Festival de Sevilla 2022 | 'More than ever': Vicky Krieps se deja morir protagonizando una película tan sensible y bella que nos hará querer pasar nuestras próximas vacaciones en Noruega

Todos recordamos a Kanji Watanabe, el protagonista de 'Vivir', su aceptación lenta pero insalvable a la muerte y su deseo de hacer de sus últimos momentos algo que valiera la pena. 'More than ever' retoma las ideas de Kurosawa en una película adaptada a nuestros tiempos que reflexiona sobre el egoísmo de la muerte, el dolor de los que acompañan y un final a nuestra manera.

El último viaje

El único problema que tiene 'More than ever', desarrollada entre fiordos noruegos, pequeños pueblecitos, bosques exuberantes y cabañas a las que no llega señal del móvil, es que es una película que ya hemos visto. Por más pensadas que sean las decisiones de Hélène en su camino hacia la aceptación de una muerte digna, no son sorprendentes, ni es capaz de encontrar un ángulo que la convierta en imprescindible.

Sin embargo, su predictibilidad no es óbice para mostrar una sensibilidad exquisita en sus decisiones. Hélène viaja a Noruega con la idea de encontrarse a sí misma antes de morir, pero lo que acaba por encontrar es la realidad de sus próximos meses, en los que se va a debilitar y morir ahogada. En esos momentos, decide dejar de ser una carga y recorrer esos últimos momentos sola, en el paraíso sobre la tierra. Es una decisión emocionante, injusta, y, por qué no decirlo, con cierto tinte egoísta que sobrevuela la cinta.

Y es que el gran contrapunto de 'More than ever' viene del marido de Hélène, un hombre que, en el fondo, es el núcleo de los debates divisivos sobre la cinta y el que suscita mayores opiniones encontradas. Ante la aceptación de la muerte de ella, tenemos el intento desesperado de salvación de él, obsesionado con la idea de la esperanza, de los posibles donantes, de un futuro para los dos. Su cabeza es un continuo chorreo de ideas: vivir en Noruega, volver a casa, esperar un donante, preguntar al médico, abrazarla hasta que muera, dejar que se aferre a la vida. Ideas contradictorias que se agolpan en la cabeza de los que no les queda otra que esperar y aceptar.

Pues nada, a morirse

Como tercera rueda entre la mujer que acepta la muerte y el marido que se aferra a su vida, tenemos a un hombre que ha conseguido curarse después de estar al borde de morir, que ha aceptado su propia mortalidad y ha decidido pasar su vida en esa cabaña, apoyando a Hélène en cualquiera de sus decisiones. Es un personaje complejo que tristemente queda un poco aguado en una película repleta de aristas y complejidades, y que en la parte final de la película desaparece en lugar de desempeñar el papel crucial que se le adivina durante los dos primeros actos.

Vicky Krieps está, como habitualmente, gigantesca. Una de las mejores actrices de los últimos años siempre es lo más destacable de todo en lo que sale (ojo a 'La emperatriz rebelde' y cómo solo ella es capaz de llevar toda la película en sus hombros), pero aquí llega a otro nivel de sutileza en una película que a priori pide excesos dramáticos pero que ella eleva mediante la contención. Si 'More than ever' pasa de lo aceptable es gracias a ella, que antes de los 40 años ya se ha convertido en una grande.

No me gusta decir obviedades como que un lugar es "el gran protagonista de la película" o "un personaje más", pero... Noruega. Un país imposible de rodar mal, un país que la cámara de Emily Atef consigue mostrar con toda su intensidad, en el que la belleza de su naturaleza también se convierte en una amenaza mortal para la pobre salud de Hélène. Esta historia también podría haber transcurrido, más o menos igual, en la campiña inglesa, pero Noruega es lo suficientemente exótico, bello y único como para resultar al mismo tiempo fascinante, imponente... y peligroso.

Buscar en Google tu propia muerte

Nuestra sociedad ha apartado del todo las palabras relacionadas con la muerte. Ya no hay enfermos, hay luchadores. Ya no hay moribundos, hay esperanza. Nos aferramos a la vida tanto que no aceptamos que los demás no lo hagan: cuando Hélène acepta su destino, nuestro primer reflejo como espectadores es pensar que la película ha dado una solución unos minutos antes (el transplante de un doble pulmón) y que, lógicamente, la trama irá por ahí, que está delirando, que puede salvarse. Pero, poco a poco, vamos aceptando, al mismo tiempo que su marido, la realidad: ella no quiere un pulmón ajeno. Solo quiere pasar el tiempo que le queda de la mejor manera posible. Y sola. Su decisión inexorable se hace mucho más dura para nosotros que para ella misma, en parte porque vivimos en una sociedad que nos ha enseñado que eso no puede ser.


'More than ever' tiene hallazgos magníficos escondidos en su metraje, pero dejad que destaque uno: Hélène, aburrida, buscando en Google "Qué hacer mientras te estás muriendo" y encontrando tan solo mensajes de gente hablando de luchadores, mensajes vacíos de ánimo y ninguna respuesta real. Es uno de los muchos momentos en los que la realidad se abre paso entre las rendijas del metraje, convirtiendo a 'More than ever' en algo más que una película con trama predecible.

Y al final, salimos de la sala en paz, quizá con alguna de nuestras ideas trastocadas y cambiadas, aceptando un poco más el mundo que nos rodea tras una película que no nos insta a "disfrutar más de la vida" o a "luchar hasta el final por nuestro amor", sino a aceptar la muerte ajena (y, en cierta manera, la propia), la fragilidad del amor en tiempos complicados, el dolor de los que dejamos atrás. Y, ya puestos, sacar un par de billetes para Noruega.

Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com

VER 0 Comentario

Portada de Espinof