Cómic en cine: 'Kick-Ass - Listo para machacar', de Matthew Vaughn

Matthew Vaughn no llegaba de nuevas en lo que a cómic se refiere cuando decidió ponerse al frente de 'Kick-Ass - Listo para machacar' ('Kick-Ass', Matthew Vaughn, 2010). A fin de cuentas, el cineasta británico ya había rodado esa espléndida y bella adaptación de la obra de Neil Gaiman y Charles Vess que fue 'Stardust' (id, Matthew Vaugh, 2007). Pero una cosa es poner en imágenes un cuento lleno de fantasía y otra muy distinta era acercarse a las bestiales viñetas guionizadas por Mark Millar y dibujadas por John Romita Jr.

Del genial guionista escocés y de sus muchas y brillantes idiosincrasias ya hablamos largo y tendido con motivo del estreno de 'Kingsman. Servicio secreto' ('Kingsman. The Secret Service', Matthew Vaughn, 2015) —para el que esto suscribe, y sin ningún atisbo de duda, una de las mejores cinco películas de lo que llevamos de año—, así que, como es habitual en este especial, centraremos primero nuestra atención en dar unas breves pinceladas acerca de un cómic que, desde su primer número, tuvo una descarada vocación cinematográfica.

'Kick-Ass', el cómic

Publicado a lo largo de ocho números entre abril de 2008 y marzo de 2010 —y si no os salen las cuentas, es normal, la película se empezó a rodar antes de que los citados autores hubieran dado cierre a la primera serie— 'Kick-Ass' fue una de esas sorpresas hecha cómic que te cogen por las gónadas y no te sueltan durante el tiempo que estés absorto en la lectura. Daba igual que antes de asomarte a sus páginas hubieras consumido todo lo que Millar había escrito hasta entonces, nada te hubiera preparado para lo que la historia de Dave Lizewski y Mindy Macready iba a ofrecerte.

Héroes al ras del asfalto de la Gran Manzana. Esa es quizás la mejor forma de caracterizar lo que la pareja que ya nos había sorprendido con su fantástico acercamiento a Lobezno —durante aquellos doce soberbios números recogidos bajo el título de 'Enemigo del estado'— iba a regalarnos con un cómic escrito por un "friki" irredento que, protagonizado por "frikis" irredentos, tiene diálogos que parecen estar sacados a pie de calle grabados de cualquier conversación de esas que suelen tener lugar en las tiendas de cómics.

Pero esta historia sobre jóvenes que se lanzan sin pensar a intentar defender a su manera la justicia y la verdad —obviaremos aquí lo del "modo de vida americano"— no es sólo un cúmulo de frases descacharrantes y detalles por doquier de la cultura popular. No. Estas viñetas son, primero, una excelsa declaración de amor por parte de Millar y Romita al medio que los ha elevado a la categoría de estrellas.

Del guionista porque mucho es lo que estas páginas disertan acerca de su íntimo conocimiento tanto del mundo del cómic de superhéroes como del noveno arte en general y porque, indudablemente, siguen siendo el púlpito desde el que Millar habla, entre otras muchas cosas, acerca de la hiper-violencia que, sin darnos cuenta, forma parte de nuestra vida diaria. Del dibujante porque, sinceramente, ésta es una de esas cabeceras que Romita había nacido para dibujar.

Sin cortarse ni un pelo, ni amedrentarse en ningún momento por ese que dirán que tanto afectó al mundillo de los cómics décadas ha, 'Kick-Ass' es todo un compendio de sangre y visceras mezcladas con personajes a los que resulta inevitable tomar cariño con unas pocas viñetas. Una lectura que todo amante del medio debería haber hecho ya indefectiblemente y que, en lo personal, se sitúa como uno de mis referentes ineludibles cuando toca hablar de lo mejor que el cómic de superhéroes —entendido éste en su más amplia acepción— ha dado desde el cambio de siglo.

