todo lo que ha sido, y el segundo la escena de su marcha, ese adiós escondido de Michael de la oficina con Jim despidiéndolo con la mirada que escenifica perfectamente el espíritu de ‘The Office’. Por supuesto, la despedida con Pam en el aeropuerto es realmente bonita, sobre todo por dejar el diálogo a un lado y permite que las miradas y los gestos hablen por sí solos, pero aún así me quedo con la escena anterior.

El nuevo jefe

Se va Michael Scott ¿y quién queda a su cargo? Pues nos han dejado con las ganas. Se vio que De Angelo no funcionaba como debía hacerlo pese a estar tan loco, o más, que Michael, que Dwight puede dar mucho juego por su exigencias y sus ideas rocambolescas y que la oficina puede funcionar sin un jefe que la dirija. ¿A quién elegirán para el puesto? Muchos dicen que traerán a un nuevo personaje para ocupar el lugar, pero yo apuesto por uno que ya hemos visto, apuesto por Andy. La razón es que creo que su personalidad puede dar un vuelco interesante a la manera de llevar las cosas y que puede ser divertido lo que puede pasar con él de jefe.

Esta séptima temporada ha dado para mucho. A mí en general me ha gustado mucho como han sabido llevar todos los episodios, cierto que no hemos tenido episodios épicos como en temporadas anteriores (aunque el de la película se le acerca), pero todos los episodios de la temporada han estado por encima de la media y eso en una serie que lleva ya siete temporadas y que no tiene más escenario que una oficina, es digno de admirar.

Ahora sólo hay que esperar hasta septiembre y descubrir como afrontan esta octava temporada sin ese pilar tan importante que era Michael Scott. Yo tengo plena confianza en los guionistas, por lo que espero que le den una vuelta de tuerca a la serie para que siga teniendo esa frescura y sea originalidad que caracterizan a la serie.

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