‘Círculo’, interminable exploit de ‘Cube’

Hasta el título lo confirma. Si ‘Cube’ (1997), rompedor debut de Vicenzo Natali en el largo de scifi-terror, ya era un ejercicio de aprovechamiento cinematográfico casi minimalista, esta pequeña propuesta intenta aprovechar aquella idea de colocar a desconocidos en una situación de vida o muerte dentro de un marco geométrico conocido. En este caso, un círculo con cincuenta personas que, asimismo, no deben salir de otros pequeños círculos.

Más allá de la similitud con aquella, el planteamiento podría haber salido de la mente de Rod Sterling o Richard Matheson, en plena fiebre creativa para sus pequeños episodios de ‘The Twilight Zone’. Cada dos minutos, uno de los cincuenta muere, la elección consciente o inconscientemente se hace por sus compañeros, hasta que solo quede uno. Lamentablemente, la idea, tan brillante sobre el papel, llega muy muy justa para llenar un episodio de aquella serie o uno de ‘Black Mirror’ estirando mucho.

Idea desaprovechada

En consecuencia, a menos de hora y media, ‘Círculo’ (2015) se hace excesivamente larga. Un concepto sobreestimado que, desde su limitado mecanismo visual a su torpeza en dramaturgia, yerra estrepitosamente en su desesperado intento por conseguir ser una obra de culto. En ocasiones uno parece estar presenciando un episodio de ‘Ahora Caigo’ con algunas reglas modificadas y sin Arturo Valls haciendo chistes malos.

Cimentando su debate en la muerte de desconocidos por decisión más o menos colectiva, el sustrato ético de la decisión de quién merece morir y quién no maneja la confección de un guión que, de primeras, planta frente a frente a un grupo de personajes basados en los estereotipos más facilones y esperables posibles. Mientras votan quien debe morir o no, la sombra de las nominaciones de realities varios campa como posible mensaje social, el problema es que, sin las luces de neón, no hay tanta diferencia con estos.

Los cineastas Aaron Hann y Mario Miscione han modelado a un grupo de seres humanos demasiado aburrido y plano. El hombre de negocios irascible y arrogante, La jovencita embarazada, el criminal tatuado, la niña, la vieja. Un predecible plantel de serie B que podría funcionar entre ellos si tuvieran aristas o pensamientos ocultos y no se limitaran a poner en palabras lo que llevan escrito en la frente.

Monotonía creciente

Una pena, puesto que la idea comienza funcionando, cuando aún la gasolina de la intriga inicial sigue reproduciéndose en la urgencia por las desapariciones constantes y algunos planteamientos de la naturaleza humana que, lejos de tener continuidad, se tornan en repetitivos. Cada vez menos y menos interesante, la monotonía se adueña de la dinámica de grupo creando un continuo de personajes que tratan de disculparse para posteriormente morir.

Cuando llega el momento en el que los participantes de la macabra selección deben crear tratos, buscar fórmulas y pactos el suspense se ha disuelto del todo y la acción se estanca aún más sin llegar a los cincuenta minutos de metraje. El resto de muertes y desapariciones apenas acapara ninguna sorpresa y deja un tedioso último tramo en el que el espectador sólo podría disfrutar estando en una suerte de representación, en vivo, participativa, de la idea.

La previsible conclusión expone la intención de crear una alegoría del sistema político americano, pero las ideas están tratadas con tal brocha gorda que asfixia la sátira. ‘Círculo’ difícilmente invita a una discusión moral. Superficial y facilona, simplifica dilemas sociales complejos a nivel de primaria y su estudio de la crueldad humana es tan apática e ineficiente como su valor de entretenimiento.

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