'Kick-Ass - Listo para machacar', genial adaptación

Con los derechos de su adaptación vendidos incluso antes de que se pusiera en la calle el primer número de la colección, y las líneas argumentales de cómic y película desarrolladas en paralelo a lo largo de casi el mismo número de meses, quizás usar aquí el término adaptación sea una gran licencia por parte del que esto suscribe cuando, en realidad, Millar y Vaughn trabajaron codo con codo determinando las líneas que iban a regir el funcionamiento de la producción cinematográfica y cuánto se iban a terminar apartando éstas de lo que veríamos en viñetas.

Y eso es lo que hace que, por encima de otras disquisiciones, 'Kick-Ass' sea una cinta que más que adaptar unas páginas que —como apuntaba más arriba— no habían sido publicadas en su totalidad cuando el filme se puso en marcha, lo que termina haciendo es complementar a éstas de tal manera que, partiendo del mismo esqueleto, uno pueda asomarse bien al tebeo bien a las dos horas de metraje y comprobar como se da perfecta cuenta a aquello de las diferentes necesidades que uno y otro tienen.

(SPOILER ALERT) Materializándose dichas necesidades en diferencias que se mueven entre lo discreto y lo discrecional, resulta curioso acercarse por separado a uno y otro producto e ir señalando lo que en uno se ha resuelto de una manera y en el otro de otra muy distinta atendiendo a lo que cada tipo de público está dispuesto a asumir. Y en este sentido, creo que los dos ejemplos más claros de lo que película y cómic ofrecen de distinto son, el modo en el que se resuelve la relación entre Dave y Kate y, por supuesto, la forma en la que Vaughn y Jane Goldman rubrican el clímax.

Era necesario. Habíamos echado tanta leña al fuego que necesitábamos un momento a lo Luke Skywalker destruyendo la estrella de la muerte.

Así es como defiende Millar el hecho de que, en lugar de Mindy —espléndida y muy creíble Chloe Moretz— acabando de un hachazo con la vida del mafioso interpretado por el siempre genial Mark Strong, la escena en cuestión implique un jetpack y el uso de un bazoka. No hay pegas que ponerle a tal decisión cuando la misma resuena de similares maneras a como lo hace toda la violencia que vemos en las páginas. En otras palabras, que tanto una como otra resolución son, qué duda cabe, 100% Millar.

Como también lo son unos diálogos y situaciones que hablan mucho y de forma muy intensa del íntimo compromiso de Vaughn y Goldman de hacer que las sensaciones que transmitiera todo el metraje de la cinta fueran las mismas que las que los lectores habíamos ido encontrando en los ocho números que habían sido publicados bajo el sello ICON de Marvel. No hay equivocación posible, 'Kick-Ass - Listo para machacar' y 'Kick-Ass' —el cómic— son hijos de los mismos padres, gemelos univitelinos con pequeños rasgos diferenciadores que caracterizan a uno y otro medio.

Y si en uno son las formas narrativas de Romita las que hacen de la lectura una experiencia muy cinemática, en ésta es la soberbia dirección de Vaughn la que acerca el celuloide a postulados extraídos de las viñetas, resultando un filme que —sin llegar al histrión de títulos como '300' (id, Zack Snyder, 2006) o 'Sin City' (id, Robert Rodríguez, Frank Miller y Quentin Tarantino, 2005)— diserta a placer sobre los muchos lugares comunes que ambos mundos comparten.

Divertimento en extremo, 'Kick-Ass - Listo para machacar' es por derecho propio un filme que añadir a la selección de lo mejor que el séptimo arte ha podido ofrecer al acercarse a las viñetas en esta actual fiebre por un mundillo que queda dignificado —aunque a ojos de los que lo consideramos una forma superior de expresión artística esto no sea necesario— en virtud de un título que, consciente de su condición de tebeo en imágenes, es inequívocamente cine.

Otra crítica en Blogdecine | Kick-Ass: Listo para bostezar

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