Las puertas de Guadalix se abren para recibir a 'Gran Hermano 15'

Ya está aquí. Después de más de un año desde que finalizara la última edición, uno de los buques insignia de Telecinco vuelve, cual hijo pródigo, dispuesto a rellenar horas y horas de parrilla. 'Gran Hermano' se estrena esta semana con ración doble: este jueves 18 de septiembre a las 22:30 horas, con la gala inaugural y el domingo 21 con una segunda gala que promete tanta dosis de emoción como la primera.

Y es que cualquier fan de 'Gran Hermano' que se precie no se pierde una Gala 0 del programa. Podrá abandonarlo con el tiempo e incluso negarlo ante los demás cuando la guionización y la improvisación se llevan toda esa frescura que anuncian en cada edición. Pero la primera gala es el momento culmen, es un ritual que da sentido a todo el programa: las palabras ceremoniosas de Mercedes Milá, esa sintonía que vuelve a sonar, los vídeos de presentación -casi un nuevo género audiovisual- o las sorpresas: ¿Gemelos? ¿Embarazadas? ¿Hermanas que se reencuentran y se piden fuego? A estas alturas de la película, Telecinco se ha de esforzar mucho más por sorprendernos.

A la rica novedad

Si lo lograrán es algo que veremos cuando arranque la decimoquinta edición de 'Gran Hermano' desde -primera novedad- Guadalix y no desde el plató, con una Mercedes Milá dispuesta a darse un baño de masas en primera línea. Ella y su otro yo: en la web del programa se ha anunciado que habrá dos Mercedes en plató, y, al parecer, ejerciendo roles distintos. No en vano, este año los concursantes también entrarán acompañados pero concursarán solos; como lo de "vivir juntos, morir solos": "Se va a vivir en compañía, pero no es un concurso de parejas. Se expulsará a los concursantes y el premio se lo llevará una única persona", según ha aclarado Mercedes Milá. Esta fórmula ha dado lugar a combinaciones tan inéditas como abuelo/a y su nieto/a.

Por si fuera poco con dos presentadoras y un ojo que todo lo ve, los habitantes de la casa también tendrán que someterse a la vigilancia de un robot espía -el Súper-Jump- que irá recorriendo la única casa -más luminosa y más verde, con habitaciones inspiradas en paisajes glaciares y desérticos- ofreciéndonos un ángulo distinto y proporcionando información a la dirección del programa, a la que no se le escapará una. También será distinta -o eso esperan- la primera expulsión, no sólo porque cambia la mecánica (al parecer, nominaciones y expulsiones serán totalmente distintas a cualquier GH del mundo) sino porque se retrasará al menos hasta que hayan convivido una semana.

Concursantes y espectadores tienen la palabra

Teniendo en cuenta lo rápido que se magnifican, una semana es tiempo suficiente para nominar con motivos y para que la primera víctima no sea, como siempre, la que más juego podría dar porque se ha hecho notar y no el concursante mueble que se esconde tras su máscara de invisibilidad. El casting, es sin duda, el meollo de la cuestión. Han probado tantas fórmulas que ya resulta difícil encontrar frescura entre tantos aspirantes resabiados. Pero ellos tienen la clave, de ellos depende que la realidad supere a la ficción con momentos míticos (desde la pierna encima hasta el edredoning en ataúd, pasando por Fresita y su vaca). Mercedes Milá es consciente de ello y así lo afirmaba en una entrevista en el programa de radio Morning Glory: lo fundamental es "que las relaciones cuajen, que se entreguen".

Nosotros, los espectadores, podremos tomar decisiones que tendrán repercusión en la casa gracias a nuestros móviles y a una App

La criba inicial ha consistido en intentar descartar la extravagancia y primar la normalidad -sea lo que sea lo que entiendan por normalidad- a la hora de elegir entre los 60.000 aspirantes a grandes hermanos que se han presentado este año al casting, que, por cierto, se cierra este mismo jueves: no habrá nuevas incorporaciones en el futuro -salvo abandonos- ni más cera que la que arde. También se comprometen a que nadie salga de una lista de figurantes o de extras ni tenga ningún tipo de experiencia previa o sea famoso para el público. En cualquier caso, vengan resabiados o frescos, no tendrán el total control de la situación. Nosotros, los espectadores, podremos tomar decisiones que tendrán repercusión en la casa gracias a nuestros móviles y a una App (todo muy 'Black Mirror'). La tecnología -ese tema clave- también se hará notar en la relación de los espectadores con el concurso, por lo que se ve, mucho más interactivo.

Las redes sociales serán el caldo de cultivo de toda la conversación que se crea alrededor del programa. El Debate, conducido una vez más por Jordi González, contará con una grada conectada a Twitter (digo ésto porque pese a llamarlo redes sociales parece que sólo exista ésta) y otra de muchachada que ha crecido viendo el programa, algo que han dado en llamar 'Generación 15'.

Vía | Telecinco.es
Vía | Vanitatis
En ¡Vaya Tele! | 'Gran Hermano 14', una edición a salto de mata

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