'Tú eres el siguiente', un lugar ideal para matar

'Tú eres el siguiente', un lugar ideal para matar
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He visto tanto cine de psicópatas a lo largo de mis 29 años de vida que ya es prácticamente imposible sorprenderme con nada —otra cuestión es que sigan saliendo muy buenas películas de vez en cuando—. No obstante, prefiero no dar por sentado que ninguna cinta lo conseguirá en un momento u otro y procuro estar atento a aquellos títulos que van acumulando comentarios halagadores por parte de los aficionados a esas historias para encontrar esas joyas sepultadas en un océano de títulos que en su mayoría ni tan siquiera llegarán a estrenarse en España —o lo harán de una forma que es como si nunca nos hubiesen llegado—, por lo que muchos cinéfilos ni siquiera llegarán a enterarse de su mera existencia.

El caso de ‘Tú eres el siguiente’ (‘You’re Next’, Adam Wingard, 2011) ha estado unido a cierta leyenda sobre la excesiva demora con la que Lionsgate la ha estrenado comercialmente tras su estreno mundial durante el Festival de Toronto de 2011. Fue el pasado 23 de agosto cuando finalmente llegó a los cines americanos y hoy 6 de septiembre se produce su desembarco en nuestro país. No son precisamente pocos los que han reaccionado con entusiasmo ante lo que nos propone ‘Tú eres el siguiente’, aunque yo tengo claro que es una película que funciona más o menos bien como entretenimiento sobre el que mejor no pensar demasiado, ya que entonces harán acto de presencia sus evidentes debilidades.

Un desigual cóctel de géneros

Tú serás el siguiente

Uno de los principales rasgos característicos de ‘Tú eres el siguiente’ es la apuesta de Adam Wingard por no centrarse en exclusiva en un único género, realizando así un curioso cóctel que no funciona igual de bien en todos los casos. Desvelarlos todos sería un grave error al tener que incurrir necesariamente en daros más información de la necesaria sobre el simplemente correcto guión de del propio Wingard Simon Barrett, ya que ‘Tú eres el siguiente’ comienza como una home invasion —aunque dura poco, pues el ambiente opresivo característico de esos relatos no tarda en ir disipándose—, pronto adquiere tintes de slasher y hay un halo de comedia negra que va neutralizando los efectos nocivos de los tópicos en los que incurre sin avergonzarse de ello.

Sin embargo, no tarda en llegar un giro de guión cuya aceptación en mayor o menor grado por parte del espectador va a estar intrínsecamente unida a la capacidad de disfrute con los sucesivos acontecimientos. Salvada la sorpresa inicial —que tampoco lo es tanto, pues giros así se han visto en otras ocasiones—, lo que queda es la pretensión de enmascarar una evolución dramática previsible y en cierta medida trillada a través de la contundencia de los crímenes y de la ya mencionada presencia de un afortunado humor negro que puede crear la ilusión de estar viendo algo mejor de lo que realmente es ‘Tú eres el siguiente’.

La gran excepción a estas quejas está en la perversión del rol asignado a la final girl, la chica que parece condenada a caer a manos del asesino de turno, pero que por un motivo u otro —el superpoder de la virginidad es el más habitual— acaban triunfando sobre el matarife de turno. No es que ya haya otros slashers en los que ya se haya retorcido hasta el extremo este punto —en algún caso llegando a desvelar que en realidad ella era en todo momento el asesino—, pero Wingard deconstruye lo que uno podría esperar al convertirla en la víctima menos dócil de la historia.

Un regusto agridulce

Los asesinos

Se nota que sacar adelante ‘Tú eres el siguiente’ ni siquiera costó un millón de dólares, y no lo digo como algo necesariamente negativo, aunque sí que esté asociado a una serie de contrapartidas que son de vital importancia en que, siendo generoso en mi apreciación, la película se quede a mitad de camino de lo que podría haber sido. Este punto no afecta a los derroches de gore o el grafismo de las muertes, pero sí que ha impedido hacerse con un grupo de actores que realmente sepan transmitir las motivaciones de sus personajes.

Jamás me atrevería a calificar como desastrosas a las actuaciones de los protagonistas de ‘Tú eres el siguiente’, pero sí que me resultaron enervantemente anodinas. Apenas una hora después de haberla visto, ya casi ni recordaba el trabajo de todos ellos —e incluyo aquí a la heroína inesperada— como algo más que un elemento necesario para contarnos una historia y no como una parte activa de ella. Esta abrumadora falta de interés hacia lo que pudieran hacer o que otros les hagan daña los esfuerzos de dirección de Wingard para que la película se acerque lo máximo posible a lo que tenía en mente.

No es que haya grandes ideas de puesta en escena, ya que la única regla parece ser el no cortarse a la hora de mostrar las diferentes muertes y el ir distrayendo al espectador para que los giros sorpresivos causen tal impacto que nos olvidemos de estar viendo una mera variación de una historia que nos suena a vista en infinidad de ocasiones. Cierto que el cóctel de géneros al que aludía hace unos párrafos consigue dotarla de cierto aura de originalidad, pero Wingard no profundiza en ello, simplemente lo utiliza para gozo y disfrute de los que no quieran nada más que el planteamiento de buenas ideas sin que éstas sean realmente exploradas más allá de lo meramente superficial.

Un pequeño momento de paz

Habrá quien únicamente esté interesado en saber si uno puede pasárselo de lo grande ante un festín de sangre que no haga ascos a la comedia y lo cierto es que si te limitas a dejarte llevar, vas a disfrutarla. El problema es que eso es algo que uno puede conseguir con cualquier obra cinematográfica, ya que no se ven los errores de algo si no tienes el más mínimo interés en localizarlos. Con todo, ‘Tú eres el siguiente’ no es una propuesta despreciable y tiene un puñado de escenas —el potente prólogo— más disfrutables por lo que son que por la forma de ejecutarlas por parte de Wingard, pero sí que está mucho más cerca de ser una más —que no mala— de lo que a mí me hubiese gustado.

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