'Tú eres el siguiente', maldita la gracia

‘Tú eres el siguiente’ (‘You’re Next’, Adam Wingard, 2011) es una película filmada en el año 2011, vista en algún que otro festival, y estrenada masivamente en el último trimestre del año pasado. En nuestro país tuvo bastante eco al apostar Filmax por ella y anunciarla hasta en la sopa, remarcando no sé qué sobre una nueva vuelta de tuerca en el género del terror bañado para la ocasión con un sentido del humor que hacía el film mucho más disfrutable. Hay que reconocerlo, hay campañas de promoción inteligentemente urdidas para que el aficionado acuda a la sala de cine convencido de que va a ver una buena película. Y en este caso, que hablamos de un género demasiado sobado, y de una película sin ninguna estrella en su reparto, la proeza del lavado de cerebro es aún más loable.

Adam Wingard pertenece a ese grupo de directores que, al igual que Simon Barrett, Gregg Hale o Ti West entre otros, se mueven en circuitos pequeños, sobre todo festivales, soñando en muchos casos con que sus películas obtengan una distribución más acorde con el valor de sus trabajos —el caso de West se me escapa, ese director debería tener mejor suerte, viendo la excelsa calidad de alguna de sus películas—. Con ‘Tú eres el siguiente’ Wingard parece haberlo logrado, y de toda su filmogafía es su trabajo más accesible, probablemente debido a su semejanza con muchos títulos recientes sobre extraños invadiendo hogares familiares para destrozarlos, en el sentido literal del término. Si a eso sumamos referencias mil a clásicos del género, el disfrute parece estar servido.

(From here to the end, Spoilers) Los miembros de la familia Davidson se reúnen en una casa de vacaciones donde pronto son atacados por extraños asesinos con máscaras que han llenado el lugar de trampas y parece no tienen intención de dejarlos salir con vida, hasta que el grupo de asaltantes se topa de narices con que una de las invitadas, Erin (Sharni Vinson), tiene un talento innato para la lucha y no dejarse matar así como así. Las reglas del siniestro juego empezarán a cambiar. Una vez más la maldad como elemento cotidiano y terriblemente natural en cada uno de nosotros, un lado oscuro dispuesto a salir en el momento más inesperado, ya sea por desesperación o como simple y lógico instinto de supervivencia ante una situación límite.

Yo no comulgo con los guiños hacia otros títulos del género de terror mucho más conocidos. Alguna que otra referencia a ‘La noche de Halloween’ (‘Halloween’, John Carpenter, 1978), sin duda el título de cabecera en este tipo de películas, me parece muy cogida por los pelos, al no funcionar como mero chiste u homenaje simpático en una película que elimina por completo el factor fantastique con el que a veces se suele juguetear en estas historias. Los invasores del hogar no son un enemigo invencible de vencer, ni asesinos psicópatas con serios problemas de comunicación —eso habría sido mucho más divertido—, sino mercenarios contratados por dos de los hijos para acabar con la familia y así cobrar una herencia —ecos de la crisis mundial, que lleva a algunos a soluciones desesperadas—. De acuerdo, un giro sorprendente si se quiere decir así, pero que no consigue su efecto al comprobar enseguida que además de mercenarios son imbéciles, algo que se extiende a algunos personajes más.

Que el film tenga un inicio más o menos potente, filmado con nervio, sin duda es algo para celebrar, incluso que alguna de las muertes tenga cierto toque de originalidad en la ejecución de las mismas, o algún chistecito sexual por aquí o por allá. Elementos que por fortuna hacen el film más llevadero hasta que la evidencia estalla, muchas de las situaciones son ridículas, y lo que es peor aún, las reacciones de muchos de los personajes son más ridículas aún, a lo que hay que sumar una labor actoral no precisamente elogiable, con algunas de las peores interpretaciones vistas últimamente en una película en la que por cierto no hay que recitar a Shakespeare, sino cumplir mínimamente, algo que la mayor parte del elenco no hace. Un elenco en el que no destaca absolutamente nadie, ni siquiera Sharni Vinson en un trasunto de la Marie de ‘Alta tensión’ (‘Haute tension’, Alexandre Aja, 2003).

Si algo me ha hecho gracia en esta película es el chiste al cine en sí mismo, un momento protagonizado por el mismísimo Ti West, en el papel de un director de documentales, al que uno de los personajes gilipollas que pueblan el relato —y que cuando da comienzo la carnicería deseas que muera— le acusa de hacer cine por amor al arte y no por dinero. Una declaración de intenciones con verdadero peso dentro de ‘Tú eres el siguiente’ y que dibuja la realidad de muchos directores como Wingard o West. Hacen el cine que quieren hacer, pasando de la taquilla y el espectador, y procurando no vender su alma al diablo de Hollywood. Muy loable, otra cosa son los resultados.

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