San Sebastián 2019: 'Diecisiete'. La película de Daniel Sánchez Arévalo para Netflix es una ligera y tierna comedia familiar

Aunque los festivales se han puesto de acuerdo en reivindicar la sala de cine, y la experiencia de ver una película junto a desconocidos en una habitación oscura sin las habituales distracciones domésticas, lo cierto es que Netflix no deja de aparecer en sus programaciones. Tampoco ha faltado en el Festival de San Sebastián, donde hemos podido ver 'Diecisiete', presentada fuera de concurso.

Desde que sus producciones fueron recibidas con abucheos en Cannes (el último año que les dejaron competir) se percibe cierta incomodidad al ver el logo de la plataforma en una proyección de un certamen de cine. Como si algo no estuviera bien. Casualmente, una inoportuna avería provocó que las luces del Teatro Principal se quedaran encendidas durante parte de la proyección, provocando la sensación de estar viendo Netflix en un (gran y lujoso) salón de casa.

Más allá de anécdotas o bromas cómplices de los acreditados, sólo es cuestión de tiempo que nos acostumbremos a ver las películas de Netflix en el cine. De hecho, la plataforma ya ha estrenado en salas comerciales títulos como 'Roma', y hará lo mismo con 'Diecisiete' o 'The Irishman'. Al final, los implicados en este negocio deben ponerse de acuerdo y permitir que el espectador elija: ir al cine o quedarse en casa. No debería ser tan complicado.

'Diecisiete': un sencillo ejercicio calculado en exceso

Seis años después de triunfar con 'La gran familia española', Daniel Sánchez Arévalo regresa con un nuevo largometraje en solitario para contarnos la historia de dos hermanos, Héctor (Biel Montoro) e Ismael (Nacho Sánchez), que se lanzan a la carretera con su abuela moribunda (Lola Cordón) y un perro abandonado para aprender algunas importantes e inesperadas lecciones de vida, el uno del otro. Un poco como 'Pequeña Miss Sunshine' pero más simple y menos afortunada.

Es una road movie ligera y familiar, simpática, inofensiva. Mi problema con 'Diecisiete' es que se siente tan calculada que nunca llega a funcionar del todo. Los personajes se comportan de forma caprichosa, a veces contradictoria, por necesidades del guion. Desde luego hay instantes bonitos, los actores aportan cierta gracia a los golpes de humor y el conjunto son 100 minutos que se digieren con facilidad, pero tienes que pedir muy poco a la película, o estar muy receptivo, para disfrutar con este relatito.

"Descubrí mi necesidad de volver a los orígenes, al punto de partida, pero con el bagaje y la experiencia que acumulo. Las cosas pequeñas, que son las que me interesan", declaró el director y coguionista sobre su último rodaje. Cabe señalar que Arévalo sigue fiel al estilo de su cine y personajes, no pretende ser quien no es, y esta honestidad patente durante todo el metraje, es apreciable. Sin embargo, cabe pedir más al director de 'Azuloscurocasinegro'. Porque puede darlo.

Y no es cuestión del tamaño de la producción o la historia, porque creo que la pequeña gran aventura que propone 'Diecisiete' podría haber sido más interesante con otra aproximación; con un guion más libre y menos prefabricado, con una música que no moleste subrayando lo que debemos sentir en cada escena, y un mayor foco en capturar el momento, la verdad que acaba traspasando la pantalla cuando los actores se dejan llevar por sus creaciones en la situación orquestada por el realizador.

La última apuesta de Netflix por el cine español ('Elsa y Marcela' fue la anterior) no es, en absoluto, un fracaso, estoy seguro de que agradará a bastante público, pero sí una pequeña decepción para los que esperaban la vuelta del mejor Arévalo.

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