'Una razón para vivir', una inspirada pareja protagonista eleva el debut de Andy Serkis

Ser el actor detrás de personajes tan fascinantes como Gollum de ‘El señor de los anillos’ (‘The Lord of the Rings’) o César de ‘El planeta de los simios’ (‘Planet of the Apes’) ha ayudado a que el público se familiarice con -al menos la voz- Andy Serkis. Sin embargo, su carrera va mucho más allá que eso -ojo, que a lo largo de su carrera como actor ha participado en casi 100 títulos- e incluso ha acabado probando suerte en la dirección.

En un principio se esperaba que su ambiciosa adaptación de ‘El libro de la selva’ ('The Jungle Book') fuese su primer largometraje, pero diversos retrasos han provocado que acabemos viendo antes ‘Una razón para vivir’ (‘Breathe’). Detrás de ese título casi más propio de una Tv Movie de poca monta encontramos un canto a la vida que se ve con agrado gracias principalmente al buen trabajo de sus dos protagonistas.

Las ganas de seguir adelante

‘Una razón para vivir’ nos cuenta la historia de Robin Cavendish, un hombre que enfermó de polio con apenas 28 años y como consecuencia de ello quedó paralizado de cuello hacia abajo y solamente era capaz de respirar con la ayuda de una máquina. Apenas le dieron unos meses de vida y él mismo tardó bien poco en desear la muerte por mucho que su mujer estaba embarazada cuando enfermó y dio a luz poco después.

Lo suyo ya no era vivir, sino simplemente sobrevivir, y ahí radicaba el problema. A nadie le gusta estar en un hospital, ya que las única buena noticia que vas a recibir es que te has curado -o estás camino de ello- y que pronto podrás abandonarlo. Para Cavendish no parecía existir esa opción, pero llegó un punto en el que optó por aceptar todos los riesgos asociados a intentar regresar a su casa en sus precarias condiciones.

Hasta ahí, Serkis presenta la película inicialmente como un romance en el que Andrew Garfield y Claire Foy han de mostrarse al público como que están hechos el uno para el otro pese a que el ritmo quizá no sea el ideal para ello -a fin de cuentas, hay que llegar rápido hasta la enfermedad de él, el verdadero punto de comienzo de la historia-. Luego el drama gana intensidad y ambos han de ir amoldándose a la situación, siendo entonces cuando Serkis permite que lo negativo haga acto de presencia durante unos minutos.

Sin embargo, eso es algo que a Serkis únicamente le interesa para mostrar el punto más bajo en la vida de Cavendish y cómo es capaz de sobreponerse y llevar una vida plena en función de sus posibilidades. A partir de entonces sí que hay contratiempos, pero su dramatismo cada vez tiene menos fuerza ante la apuesta decidida de ‘Una razón para vivir’ por transmitir las ganas de vivir de su protagonista al espectador, dejando un poco a lado la lucha diaria por conseguirlo.

El optimismo de ‘Una razón para vivir’

Esto da pie a que ‘Una razón para vivir’ sea una propuesta muy colorida en la que constantemente se intente avanzar en los progresos que se hacen para que su vida sea mejor dentro de sus posibilidades. La contrapartida es que así se evita que la película llegue a ser profunda en cualquiera de sus aspectos, ya que incluso la relación entre marido y esposa queda supeditada durante muchos minutos a la necesidad de mostrarnos las “hazañas” de Cavendish.

Lo curioso es que esto da al mismo tiempo más armas a su pareja protagonista para exhibir su talento -hay más variedad de situaciones a las que enfrentarse- pero también limita el alcance de sus interpretaciones. Esto se traduce en que ‘Una razón para vivir’ tiene suficientes virtudes para mantener tu atención e incluso acercarse a su objetivo de dar algo de calor al corazón de los espectadores, aunque a cambio cuando llegan los momentos más emotivos no llega a emocionar pero tampoco desentona.

Al final uno no tarda demasiado en oler por donde van a ir los tiros y al menos Serkis consigue que ese detalle no nos moleste. Muchas veces suele decirse que lo importante es el viaje y eso aquí cuadra a la perfección con la propia motivación de su protagonista. Garfield está muy inspirado transmitiendo esas ganas de vivir y seguir mejorando, mientras que Foy también cumple con holgura como ese apoyo necesario para que la cosa no se venga abajo.

Es verdad que se aborda la vida de Cavendish desde una perspectiva quizá demasiado positiva tras abandonar el hospital, pero es que ‘Una razón para vivir’ no es una película de clips, en la que te enseñen una escena para ver cómo lo bordan sus personajes. Es una propuesta que busca la sensación general por encima de todo, sacrificando todo lo necesario para ello. ¿Podría haber sido mucho mejor? Sin duda, pero también un desastre edulcorado o dramático en exceso y esos errores los sortea.

En definitiva, ‘Una razón para vivir’ puede que coquetee con cierta fórmula asociada a películas pensadas para los Oscar pero a la hora de la verdad es un cálido y efectivo retrato de una historia no ya de superación, sino simplemente de seguir existiendo a tu manera pese a los obstáculos que surgen en tu camino. Por su parte, Serkis controla bien el tono -aunque en lo referente al manejo de la cámara es quizá demasiado funcional- y sabe cómo administrar el talento de sus dos protagonistas para que eso otorgue a la película la consistencia necesaria.

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