'Falling': el debut de Viggo Mortensen como director es un incómodo drama familiar que se apoya en un formidable Lance Henriksen

Tras su presentación en el Festival de San Sebastián, donde se entregó el Premio Donostia a Viggo Mortensen, ha llegado a nuestras carteleras el drama 'Falling'. Mortensen debuta como director con este largometraje del que también es productor, autor del guion y la música, además de interpretar uno de los papeles principales.

Un cuento íntimo y personal

Es, por tanto, una obra muy personal para la estrella, que ha dedicado su ópera prima a sus hermanos. Aunque la familia de Mortensen ha tenido que lidiar con la demencia, la película "es 99,9% ficción", según ha declarado el actor y realizador. "Lo que me estimuló para escribir esta historia tiene que ver con cómo me sentía acerca de mis padres", ha dicho Mortensen.

Es también interesante otro pensamiento que ha destacado como inspiración para el proyecto: "Lo que siento que está pasando en nuestra sociedad en los últimos años, la polarización, la incapacidad o la resistencia que tiene la gente para comunicarse, y cómo te enfrentas a lo que ves y oyes: lenguaje odioso, misoginia, racismo, homofobia, esas cosas surgen". Este conflicto está plasmado en la relación del veterano Willis (Lance Henriksen) con su familia.

A esta preocupación sobre la incomunicación, que puede causar un distanciamiento entre seres queridos, se une el esfuerzo de Viggo Mortensen por comprender a sus padres, así como la enfermedad que fue deteriorando su memoria. De este modo, 'Falling' no solo gira en torno a la relación de un padre con su hijo o los efectos de la vejez sino también en la identidad, en quiénes somos y cómo construimos nuestra realidad.

Nuestro mundo interno, construido a partir de una percepción individual de las cosas, que factores como la vejez o la enfermedad pueden condicionar hasta tal punto que todo en lo que te has apoyado para construir tu personalidad puede mezclarse y desvanecerse, dejándote solo y perdido. El film busca reflejar el desconcierto del Willis anciano, ante la realidad y las personas que le rodean; ya no puede confiar en recuerdos, hechos o convicciones.

La confusión, unida al dolor, achaques de la edad y remordimientos, sumergen al personaje en una auténtica pesadilla, una muy real y cercana para muchas familias, haciéndole sentir inútil ante el inevitable encuentro con sus mayores temores e incapaz de hacerse entender. En esta lucha constante parece encontrar alivio momentáneo en el recurso al alcohol (que luego afecta negativamente a su estado de ánimo) y, sobre todo, en la vida que eligió llevar en la granja, donde se siente cómodo y seguro. En su casa, con sus reglas.

Lamentablemente, ya no está en condiciones para llevar a cabo todo el trabajo y el mantenimiento necesario, pero tampoco está abierto a adaptarse o dejarse ayudar. Está acorralado, y cuando se le cuestiona ataca, insulta, como una forma más de aislamiento y autodestrucción; da la impresión de no tener más recursos para relacionarse con los demás, por muy dulces o comprensivos que sean.

Pese a todos los defectos y la actitud agresiva de Willis, tanto en su versión anciana como en joven (Sverrir Gudnason), Viggo Mortensen adopta una perspectiva compasiva ante el personaje del padre, intentando comprenderle. La formidable interpretación de Henriksen, arropado eficazmente por Mortensen (quien se vio obligado a actuar para reunir la financiación) o Laura Linney, consigue que uno vaya más allá del juicio superficial y vea posible el perdón hacia este hombre que quizá no tendría salvación alguna en otra ficción actual.

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'Falling': el descenso al infierno de un padre

"Siento haberte traído a este mundo para que tengas que morir", dice Willis a su hijo. Para Mortensen, "esa frase es la película". Se percibe el amor que siente, pero no sabe cómo expresarlo. Es un film incómodo, que intenta alternar lo crudo con lo emotivo, que acude a gotas de humor para suavizar un relato que en ocasiones se vuelve insoportable, y puede resultar aburrido si no se conecta con el drama familiar, pero si se hace, estoy seguro de que el espectador quedará conmovido.

El cameo de David Cronenberg, muy cómodo en el rol de médico, es otro puntito a favor. No es la historia de siempre, y eso se agradece, aunque se echa en falta más ingenio en la puesta en escena. Ha confesado Viggo Mortensen que ya tiene otro proyecto entre manos, un western, espero que salga adelante pronto y pueda explorar más a fondo su faceta de realizador.

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