'Bienvenidos a Edén': la serie distópica de Netflix confirma que hace falta mucho más que una premisa potente para enganchar al público

Siempre he creído que crear una premisa potente y llamativa no es tan difícil, pero lo realmente complicado es saber hacer con ella algo a la altura. 'Bienvenidos a Edén', la nueva serie española de Netflix tiene un gran punto de arranque, pero luego demuestra una alarmante incapacidad para hacer con eso algo que merezca la pena.

A simple vista, 'Bienvenidos a Edén' podría parecer una especie de heredera de 'Perdidos', una serie muy imitada en su momento -aún recuerdos casos como los de 'Flashforward' o 'The Event'-, con un toque del mundo influencer y un poquito de sectas y sociedad distópica. Algo de todo eso hay, pero lo que predomina es dar vueltas sobre las mismas ideas, haciéndolo además de una forma que coquetea peligrosamente con el ridículo.

Hueca

Está claro que el misterio alrededor de lo que sucede en la isla y qué es exactamente Edén es la principal baza de esta serie creada por Joaquín Górriz y Guillermo López. Al respecto, os adelanto que podéis esperar una evolución argumental bastante morosa que confía mucho más de la cuenta en lo efectivos que pueden ser los cliffhangers para "forzarnos" a seguir viendo episodios.

El problema de esa apuesta es doble. Por un lado, no tardamos en ser conscientes de que apenas nada importante va a suceder hasta el tramo final de los capítulos, restando así fuerza a todo lo que pasa previamente. Ahí se juega mucho con la incógnita pero sin crear una atmósfera de suspense que atrape al espectador, hasta el punto de tirar mano de soluciones argumentales que cuesta entender cómo fueron aprobadas por alguien. Porque la idea original detrás de esas decisiones pueden ser adecuadas, pero la ejecución dista mucho de serlo.

El otro es que la serie se olvida de dar profundidad dramática a los personajes. La que mejor parada sale es Zoa (Amaia Aberasturi), pero más por oposición al resto que porque los guiones se lo trabajen realmente, ya que todo lo relacionado con su familia resulta cansino cuando la serie pretende que sea ese asidero emocional que otorgue más entidad al conjunto.

Por desgracia, todo es aún peor con el resto, reducidos a meras marionetas que se ajusten a las necesidades que tenga la historia en ese momento, trabajando además muy mal todo lo relacionado con aquellos que van a acabar mostrando otra cara. Todo se ve venir a la legua, pero es que además la primera vez que pensamos que va a acabar sucediendo esto o aquello esperamos que no sea así por lo perezoso, absurdo o poco atractivo que nos resulta la idea.

Nada llega a funcionar

Ni siquiera los escenarios resultan especialmente estimulantes, pues de entrada la isla sí que tiene cierto componente vistoso que invita a pensar que por ahí la cosa podría ir a más. No es el caso, pronto todo acaba reducido a las mismas localizaciones -de nuevo, dar vueltas sobre lo mismo una y otra vez-, y los intentos de darle más hondura a través de las pequeñas revelaciones sobre esa distopía ecológica que es Edén tampoco ayudan demasiado a la causa.

Todo eso lleva a que 'Bienvenidos a Edén' sea una serie que se siente vacía. Hace no mucho se decía de algunas películas que ojalá hubiesen sido series para aprovechar a fondo la historia que contaban. Aquí sucede justo lo contrario, pues se habría agradecido un enfoque mucho más directo, pero es que incluso en su desenlace se opta por la línea de seguir estirando más el chicle. Otra cosa es que lleguemos a ver cómo continúa la historia, pues eso dependerá de su éxito.

Por lo demás, los actores no es lo que destaquen ni para bien ni para mal, pero están tan limitados por el material con el que juegan que algunos acaban contagiados por esa monotonía que una serie de estas características no puede permitirse. Vale que llega un punto en el que el nivel de violencia crece y eso añade cierta dosis de incertidumbre, pero para entonces ya poco te importa que ganen los buenos o los malos... o simplemente de qué bando está cada uno.

Y al final esa acaba siendo su perdición, porque algo imprescindible a la hora de seguir adelante con una serie es que te entretenga. Puede fallar todo lo demás, ser ridícula o no sostenerse por ningún lado, pero si ni tan siquiera logra engancharte por ahí, te quedas sin ningún motivo para quedarte con ella. Y menos ahora, que la oferta televisiva es tanta que simplemente no damos para ver todo lo que nos resulta atractivo a priori.

En resumidas cuentas

'Bienvenidos a Edén' no es tan mala como 'Érase una vez... pero ya no', pero aquella al menos resultaba desconcertante en todo momento por la concatenación de decisiones incomprensibles, mientras que aquí simplemente confiaron en el tirón de la premisa y se olvidaron de desarrollarla de forma interesante. Que tener a gente guapa en el reparto no es suficiente.

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