Por qué ‘UnReal’ no es anti-reality: la guerra entre ‘The Bachelor’ y ‘Everlasting’

De una forma u otra, la televisión refleja quienes somos en cada momento. El creciente y vasto mercado de series actualmente es un reflejo de cómo la tecnología ha cambiado los hábitos de consumo del espectador; los anuncios, las tramas recurrentes en la ficción… Podríamos enumerar muchos factores que definen la cultura global de HOY a través de lo que vemos en televisión, y aun así muchos negarían que el reality sea uno de ellos.

Es todo mentira, está todo guionizado. Como si unos informativos no tuviesen escaleta o los chistes de cualquier presentador no estuviesen escritos por un equipo. Como si ‘Salvados’, uno de los formatos de actualidad basado en entrevistas con más éxito y buenas críticas, no estuviese profundamente guionizado y editado para encajar unos intereses. Todo el mundo, persona-cadena-empresa, los tiene. Y en ‘UnReal’ quedan muy claros desde el primer episodio.

Realidad vs. verdad

El meta-discurso televisivo (un sospechoso habitual en la industria actual, muy cínica con el mundo del entretenimiento en general y con Hollywood en particular) de este nuevo drama de Lifetime nos muestra el detrás de las cámaras de un reality-concurso de citas. En él se muestran de forma extrema todo el abanico de manipulación que hay tras un formato de estas características, desde cómo moldean a los concursantes hasta la edición final del episodio emitido.

Lo que sucede, sucede. El trabajo de la televisión siempre fue ponerlo en un paquetito entretenido con una narrativa clara

Sí, está todo manipulado para encajar un guión improvisado a cada segundo, para contar una historia que enganche al espectador al igual que se hace con la ficción tradicional. Pero no es una fabricación, es un ajuste. Bien sea un docu-reality sobre vestidos, una gymcana mundial por parejas, cocineros amateurs intentando convertirse en chefs, gente de a pie sobreviviendo en una isla o amas de casa obsesionadas con cupones de descuento, lo que sucede, sucede.

El trabajo de la televisión siempre fue ponerlo en un paquetito entretenido con una narrativa clara; la clave está en aceptar esta narrativa. Aceptar que a un concurso como 'Masterchef' o 'Pekin Express' les interesa potenciar las personalidades llamativas, haciéndolas más patentes y extremas mediante el montaje o los testimoniales de unos y otros.

Jeff Probst ('Survivor') y su regimiento de cámaras

El ejemplo se ve claro en ‘Survivor’, un reality que se rueda de continuo, prácticamente 6 meses antes de su emisión y que claramente está manipulado en sus dos fases más importantes. Primero, en el rodaje de esos 39 días, en los que se identifica claramente cómo les dirigen los testimoniales, cómo provocan ciertas crisis y cómo la producción va conduciendo la edición a medida que se desenvuelven las relaciones entre los concursantes. La segunda fase es la edición, cuando con todo el material por delante, se elige la trama. Literalmente. Como en ‘UnReal’ se elige al villano, al underdog o la historia principal que se quiere contar; y el montaje de cada episodio siempre irá en función de eso.

Presentador enfurecido

¿A qué viene todo esto? Resulta que un avinagrado Cris Harrison, presentador de ‘The Bachelor’, el reality-concurso en el que se inspira ‘UnReal’ para su detrás de las cámaras, se ha dedicado a defenestrar la serie de Lifetime tildándola de terrible, como poco. Comentaba a Variety que es una absoluta ficción. Que por mucho que quieran aprovecharse de nuestro éxito, al final del día nadie la ve. ¿Y por qué? Porque es terrible. Realmente terrible.

El hecho de que alguien se sienta tan atacado por una ficción es casi tan elocuente como ésta

Es cierto que las últimas ediciones de ‘The Bachelor’ y ‘The Bachelorette’ han tenido 8 y 7 millones de media y ‘UnReal’ ronda los 700.000 espectadores, pero no hay que olvidar que el concurso se emite en ABC, network nacional, mientras que Lifetime es un canal de cable con un perfil muy concreto (que desde luego intentan ampliar con esta producción). Pero ya no es cuestión de números. Harrison se viene arriba defendiendo las parodias en ‘Saturday Night Live’ y ‘The Tonight Show’ porque validan el impacto cultural de la franquicia (¿) pero rechaza ‘UnReal’ porque la forma de reflejar ese mundillo no muestra ningún respeto.

Si algo hace bien ‘Unreal’ es precisamente servir de espejo (magnificador) de ese mundo tras las cámaras, un relato que consigue mostrar todas las dobleces morales de personajes con comportamientos despreciables. Quinn y Rachel son egoístas y manipuladoras, pero también tienen sus puntos vulnerables y sus errores humanos. Es difícil que caigan bien pero fácil entender de donde vienen. Lo mismo con las candidatas o el soltero. Puede que se deje llevar a veces por el culebrón, pero intenta con general éxito no caer en grandes maniqueísmos. Sí, la visión que ofrece es muy brutal, pero el hecho de que alguien se sienta tan atacado por una ficción es casi tan elocuente como ésta.

«Entra en plano con este conejito, que te va a dar un +1 a cuqui»

El desahogo de Harrison no ha pasado desapercibido entre el equipo de ‘UnReal’. Marti Noxon, productora ejecutiva y co-creadora, comentaba al poco lo ilusionada que estaba con las palabras del presentador. Lo primero que pensé fue ‘¡Oh, Dios mío, nos reconocen!’. Que no le guste no me sorprende, por lo que no hiere mis sentimientos. Además, cualquier publicidad es buena y este caso fue particularmente divertido. Soy como el geek. El capitán del equipo de futbol está hablando sobre mí, aunque sea para decir ‘Hey, geek!’. Constance Zimmer (Quinn) añadía que era win-win porque admite que nos está viendo.

La aceptación del formato

Al margen de esta pequeña pelea, es interesante comentar que la otra co-creadora del programa es Sarah Gertrude Shapiro, quien trabajó en ‘The Bachelor’ en su momento, por lo que su visión del mundillo nos llega con algo de crédito y criterio. De hecho trabajaba para uno de los productores de campo (como sería Rachel), y aunque ella misma en entrevistas ha aclarado que ‘UnReal’ no deja de ser una ficción, todo está inspirado en su experiencia y en las anécdotas que corrían como la pólvora entre el equipo técnico del programa.

Pero no puedo evitar pensar que en última instancia no importa demasiado si la fuente de la historia tiene credenciales como esa, si es todo una exageración o si los comportamientos atroces en pro del espectáculo y a expensas de la integridad física y mental de personas humanas son ciertos o no. Porque al final del día no creo que afecte a la visión que el público ya tiene de los realities.

Decía Harrison que para hacer ficción de ‘The Bachelor’ había que hacerlo desde el respeto (como SNL, je), como si la mitad de la audiencia de su programa no se acercase a él desde la superioridad moral. Como si el espectador no fuese consciente en más o menos medida de que esa realidad está comprendida entre un ¡acción! y un ¡corten! La audiencia es capaz de compartimentar. Es capaz de disfrutar de ‘UnReal’ y regocijarse confirmando sus sospechas sobre la mierda que hay tras un reality, para después cambiar de canal y seguir vitoreando ante el último blindside de ‘Survivor’.

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