'Skins', a la tercera vuelve la vencida

Las mini-temporadas de seis u ocho episodios que se hacen en Reino Unido hacen que, generalmente, las dosis que recibimos de sus series nos sepan a poco, y con 'Skins' la sensación de vacío se nota aún más. Sin embargo, estas temporadas cortas también permiten condensar la historia en menos minutos, y en parte es gracias a esto por lo que nos enganchamos aún más a la mayoría de sus series. No hace ni dos meses que la esperadísima quinta temporada se estrenó en E4 después de casi un año de espera, y el pasado jueves ya se emitió el octavo y último capítulo.

Podemos decir que esta generación es la de la reconciliación de una riña que nunca se produjo, y me explico. Muchos vieron un bajón claro y definitivo con los personajes de la segunda generación (aunque para mí Cook y Effy siguen siendo lo mejor que ha dado esta serie), motivado principalmente por algunas tramas sacadas de tono que para nada venían a cuento; pero este año, 'Skins' ha vuelto a centrarse única y exclusivamente en los chicos, en sus demonios internos y en cómo intentan afrontarlos de la mejor forma que pueden. Y gracias a ello nos han deleitado con una preciosísima quinta temporada.

La maduración de padres e hijos

'Skins' ha vuelto a enseñarnos que los actos de sus protagonistas no vienen marcados por una maldad intrínseca o por un afán macabro de hacer sufrir a los que están a su alrededor. Una vez más, quita ese aura de irresponsabilidad que el resto de series intentan colocar a los adolescentes para trasladarla a su alrededor, al contexto en el que se crían y a unos padres que necesitan madurar tanto o más que sus propios hijos.

Así, el trastorno de alimentación de Mini viene provocado por la obsesión de su madre con el cuerpo, la falta de rumbo y el trastorno de la madre de Liv hacen que éste no pueda centrarse correctamente teniendo que encargarse de su familia, los celos de Nick vienen motivados por la situación de tensión constante entre su hermano y su padre, y la boda acelerada entre Grace y Rich fue provocada por el afán protector del padre de ella. Todos tienen su propia mierda, pero todos la han aprendido en casa.

Y en su desgracia, nos arrastran a todos nosotros con ellos, que por muy mal que lo puedan pasar y muy cabrones que puedan llegar a ser, todos nos caen bien. Desde Mini que es la zorra más grande parida en esta generación a su novio Nick, que de tonto que es parece hasta bueno. Como siempre, la música medida al milímetro y la realización cargada de primeros planos conforman una mezcla de sentimientos que ninguna otra puede conseguir. ¿O es que alguno de vosotros no ha sentido una mezcla de miedo y seducción con los primeros planos a la mirada de Matty?

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

La orientación sexual, un mar de dudas

'Skins' siempre ha reflejado las distintas opciones sexuales en su serie, algo que hemos visto en las tres generaciones de chicos. Así, en la primera generación tuvimos a Maxxie, con un Tony ávido de experimentación sexual; y en la segunda disfrutamos de nuestra pareja de lesbianas, cuyo idilio se hizo esperar y luego nos hicieron sufrir hasta que finalmente acabaron definitivamente juntas. Por eso, cuando Brian Elsley, creador de la serie, dijo que 'Skins' iba a dar un paso más en este sentido, casi todo el mundo llegó a la misma conclusión: la transexualidad.

Franky parecía que iba a ser el blanco de todas las miradas este año, pero curiosamente se ha visto ensombrecida por el resto de compañeros, que a priori tenían menos que ofrecer pero que le han robado todo el protagonismo. Finalmente parece que Franky no es lesbiana (no lo sabemos seguro porque sus amigas se lo han preguntado varias veces y ella no ha dado una respuesta clara), sino que simplemente le gusta ponerse boxers en lugar de tanga y vestir de una forma más masculina. Su idilio con Matty parece que tiene ahora vía libre, ya en la sexta temporada, pero su confusión todavía puede dar mucho juego.

Entonces, ¿dónde centramos nuestras miradas? Teniendo en cuenta las palabras del creador de la serie y que 'Skins' no conoce límites, me llegué a plantear todo tipo de situaciones. Pensé que quizá se atreverían a llevar una relación "a tres bandas" entre Matty, Liv y Franky; pensé también que quizá los celos de Nick no se debían precisamente a que Liv no estuviera con él y que en realidad escondiera una homosexualidad, e incluso me llegué a plantear por un momento que sintiera algo más que amor fraternal por su hermano.

Finalmente, la única que ha manifestado claramente una atracción homosexual ha sido Mini, a la que parece que le gusta Franky. Yo nunca lo hubiera dicho, la verdad.

Una temporada centrada en los chicos. ¿Y la sexta?

David "fucking" Blood!

Lo que más raro me ha resultado de esta temporada es que no ha habido ninguna catástrofe externa a la que los chicos tuvieran que hacer frente, y más aún, no nos han dejado ningún cliffhanger para el próximo año. En la primera generación fue el accidente de Tony y en la segunda fue la huída de Effy y Cook tras la agresión a Katie, pero este año no ha habido nada desgarrador. Más bien al contrario, todos estaban felices y contentos en la carpa después de la no-boda de Grace y Rich (que por cierto, vaya final más bonita a ritmo de "Glockenspiel Song" de Dog is Dead).

Si no fuera porque la serie está renovada desde hace un año, diría que los guionistas se habían curado en salud por si los cancelaban antes de tiempo. Pero no, parece que esta generación trata única y exclusivamente sobre ellos, sin artificios externos que los motiven a actuar de otra forma. Y curiosamente, tengo más ganas de seguir viendo que la serie que en cualquiera de los otros lapsos entre temporadas. La pregunta ahora es: ¿Morirá alguien en la sexta temporada? 'Skins' tiene por costumbre meter este elemento siempre al final de cada generación. Primero Chris, luego Freddie, ¿y ahora? No sé por qué, pero yo en este sentido le veo muchas papeletas a Matty. ¿Cómo lo veis vosotros?

En ¡Vaya Tele! | Los nuevos 'Skins' vienen pegando fuerte

Portada de Espinof