La lacrimógena película por la que Brendan Fraser ganó el Oscar ya está en streaming: un relato de autoodio y redención pensado para hacerte sentir mal si no te emocionas

Solventar el obstáculo de la sensación teatral en una película que adapta precisamente una obra es uno de los mayores retos en una de esas películas. Al menos yo me encuentro entre la clase de personas que se quedan muy fuera cuando algo se acerca demasiado a la energía del "teatro filmado", que da vueltas en torno a unos actores que suelen estar muy bien, porque el texto lo propicia, pero no hace más por intentar contar lo que hay en el libreto.

Claro, que luego hay casos que si intentan dar con soluciones cinemáticas a esta clase de problemas, pero terminan dando un resultado raro o un fracaso estrepitoso por otros motivos. Como que el director trate por todos los medios hacer una clase de película que no le encaja y que notas cierta falsedad en todo el conjunto. Es el caso de 'La ballena (The Whale)'.

Cazando un imposible

La película de Darren Aronofsky adapta una impactante obra de teatro y consiguió para Brendan Fraser un premio Oscar como actor que fue celebrado después de sus años apartado de los focos y viviendo episodios de lesiones y acoso. Una cinta ya disponible para ver en Movistar+ que, desde la fachada independiente y artística, esconde sus ambiciones de explotar emocionalmente al espectador.

Fraser da vida a un profesor de literatura inglesa con obesidad mórbida, que oculta su rostro ante los alumnos a los que enseña vía Zoom mientras se atiborra hasta la muerte ante los ojos de su entorno más cercano. Cuando su hija acude a él en un acto impulsivo e inconsciente (porque no puede detestarle más tras abandonarla a ella y a su madre), el malogrado tutor intentará un acto de redención para que ella sea, al menos, algo bueno que deja en el mundo.

Aunque, ¿hay realmente algo en el personaje de Sadie Sink y en su interpretación que dé a entender que hay un alma caritativa dentro de ella? El guion insiste en que sí pero los espectadores, al igual que todos los personajes que no son el protagonista, tienen problemas para poder identificarlo. El intento de Aronofsky de dar otra vuelta a un concepto que ya exploró en 'El luchador' tiene aquí resultados más irregulares.

'La ballena (The Whale)': metáforas gritadas

Pero, en general, su aproximación al material resulta poco genuina. Aquí encontramos una historia de un hombre que ha interiorizado tanto que debe odiarse a sí mismo (por sus actos, su físico, pero también por su condición sexual) que decide llevarlo a un extremo obsesivo. A pesar del encomiable trabajo de maquillaje y un Fraser que quiere hacer llegar el corazón del personaje al público, la película a su alrededor está forzando engranajes todo el rato para emocionar, porque el director tiene un estilo demasiado cínico y estrafalario para hacer creíble nada de lo que vemos.

Es por ello que 'La ballena' deja más un regusto de película histriónica perfectamente diseñada para hacerte sentir mala persona por no emocionarte con este viaje. Pero su fachada a menudo es papel de fumar, con escenas que parecen la adaptación de esa escena de Los Simpson donde Bart se lava con un trapo atado a un palo que buscan chocar desde lo grotesco pero son burdas. Al final queda una película de metáforas gritadas que funciona menos en cine de lo que podría dar de sí sobre un escenario.

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