'Dallas' (2012) abraza su naturaleza más loca

Dos años después, 'Dallas' (la de 2012) va ya por su tercera temporada, y no ha cambiado ni un ápice esas tramas locas y absurdas que nos presentó al principio. El culebrón de TNT despidió hace unos días la primera mitad de su tercera temporada; los siete últimos capítulos llegarán en verano, donde intentarán aprovechar la menor competencia para destacar algo más en audiencia. Un solo apunte: la serie se estrenó con 6,9 millones de espectadores, mientras que el último emitido apenas supera los dos millones.

Seguir adelante con un culebrón de este tamaño cuesta mucho trabajo, y la única forma de mantener el interés es convertirlo en algo más loco aún, transformándose en la pescadilla que se muerde la cola. Tras la muerte de JR a mitad de la pasada temporada y con la unión de todos los Ewing para vencer a los rivales, podría parecer que la familia estaría más unida que nunca. Pero de ser así, esto no sería 'Dallas', y solo ha hecho falta alguien que ocupe el lugar de JR. O al menos que lo intente. Tiene sus mismas iniciales, una nariz respingona y se llama John Ross.

Es evidente que en la serie han querido colocarle a Josh Henderson el peso que llevaba su padre en la ficción, pero John Ross Ewing no es JR, por mucho que lleve sus iniciales, y el aumento de protagonismo que se ha llevado esta temporada no le ha sentado nada bien a la serie. Su mayor presencia, además se acompaña de un papel menor del resto de los Ewing, en particular de Bobby y Sue Ellen, los únicos vestigios (junto a Cliff) de la serie original. Uno se ha dedicado a pasear a caballo por el rancho y la otra a acabarse las reservas de whisky.

Y mejor no hablar del sector femenino. Elena (Jordana Brewster) ha sido la única que ha mantenido algo de dignidad en estos episodios, estando el resto dedicadas al alcohol, el sexo, la droga y al arrastre más absoluto. Mención especial a Emma, la niña tonta de la pasada temporada que ahora se dedica a esparcir sus efluvios íntimos ("Now go home and kiss your wife", tela) y a Pamela, que tras descubrir que su marido le pone la cornamenta decide hincharse a ansiolíticos y hacer un trío con ellos. Un cuadro, vaya.

'Dallas' abraza así su naturaleza más loca, adaptándola a los nuevos tiempos y, por el camino, dejándose buena parte de su dignidad, si es que aún conservaba alguna. Eso sí, no olvidemos que en el fondo de esta historia tenemos cárteles mexicanos, la CIA, una historia de venganza por parte de Nicolas Treviño y un diafragma pinchado que pronto acabará en bombo. Qué mas dá, lo que haga falta para que siga siendo así de loca.

En ¡Vaya Tele! | 'Dallas' (2012), ¿quién disparó (y mató) a J.R.?

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