'El barco' zarpa recordando a 'El internado'

Era inevitable. Desde que conocimos la existencia de ‘El barco’, quiénes serían sus creadores y los actores que formarían parte de su reparto, intuíamos que la nueva serie de misterio de Antena 3 recordaría a ‘El internado’. Y después de la emisión de su primer capítulo nuestras sospechas se han hecho realidad. ‘El barco‘ está levantada con los mismos pilares que ‘El internado’. Globomedia y Antena 3 han decidido no arriesgar demasiado y han apostado por elementos que, aunque les da seguridad a la hora de captar a la audiencia, no sorprende como a alguno nos hubiese gustado.

Puede que la trama contenga elementos novedosos (no podíamos esperar menos) y que se haya introducido efectos especiales (algo que está apareciendo con frecuencia en las series españolas en los últimos meses). Pero si tenemos que valorar el conjunto de lo que hemos contemplado hasta ahora nos queda la sensación de que todo lo que ayer se mostró ya lo habíamos visto en alguna parte.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

‘El barco’ pone a bordo de un buque-escuela a un grupo de jóvenes de cuerpos esbeltos y hormonas revolucionadas. Hasta el sacerdote de la pandilla tiene pinta de haber estado más horas en el gimnasio que oficiando misa. Y, con este panorama, es inevitable que pensemos que
la serie está creada para aquellos que echan de menos los músculos y los amoríos de quinceañeros que desaparecieron con el final de series como ‘Los hombres de Paco’ o, una vez más, ‘El internado’.

Y, para echarle más leña al fuego, en escena aparece un Mario Casas al que le sobran kilos de chulería que por el bien de los espectadores debería haber dejado en tierra antes de zarpar. Acepto que, al fin y al cabo, es una cara bonita que atrae a un sector de la audiencia. Pero sabemos que existen numerosos tipos de personajes a los que el actor podría hacer frente (y con los que no tendría por qué dejar de aparecer en escena con el torso al descubierto).

Ya metidos en el viaje no deja de aparecer en escena una niña repelente cuya madre ha fallecido recientemente. También recuerda a un personaje que se volvió odioso en las últimas temporadas de ‘El internado’. Ni siquiera se han molestado en cambiar este elemento. Da la sensación de que todas las niñas pequeñas que aparecen en una historia deben tener el mismo perfil. Aburre sólo el hecho de pensar hacia dónde es probable que se dirija su personaje, ya que sabemos que pocas cosas nuevas puede aportar a la historia de ‘El barco’.

El colmo del episodio de ayer se vivió durante la tormenta que se supone que ha acabado con la vida del planeta. Para todos aquellos que desprestigían la ficción española, los guionistas de ‘El barco’ les brindaron una secuencia para añadir al listado de quejas. En otras series extranjeras, si un desastre natural está a punto de acabar con la vida de los protagonistas la tensión invade la escena y deja al espectador con un nudo en la garganta. Pero aquí en España, durante el desarrollo de una tormenta que se supone que no tiene precedentes, en el interior del buque Estrella Polar se sirven croquetas y se cuentan chistes. Un buen símil para darnos cuenta del nivel en el que estamos frente a lo que se hace en otros países.

Entre las cosas buenas que aporta la serie, destacaría el uso de las teorías apocalípticas sobre el acelerador de partículas de Ginebra o el hecho de posicionar a los protagonistas ante la percepción de que son los únicos habitantes del planeta. Esta última idea hace que la serie tenga bastantes recursos que explotar como ficción centrada en la evolución de sus personajes.

Me refiero a algo parecido a lo que vimos en las primeras temporadas de ‘Perdidos’ (y en las siguientes pero con menos profundidad). Y ya que ‘El internado’ se atrevió a incluir numerosos elementos de la serie de la ABC, no estaría mal que con ‘El barco’ se lanzarán a la piscina y se decantaran por seguir esta línea, mostrando la evolución de unos personajes interesantes que se preocuparan por algo más que el amor o las rabietas de adolescentes.

Lo único que hasta el momento podemos afirmar es que ‘El barco’ ya ha zarpado. Pero aún es muy pronto para decir cuál es su rumbo y si será capaz de llegar a buen puerto. Con este panorama marinero y ante una ficción aún sin explotar pero que aparece llena de posibilidades la pregunta parece evidente: ¿Aceptamos barco?

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