'Boardwalk Empire' se consolida tras su apoteósico final

Una vez invitaron a un hombre a visitar el cielo y el infierno. Primero fue al infierno, donde todas las almas atormentadas estaban sentadas en mesas llenas de comida, y aun así estaban muertas de hambre. Cada alma tenía una cuchara, pero eran tan largas que no podían llevárselas a la boca. Su frustración era su tormento. En el cielo, para su sorpresa, encontró las almas de los benditos sentadas en mesas iguales llenas de comida, pero todos estaban llenos y contentos. Cada uno tenía una cuchara igual de larga que las del infierno, pero podían comer lo que necesitaban porque se alimentaban unos a otros.

Nos encanta hablar de las altas cotas de drama que alcanza ‘Breaking Bad’, de la regularidad en los casos de ‘The Good Wife’ o de la sutileza con que ‘Mad Men’ nos hace partícipes de sus historias y de sus personajes. Pero incluso a los que vemos ‘Boardwalk Empire‘, que no somos muchos, se nos olvida que probablemente estemos ante una serie absolutamente superior al resto; hacer comparaciones entre todas ellas resulta difícil, cada una es de su padre y de su madre, con un argumento y una forma de hacer las cosas completamente diferente, pero si comparamos a “Boardwalk” consigo misma nos encontramos con una serie que ha sabido pegar un enorme salto de calidad en su segunda temporada, y los que se quejaban de que era lenta y sosegada ya no tienen argumento para criticarla.

Nos quejábamos hace un año de que ‘Boardwalk Empire‘ abría demasiados frentes, con demasiados personajes y demasiadas tramas que, inevitablemente, tenían que dejar inconclusas o cerrarlas a todo trapo, porque no había tiempo para todo. Este segundo año hemos tenido más de lo mismo, pero se han centrado casi exclusivamente en los personajes principales, ahondando mucho más en su pasado y en los motivos por los que actúan así, añadiendo también muchas más escenas de acción (quizá demasiadas) y haciendo que los 60 minutos que dura cada capítulo se pasen en un suspiro.

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El año de Jimmy Darmody

Creo que no me equivoco al decir que este año el protagonista ha sido James Darmody, muy por encima de Nucky. Su historia ha sido mucho más interesante, y su ascenso al cargo más alto de Atlantic City con su posterior caída ha sido para enmarcar. Comenzó titubeante la temporada, a la sombra del Comodoro y casi como una marioneta más en la lucha por el control de la ciudad, sólo que ahora estaba a las órdenes de su propio padre. Inesperadamente le tocó coger las riendas del carro, y fue ahí cuando pudimos disfrutar de James en todo su esplendor.

Pronto descubrió que ser el jefe de la ciudad trae más desgracias que alegrías, sobre todo si no sabes jugar bien tus cartas y adelantarte a tus enemigos. La muerte de Angela, su mujer, fue sólo el principio de un Via crucis que acabaría con un tiro en su cabeza, y en ese recorrido pudimos disfrutar como enanos. El penúltimo episodio, retrospectivo casi en su totalidad mostrándonos los días en la Universidad de Jimmy, fue a mi gusto el mejor de la temporada, casi por encima del último, llegando hasta la raíz de todos los problemas de James hasta el momento en que firmó su sentencia de muerte.

El Complejo de Edipo entre James y su madre ha estado patente desde el primer momento, pero nunca llegamos a pensar que realmente se consumó en el pasado. ‘Boardwalk Empire’ nunca ha mostrado remilgos a la hora de enseñarnos todo tipo de escenas perturbadoras, y con esto no ha sido una excepción; fue una situación incómoda para todos, tanto para Darmody en la ficción como para nosotros que lo veíamos desde fuera, y fue esa noche loca la que le llevó a la muerte. Primero en alma, en la guerra; y luego en cuerpo, a manos de Nucky.

