Cine en el salón: 'Summer Wars', épico anime

Hay quienes hablan de él en términos de "el nuevo Hayao Miyazaki". Y si bien servidor no se atrevería a llegar a tanto, sí que es muy cierto que Mamoru Hosoda es, hoy por hoy, el nombre a tener en cuenta cuando se habla de lo mejor que, en el mundo del anime, nos está llegando desde el país del sol naciente. Un logro que el cineasta ha conseguido con tan sólo tres filmes en su haber —cuatro si contamos el largometraje que firmó de 'One Piece', esa serie de animación que vuelve chalado a quien la ve y que cuenta con una auténtica legión de seguidores—; tres muestras sobresalientes que arrancaban, allá por 2006, con esa pequeña gran maravilla que es 'La chica que saltaba a través del tiempo' ('Toki o Kakeru Shōjo').

Ganadora de prestigiosos premios de la animación y de dicho apartado en el Festival de Sitges del citado año, 'La chica que saltaba a través del tiempo', una suerte de secuela de la novela homónima de Yasutaka Tsutsui publicada en 1967, es una de esas películas de la que todo el mundo habla —y con razón— y que, adquirida a ciegas, pasó tras su visionado a convertirse en una de las cintas de "dibujitos" favoritas del que esto suscribe, fascinado como quedé tanto por su animación, a caballo entre el preciosismo y el detalle de las películas de Ghibli y la rapidez en la definición de rasgos de personajes que podemos ver en cualquier anime al uso, como por un guión y un desarrollo de los protagonistas que se alejaba de los estándares a los que estamos acostumbrados los aficionados al cine dibujado.

Y así, llevado por el fervor de lo que el visionado de 'La chica que saltaba a través del tiempo' había dejado tras de sí, aproveché no hace mucho para incorporar a mi videoteca los otros dos filmes de Hosoda, este 'Summer Wars' ('Samā Wōzu', 2009) que hoy ocupa nuestro/vuestro Cine en el salón y 'Wolf Children' ('Ōkami Kodomo no Ame to Yuki', 2012), la última producción estrenada por el cineasta nipón y, por supuesto, entrega no muy lejana de esta sección que tanto parece gustaros de Blogdecine.

Si 'La chica que saltaba a través del tiempo' era una apuesta firme por parte de Hosoda de darse a conocer con una cinta que tuvo una distribución inicial muy limitada y que fue ganando inercia con un boca a boca derivado por ejemplo del hecho de que en la sala de Tokyo donde se exhibía había una cola continua y los espectadores llegaban a verla de pie; 'Summer Wars' iba a partir de una concepción completamente diferente, postulándose como un blockbuster veraniego dirigido a todo tipo de público y anunciado a bombo y platillo al modo de cualquier superproducción estadounidense, con gran cobertura mediática.

Para ello, Hosoda —responsable de la historia— y el guionista Satoko Okudera concretan una historia que, hincando el diente en las realidades virtuales, las redes sociales, Second Life y el abuso de las nuevas tecnologías como parte inherente de nuestro devenir diario, se mueve a dos niveles muy bien diferenciados que quedan intercomunicados a lo largo y ancho de las casi dos horas de metraje sobre las que se prolonga la acción. Una acción que arranca presentándonos a OZ, una masiva realidad virtual simulada por ordenador que cuenta con millones de usuarios y en la que bajo el anonimato que proporciona un avatar completamente personalizable, uno puede hacer cualquier cosa.

En este contexto, conoceremos a Kenji, un joven con un especial don para las matemáticas y a Katsui, la chica más popular del instituto que arrastrará al primero a la celebración del 90 cumpleaños de su abuela a un pequeño pueblo llamado Ueda, cuyas tradiciones y herencias milenarias contrastan fuertemente con el mundo tecnificado del que vienen los dos adolescentes. Allí, y tras crackear un código numérico que ha recibido por sms, Kenji provocará que Love Machine, una inteligencia artificial que habita en OZ, comience a hacerse con el poder de esta vasta red social, provocando un caos que puede terminar en un auténtico desastre nuclear.

Caracterizado OZ por una animación generada por ordenador que se beneficia sobremanera de las técnicas digitales, y con el mundo real marcado a fuego por el hiperdetallismo derivado del fantástico diseño de producción del que es responsable Youji Takeshige —antiguo colaborador de Ghibli que deja notar, y cómo, la influencia del trabajo desarrollado junto a Miyazaki—, el contrastado equilibrio que la cinta mantiene entre los combates al más puro estilo manga que vemos en el mundo virtual y el humor costumbrista con el que se caracteriza todo aquello que transcurre en Ueda es, probablemente, uno de los mejores valores que ofrece el visionado de 'Summer Wars'.

A él vienen a unirse los muchos personajes que conforman la familia de Katsui —a cada cual más carismático y peculiar—, la espléndida tarea de dirección de Hosoda, que no deja que el ritmo decaiga ni un sólo instante y, por supuesto, un tramo final de metraje cuyo carácter épico e intensidad servirían de sobrados justificantes para el visionado de un filme que, a pesar de alguna que otra carencia —la ocasional animación de los personajes como si de un burdo producto cómico de anime se tratara— se eleva hasta rozar lo sobresaliente que su directa antecesora también alcanzaba. Huelga decir que, tras las dos espectaculares experiencias que han sido el par de primeras producciones de Hosoda, las ganas de consumir 'Wolf Children' se han visto multiplicadas por 10 y que, como decía más arriba, la tercera muestra del talento del nipón no tardará en aparecer por estos lares. Permanezcan atentos.

Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com

VER 27 Comentarios

Portada de Espinof