Shyamalan | 'After Earth', el encargo

Si hay una cualidad que creo que resulta fundamental a la hora de entender lo mejor que el cine de Shyamalan nos ha dejado en los veintitrés años que han transcurrido desde aquellos primeros intentos de 'Praying with Anger' (id, 1992) esa es la relativa independencia y autonomía con la que el cineasta se fue moviendo de producción en producción atendiendo poco o nada a lo que la industria y el público parecían exigir de él. Una independencia que hasta su noveno filme, se había traducido en no asumir encargos de ningún tipo y en, para bien o para mal, filmar siempre de forma exclusiva guiones escritos por él mismo sobre las historias que le interesaba contar.

Pero dicha trayectoria cambió en el momento en que, tras estrellarse con 'El incidente' ('The Happening', 2008) y hacer lo propio con ese primer acercamiento al cine de "estudio" que fue 'Airbender, el último guerrero' ('The Last Airbender', 2010), Shyamalan se vio en la delicada tesitura de tener que comenzar a "pasar por el aro" de Hollywood si quería seguir teniendo opciones de dedicarse a aquello para lo que había demostrado en el pasado aptitudes propias de un genio del séptimo arte. Y es entonces cuando una fortuita llamada y una intención que venía de tiempo pasado colisionaron para dar este fruto inmaduro a ratos que es 'After Earth' (id, 2013).

La llamada era de un Will Smith que, con la excusa de felicitar a Shyamalan por su cumpleaños, quería tantear al director para que se hiciera cargo de una idea que el actor había puesto en pie en un primer borrador con la ayuda de Gary Whitta. La intención, una pretendida colaboración que ambos llevaban tiempo queriendo sacar adelante pero que, hasta entonces, por motivos diversos, no habían podido concretar. Resultado probable de la necesidad anteriormente apuntada y de lo muy atractiva que, según cuenta, le pareció a Shyamalan la historia de un padre y un hijo que se estrellan mil años en el futuro en una Tierra abandonada por la humanidad, quedaba sellado el que sería décimo título en la filmografía del director de ascendencia india.

¿Por qué Will, por qué?

Ingestas de miembros viriles al margen —mucho fue lo que ambos artistas celebraron en los medios de comunicación su colaboración y más lo que se alabaron desaforadamente el uno al otro— y dejando de lado las exaltaciones cienciológicas que muchos vieron en el metraje, lo que creo que nadie puede poner en duda una vez vista, es que 'After Earth' vuelve a ser, como casi todas las cintas por él protagonizadas, una producción enhebrada a mayor gloria de Will Smith y, en este caso en particular, de su hijo Jaden. Un "intérprete" éste que ya había sufrido el azote de la crítica con el remake de cierto filme de artes marciales de los ochenta y que aquí sería objeto de escarnio masivo.

Y no es para menos. Si en lo que respecta a Smith padre tenemos que aguantar la cara desprovista de emociones de una de las interpretaciones más lamentables del carismático actor, al centrar nuestra atención en Smith hijo, la lluvia de odio que el joven sufrió por su vehemente encarnación del joven que quiere seguir los pasos de su progenitor y convertirse en un guerrero capaz de acabar con una letal raza de extraterrestres, quizás no fuera merecida en su totalidad, pero si en un muy alto porcentaje por lo muy ineficaz que el adolescente se muestra a la hora de proveer de credibilidad a su personaje.

Un hecho éste que, a la postre, resulta letal para la apreciación de la cinta por cuanto la práctica totalidad de la misma descansa en lo mucho de los cien minutos en que la acción se centra, de forma exclusiva, en las tribulaciones del muchacho recorriendo la superficie de un planeta que en esos mil años que han transcurrido desde que el hombre lo abandonó, se ha transformado en un territorio salvajemente hostil para la raza humana. Coja pues en tan fundamental cualidad para el éxito de un filme, que padre e hijo se muestren notoriamente incapaces de provocar en el espectador algo más que una discreta simpatía, es un veneno que corroe el corazón de 'After Earth'.

'After Earth', una tímida recuperación

Ahora bien, si por un lado hemos de posicionarnos en una actitud negativa para con dicho sesgo de los resultados artísticos de la producción, por el otro hemos de celebrar, aunque no de forma efusiva —para qué engañarnos— que haya durante la duración del filme algunos momentos en los que se atisba al Shyamalan que nos cautivara en el pasado. Como digo, no son muchos, pero cuando aparecen hacen que la esperanza del reencuentro que fue obliterada y aplastada por sus dos anteriores filmes vuelva a resurgir tímida a la espera de que una nueva incursión en la gran pantalla nos demuestre, a los que lo tenemos en gran estima, que no fue lo de sus éxitos flor de un día.

Con el clímax como mejor ejemplo de esa tímida recuperación —y como momento de mayor exposición de la escueta partitura que James Newton Howard escribe para la ocasión— resulta muy llamativo observar que en esa rendición que suponía tanto 'Airbender...' como el presente filme, Shyamalan abandonara su eterna negativa a plagar su cine de trucajes digitales. Cierto es que, sin ellos, habría sido imposible levantar cualquiera de los dos títulos, pero quiero ver en el acercamiento a ambos del cineasta un cambio de posturas que, obviamente, nada bien sentó a su cine.

Queda pues 'After Earth' como un entretenimiento (muy) discontinuo jalonado por algún que otro instante afortunado que, quién sabe, en manos de otro guionista y con otros actores, quizás habría inspirado a Shyamalan a un trabajo de mayor enjundia y podría haber supuesto el muy esperado regreso de un cineasta con el que, vayan mis dudas por delante, no creo que podamos reencontrarnos en 'La visita' ('The Visit', 2015) que hoy llega a nuestros cines. Espero equivocarme.

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