Sin desmerecer a los secundarios

Algunas de las historias secundarias que nos cuentan en ‘Boardwalk Empire’ poco o nada tienen que ver con la trama principal, pero no por ello dejan de tener el mismo trato. Con algunas escenas terribles que dejan mal cuerpo al más pintado (la somanta de hostias al Comodoro o el asesinato sin escrúpulos de Angela y su amante), creo que los protagonistas de este año han sido dos mujeres: Lucy y Margaret. Con Paz de la Huerta nos reímos muchos en las entregas de premios, y en ocasiones nos resulta difícil establecer la línea en la que termina la actriz y comienza el personaje; pero gran parte de la grandeza de la serie se debe a ella, y se le ha echado mucho de menos en la segunda mitad de temporada.

La evolución de Margaret ha sido mucho más confusa, entre dos bandos sin saber muy bien hacia dónde tirar, y todo ello mientras intentaba reconectar con su pasado. Ya avancé el año pasado que probablemente Margaret se dejaría llevar por la buena vida que el Señor Thompson le ofrecía, pero lo que no tenía tan claro era hasta qué punto iba a introducirse en sus chanchullos. Y al final ha sido hasta el fondo; probablemente Nucky no está ahora mismo en la cárcel porque ella escondió y quemó las cuentas que le habrían incriminado, y eso unido a su infidelidad le quemaría por dentro en los últimos episodios.

Debatiéndose entre el bien y el mal, entre lo que es mejor para ella y sus convicciones religiosas, Margaret se ha convertido en una imprescindible de la serie, en la que nos enseña junto al Agente Van Alden la dualidad moral entre lo que uno debe y quiere hacer. ¿Cuál será su futuro ahora que ha decidido tomar el camino en contra de Nucky y sus intereses?

Y a pesar de todo, Nucky Thompson

No vamos a desmerecer al auténtico protagonista de todo esto, ni mucho menos. Steve Buscemi, y por extensión Nucky Thompson, hacen un trabajo encomiable encarnando la podredumbre de la corrupción en los años 20. No debemos olvidarnos de que a ojos de la masa ‘Boardwalk Empire’ es una de gansters, y en eso Nucky sigue siendo el rey. La forma en que ha llevado su proceso ante la ley nos ha mantenido en vilo hasta el final, llevando un camino completamente opuesto al de Jimmy (mientras uno subía el otro bajaba) y con un final de infarto.

El encuentro bajo la lluvia entre Nucky y Jimmy, con esa encerrona que muy pocos esperábamos, deja al último episodio de ‘Boardwalk Empire’ como el mejor de la serie, y probablemente el mejor del año en Drama. Nos enseña de nuevo que la poca humildad y condescendencia que podríamos haber atisbado en Nucky era sólo un espejismo, un juego, una estratagema para conseguir lo que quiere una vez más. Con el devenir del episodio pensábamos que todo volvería a ser como era antes, con Jimmy de nuevo a las órdenes de Nucky, pero ese disparo a bocajarro demuestra que en esta serie nadie es imprescindible.

Ésta es la única forma en la que podíamos terminar, ¿verdad? Yo morí en la trinchera, años atrás. Creí que lo sabías.

Me dejo en el tintero otras muchas historias que nos han encandilado durante uno o varios episodios, sin que tengan conexión alguna con la trama principal pero siendo parte importante de la serie. Me refiero al intento de suicidio de Richard y su acercamiento a Angela, al constante sufrimiento del Agente Van Alden por sus actos impuros o a la historia personal de Chalky, que finalmente han dejado aparcada pero que prometía mucho en los primeros episodios. Queda por saber ahora si los premios reconocerán finalmente a esta maravillosa serie que no tiene nada que envidiar a las grandes que siempre están en boca de todos. Y centrándonos exclusivamente en lo argumental, tendremos que ver cómo evolucionará todo a partir de aquí, con Margaret como enemiga principal de Nucky y sin Jimmy de por medio, uno de los palos en los que se ha asentado firmemente ‘Boardwalk Empire’ este año. Hace unos días, Alberto Nahum se preguntaba qué bala acabaría con el bastardo de Nucky Thompson. Yo lo tengo muy claro, será la de Margaret Schroeder.

En ¡Vaya Tele! | ‘Boardwalk Empire’, arrinconando a Nucky Thompson

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