Así es 'El libro de la vida', la película que todo el mundo está comparando con 'Coco'

El pasado viernes llegó a los cines españoles ‘Coco’, la magnífica película de Pixar alrededor de la festividad mexicana del Día de los Muertos. Sin embargo, no es la primera cinta animada que utiliza esa celebración para dar forma a su historia, ya que en 2014 se estrenó ‘El libro de la vida’ (‘The Book of Life’), una producción más modesta cuyo impacto en taquilla también fue mucho menor.

Durante esos tres años de separación no han faltado las críticas a Pixar por estar copiando a ‘El libro de la vida’, algo un tanto ridículo cuando nadie había tenido la oportunidad de ver ‘Coco’. Más adelante valoraremos hasta qué punto tienen importancia esos parecidos, pero primero pasemos a hablar de los méritos propios de la cinta dirigida por Jorge R. Gutiérrez, una propuesta apasionante visualmente pero que no está al mismo nivel en términos narrativos.

Una historia de amor

Manolo, Joaquín y María, tres personajes y un triángulo amoroso que va a ser sobre lo que realmente gire ‘El libro de la vida’, añadiendo un interesante elemento externo con la presencia de dos personajes sobrenaturales que han hecho una apuesta sobre quién se casará finalmente con ella. Y todo esto forma parte de la historia que una misteriosa mujer está contando a unos niños que está visitando un museo. Tranquilos que es todo mucho más sencillo de lo que suena.

Al final el hecho de ser una historia contada no es más que una forma de dar la sensación de que se nos está contando un cuenta y dicho recurso solamente tiene una importancia real al principio y al final -hay alguna interrupción para que no se nos olvide y reforzar lo que se quiere transmitir en ciertos instantes, pero tampoco aporta demasiado-. Se deja entonces que ese triángulo romántico cumpla su función, aunque prestando especial atención al personaje de Manolo.

Manolo soñaba con ser músico pero la tradición familiar le ha llevado a convertirse en un peculiar torero: se niega a dar muerte a los animales al considerarlo innecesario. Ahí surge un conflicto que será otro de los hilos conductores de ‘El libro de la vida’, el cual además se resuelve de forma acertada y vinculándolo a la progresión dramática del arco principal. Ese es quizá el mayor acierto de un libreto firmado por el propio Gutiérrez y Doug Langdale que no resulta tan estimulante en otros aspectos.

Virtudes y defectos de ‘El libro de la vida’.

Empecemos por las virtudes: ‘El libro de la vida’ escapa de la dinámica que uno esperaría de ese trío, consiguiendo que ella sea una mujer fuerte y con ideas propias que no sucumbe a los métodos de seducción más facilones, mientras que también evita la tendencia a convertir a uno de los dos hombres en el villano. Luego es cierto que el desarrollo individual de Joaquín es un tanto discreto, pero la idea de Gutiérrez era hacer una trilogía -la segunda parte ya está en marcha- con cada entrega centrándose más en uno de ellos, por lo que eso es algo que debería remediarse.

La cosa ya cambia cuando nos fijamos en los elementos sobre los que se asienta la historia, ya que sí surgen ciertos tópicos asociados a la imagen de los mexicanos que llaman la atención. ¿Quizá una concesión para poder hacer la película y llegar a un público más amplio? Podría ser, pero por ahí se empieza para luego acabar cayendo en un error más grave, la incapacidad para tener claro cuándo hay que acelerar y cuánto tomárselo por calma, creando así cierta insatisfacción en lo referente al ritmo que, por desgracia, también afecta a los personajes.

Y es que es verdad que ‘El libro de la vida’ nunca se convierte en un correcalles, pero sí que falla a la hora de establecer la empatía necesaria con los personajes más allá de Manolo. Es lógico que algunos secundarios queden reducidos a aportar detalles muy concretos -los antepasados del protagonista y sus cómicas muertes-, pero todo lo referente a la amenaza que cierne sobre el pueblo resulta demasiado convencional y Gutiérrez nunca se preocupa en darle suficiente importancia al gran objetivo del villano cuando es un detalle esencial en la mitología de ‘El libro de la vida’.

Además, por un lado tenemos múltiples intentos de dotar de corazón al arco de Manolo, pero aquí se nota demasiado que eso acaba dañando al resto e incluso provoca que la propia aventura del protagonista resulte un tanto sobrecargada. Agradezco mucho sus estupendos diseños -aquí se potencia su toque cartoon-, lo colorida que resulta y una animación en 3D con cierto espíritu de stop-motion, pero hay ocasiones en las que eso parece tener más importancia que una evolución natural de la historia.

Lo curioso es que tampoco termina de sacar provecho a la multitud de ingredientes con los que juega, quedando a veces relegados a ser poco más que simples decorados y en otros casos un difuso acercamiento a un universo que luce mejor a primera vista que cuando toca conocerlo en más profundidad. Por suerte, el viaje, tanto emocional como físico, de Manolo tiene el suficiente gancho como para que nunca desconectemos, pero lo que debería haber sido una película preciosa se queda en una con momentos que lo son.

Los escasos parecidos con ‘Coco’

Es muy fácil dejarse llevarse por la tentación de que ‘Coco’ sea una copia disfrazada de ‘El libro de la vida’, pero a la hora de la verdad apenas encontramos parecidos superficiales. Tomemos por ejemplo la imagen de más arriba, consecuencia directa del mayor punto de encuentro entre ambas producciones, ya que tanto Manolo como Miguel quieren ser dedicarse a la música y su familia se opone a ello.

En ambas imágenes -donde sí se equivocó Pixar fue lanzando justo esa fotografía como una de las primeras para presentar la película al público- vemos cómo están con una guitarra, pero se trata de situaciones muy diferentes, en ‘Coco’ viene a ser el principio de su viaje, mientras que en ‘El libro de la vida’ es un momento culminante. Además, la música siempre ha tenido una presencia esencial en el Día de los Muertos y es muy fácil encontrar imágenes como la justo debajo de estás líneas que deberían zanjar cualquier polémica al respecto.

Más allá de eso encontramos otros elementos en común fruto de la simple utilización del Día de los Muertos en la historia. Y es que si quieres mostrarla de forma más o menos fiel tienes que utilizarlos, lo cual sería como decir que algunas películas navideñas plagian a otras por usar a Santa Claus o los típicos árboles. Y no voy a entrar en que ciertos momentos puedan recordar a otros por la ropa que llevan los personajes. ¿De verdad que un mexicano lleve un sombrero característico es algo que alguien pueda creer que ‘Coco’ le haya quitado a ‘El libro de la vida’?

Además, ‘Coco’ realmente utiliza el Día de los Muertos como eje del relato y lo explora a fondo, mientras que en ‘El libro de la vida’ forma parte del telón de fondo y apenas gana presencia durante su tramo final, pasando con cierta rapidez por todo lo que lo convierte en algo único. Y sí, también ambas tienen un toque muy colorido, pero es que volvemos a encontrarnos con que eso es algo que define al Día de los Muertos. No nos inventemos polémicas.

En definitiva, ‘El libro de la vida’ es una película estimable con un gran acabado visual dentro de su apuesta pero cuyo guion simplemente no está a la misma altura y eso le impide alcanzar cotas más altas. También es claramente inferior a ‘Coco’ y los puntos en común entre ambas son demasiado superficiales como para ponernos a hablar de plagios o inspiraciones excesivas.

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