Disney: 'Tod y Toby', de Ted Berman, Richard Rich y Art Stevens

De la misma manera que comenzaba la entrada correspondiente a 'Los rescatadores' ('The Rescuers', John Lounsbery, Wolfgang Reitherman y Art Stevens, 1977) apuntando que la relevancia del clásico número 23 de la Disney recaía inicialmente en el hecho de ser la última producción de los estudios que fue responsabilidad de los hombres de la vieja guardia —aquellos animadores que se habían formado bajo la tutela de Walt Disney—; la cinta que hoy nos ocupa supone, obviamente, la primera de la compañía completamente animada por los nuevos nombres, esos que a finales de la década de los ochenta, devolverán el lustre a la casa de Mickey Mouse.

Eso sí, en el ínterin entre 'Los rescatadores' y la historia de Ariel, lo que nos encontraremos serán cuatro títulos de los que servidor —como ya veremos en su momento— sólo destacaría uno, haciendo gala el resto de la misma alarmante desorientación que atrapó a esos denodados intentos de la empresa comandada por Roy Miller, el yerno del fallecido Walt, de dar con nuevos productos con los que atraer a un público de rango de edad diferente al infantil al que siempre habían ido dirigidas las producciones de la compañía.

Edulcorantes sin estabilizantes

Centrando dichas intenciones en la práctica totalidad de esos irregulares filmes de imagen real cuyas críticas tenéis a vuestra disposición en Cine en el salón, lo que encontramos en 'Tod y Toby' ('The Fox and the Hound', Ted Berman, Richard Rich y Art Stevens, 1981) es precisamente todo lo contrario, esto es, una propuesta infantiloide hasta decir basta que toma una novela de marcado talante adulto en la que se analiza la vida animal con toda la crudeza y crueldad que ésta reviste y la dulcifica hasta tal punto que la torna en irreconocible.

No es que dicha práctica sea una novedad per se en el cine Disney, a fin de cuentas es algo que siempre se le ha achacado a las cintas de la productora hasta tiempos recientes en que las cosas han comenzado a virar sensiblemente hacia otras tendencias; pero no deja de ser llamativo que de todo lo que ponía en pie el texto original Danniel P. Mannix lo único que queda en la cinta animada es que sus protagonistas sean un zorro llamado Tod y un sabueso de caza llamado Copper —nombre que en la versión española se cambió por el de Toby.

También es muy llamativo, aunque no sea algo que tiene trascendencia directa en lo que podemos ver en el filme, que las fricciones entre las vetustas prácticas de animación que aún primaban en los estudios a finales de la década de los setenta y los renovados aires que traían nombres como Ron Clemens o Don Bluth, chocaran de frente hasta tal punto que provocaran la airada marcha del segundo, cabeza más visible de un nutrido grupo que abandonó la Disney debido a la notoria incapacidad de la compañía de dejar atrás los anquilosados esquemas del pasado.

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'Tod y Toby', esquemas desgastados

Unos esquemas que en 'Tod y Toby' se aplican con plantilla y que, salvo el comienzo y el clímax, construyen un filme plano, desvaído de carisma e interés y con unos personajes definidos con cuatro brochazos dados a destiempo que no son más que estereotipos reciclados de anteriores producciones de la casa. Y si tanto Tod como Toby son claros ejemplos de ello, y la granjera y el cazador no hacen más que reforzar la impresión de que todo lo que vemos aquí ya lo habíamos visto anteriormente, es en la pareja de pájaros donde la cinta demuestra sus más notorias incapacidades.

Alivio cómico ineficaz y deslucido, todo aquello que concierne al pájaro carpintero, a su compañero y a los denodados intentos de ambos por capturar a un escurridizo gusano de seda es de un inservible tal que, tomadas todas las escenas en las que ambos aparecen y eliminadas del metraje, el sentido de éste no se vería alterado en un ápice, demostrando una vez más la compañía que la pérdida de rumbo desde que su capitán desapareciera casi tres lustros atrás era ya la tónica dominante en unas producciones de las que poco o nada había que destacar.

En el caso de 'Tod y Toby', como comentaba más arriba, el limitado interés que la cinta podría revestir queda reducido a ese aterrador comienzo —que, no obstante, retrotrae al espectador de forma directa a 'Bambi' (id, David Hand, 1942)— y, por supuesto, el enfrentamiento final entre Tod, Toby y ese enorme oso que nada tiene que ver con Baloo o Little John y que, siendo honestos, es de las mejores escenas animadas que le habíamos visto a una cinta Disney en años, transmitiendo una sensación de peligro asombrosa que, no obstante, queda deslucida por lo inane del conjunto que compone este olvidable "clásico" de la productora.

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