'Los espabilados': una luminosa serie de Movistar+ que se ve lastrada por su positivismo de libro de autoayuda

Reconozco que tenía ganas y bastante curiosidad por ver la nueva serie de Albert Espinosa. No es que sea admirador de sus novelas pero sí que 'Pulseras rojas' ('Polseres Vermelles') me fascinó en su momento. Sin embargo, su nueva serie, 'Los espabilados' carece por completo de la magia que existía en el drama catalán.

Estrenada hoy en Movistar+, la serie está basada en la novela del propio Espinosa 'Lo que te diré cuando te vuelva a ver'. Con siete capítulos de media hora cada uno, seguiremos la historia de un grupo de chicos que deciden escapar de un hospital psiquiátrico infantil. Primera parada: Barcelona y, de ahí, a Europa.

Dirigida por Roger Gual con libreto de Espinosa, el reparto está formado por  Álvaro Requena como Mickey L'Angelo; Marco Sanz como Yeray; Sara Manzano como Guada; Aitor Valadés como Samuel; y Héctor Pérez como Lucas. De la parte adulta tenemos a Miki Esparbé en el papel de Izan, un  detective que irá en la busca de estos niños; Àlex Brendemühl como el doctor Del Álamo; y Marta Torné como novia de Izan.

En el centro de este grupo de fugitivos está Mickey (Requena), que será el encargado de llevarnos y narrar esta aventura con ruptura de cuarta pared de vez en cuando. Será el primer personaje que veamos, hablándonos a la cámara como parte de una dinámica que le propone un médico. Y ahí ya se ve, o al menos se intuye, lo que nos espera.

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Positividad de Instagram

Todo en 'Los espabilados' respira una positividad de libro de autoayuda. Nada extraño viniendo de quien viene. El problema es cuando está tan lleno de líneas únicas que parece que estamos inmersos en la tienda de Mr. Wonderful en vez de en una serie de ficción. El mensaje, si bien es necesario, pierde eficacia debido a su omnipresencia y obviedad.

Porque Espinosa reivindica aquí el sentimiento de pertenecer a un grupo, de aspirar aires de libertad, de que a pesar de las dificultades y las características de cada uno, por muy mal que se esté o por mucho "trastorno" que haya, siempre hay algo que nos levanta y que nos lleva a volar alto.

Donde 'Pulseras rojas', si bien tenía estas intenciones, apostaba más por la emoción, aquí no existe tal melodrama. Lo que hace que, quizás, se resalte más esa sensación de que estamos ante un libro de autoayuda en siete episodios antes de en un buen drama adolescente.

El guion es básico. Es cierto que estamos con una serie de corte juvenoinfantil, pero eso no justifica la pereza a la hora de diseñar, sobre todo, a los personajes adultos —los médicos "rivales", por ejemplo, son de lo más estereotípicos—. Tampoco justifica que esté todo tan masticado y simplón, sobre todo cuando hablamos de temas muy complejos como la enfermedad mental.

Un reparto joven que funciona mejor cuando se les deja a su aire

Tampoco ayuda que los chavales sean bastante primerizos, lo que causa que los diálogos sufran de cierta exageración e intensidad. Cuando mejor funciona el reparto es cuando pueden ir más a su aire, disfrutando de las situaciones que se les plantean en el camino. Es una labor de equilibrio difícil entre lo que a los chicos les sale de forma natural y lo que quiere Gual que hagan.

Con episodios de media hora, 'Los espabilados' se muestra como un drama ligero que funciona mejor cuando se desmelena en su, en cualquier caso, propuesta inofensiva. Sin embargo, su tendencia a los one liners y al positivismo de Instagram lastran, mucho, el espíritu que quieren transmitir con la serie.

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