'The Walking Dead': con el cómic ya terminado, tal vez sea hora de ir cerrando también la serie

Puede que aún no te hayas enterado, pero ‘The Walking Dead’, el cómic que ha inspirado una franquicia muchimillonaria que abarca cuatro series de televisión y varios videojuegos de calidad muy variable, ha terminado de forma inesperada en el número 193, publicado el 3 de julio de 2019. 

Así que toca hacer un pequeño repaso de lo que supone ese final, de lo que ha supuesto el cómic y de lo que se ha esperado y se prevé de la franquicia. No está de más advertir que un tema como este nos enfrenta a dos niveles de destripe: el destripe propiamente dicho, para cómics y capítulos de la serie madre de hasta hace un año; el SPOILER, con anglicismo, porque por supuesto que hablaremos de lo que ocurre en ese número 193. 

Resucitando a los muertos vivientes

En 2003, empieza ‘The Walking Dead’ en Image Comics, con Robert Kirkman al guión y Tony Moore como dibujante, pero nadie sospecha que los zombis están a punto de vivir una nueva juventud en la cultura popular. Nunca se habían ido del todo, entiéndeme, pero ese año, en el que Danny Boyle también estrena, meses antes del debut de nuestro cómic, la película ‘28 días después’ marcará un antes y un después. 

Vamos, que si hemos estado rodeados de zombis durante varios lustros tiene mucho que agradecer primero a Boyle (y a Alex Garland, no olvidemos al guionista), y luego a Robert Kirkman, cuyo cómic sobre supervivientes en un holocausto zombi consigue una popularidad inusitada, hasta que en 2010 empieza la adaptación a televisión por parte de AMC. 

Desde el principio, la adaptación se separa poco a poco de lo que muestra en los cómics, pero ambas coexisten durante nueve años hasta que, el 1 de julio de 2019 y a sólo dos días de la publicación del número 193 del cómic, The Hollywood Reporter desvela que ése será el último número y que las solicitudes para los números 194 a 196 eran señuelos. ¿Qué es lo que ha pasado? 

Las pruebas del sheriff redivivo

Durante su andadura comiquera, Robert Kirkman ha jugado con sus lectores con una maña que ríete de George R. R. Martin: puedes estar seguro de que el cómic, cada cinco o seis números, narra un hecho impactante de esos que quieres comentar en cuanto lo descubres. 

También ha jugado al despiste, al asegurar una y otra vez que no había personajes imprescindibles, ni siquiera el sheriff-Jesucristo-con-dos-pistolas Rick Grimes, y que en el mundo de ‘The Walking Dead’ todo podía pasar. 

El camino del héroe empieza en un hospital

Tras dieciséis años, sin embargo, Kirkman ha tenido que aceptar el hecho de que la serie iba de supervivientes, de una civilización que intentaba volver a levantarse de un holocausto inimaginable, pero sobre todo, que iba de Rick y sus tribulaciones, partiendo desde que éste se levanta de la cama de un hospital en el número 1.

Kirkman ha tenido que aceptar el hecho de que la serie, sobre todo, iba de Rick y sus tribulaciones.

Y aquí entramos en el terreno del SPOILER. Porque en el número 192, Rick Grimes encuentra la muerte como humano y como zombi, y Kirkman para máquinas. El 193 da un salto en el tiempo y muestra al hijo de Rick, Carl, en un mundo muy parecido al de una película de vaqueros que ya ha superado el miedo a los no-muertos. ¡Si hasta tienen tren! 

El colofón lo pone una larga carta de agradecimiento de Kirkman, en la que describe cómo pensó terminar la colección más de cien números atrás, hasta que salió con más historias que merecían la pena contarse. No por nada, ese punto de duda sobre la continuidad de la serie coincide con la etapa más reiterativa del cómic. 

El caso es el guionista descubre que ha agotado las nuevas historias que había proyectado sin poder siquiera llegar al fastuoso número 200. En un ejercicio de modestia creativa (o de compensación porque, reitero, entre los números 80 y 100 la cosa flojea mucho), prefiere abandonar a estirar el chicle: para el resto del mundo, el 193 es el inesperado final de ‘The Walking Dead’; para Robert Kirkman, el 193 es su inevitable conclusión.  

Negan supuso un punto de inflexión en la serie desde su aparición en el nº 100.

Dos apuntes: el apocalipsis zombi ya tiene nombre y se le conoce como “The trials (Las pruebas)”. Y desde junio de 2005, Planeta ha publicado puntual como un reloj tomos recopilatorios cada seis meses e integrales cada cierto tiempo. 

Casa con dos puertas, mala es de guardar ante zombis

Vale, el cómic ha terminado, ¿qué pasará ahora con la serie de televisión? Como he apuntado un poco más arriba, la serie de televisión se distancia del material de partida ya desde el mismo piloto, en el que se presenta a nuevos personajes como Daryl Dixon, interpretado por Norman Reedus. 

Al principio, algunas de las decisiones parecían encaminadas a dirigir ‘The Walking Dead’ a un territorio más parecido a la típica historia de zombis, incluido un amago de contar el origen de la plaga, y alejarlo de su verdadera inspiración, que no es otro que ‘La colina de Watership’, una novela despiadada (¡pero hermosísima!) sobre unos conejos que buscan una madriguera en la que vivir. 

Al principio, algunas decisiones parecían encaminadas a dirigir ‘The Walking Dead’ a un territorio más parecido a la típica historia de zombis y alejarlo de su verdadera inspiración, la novela ‘La colina de Watership’.

La segunda temporada, con su casi ausencia de zombis, demostró que algunos personajes, tal y como estaban planteados en la serie, no funcionaban por mucho que hubieran sido alterados (caso de Shane). Otros, por suerte, tenían un potencial digno de explorar (como Carol). 

A partir de la tercera, los cómics se convierten en un pozo del que extraer puntos de control y algunas situaciones, pero poco más. El divorcio se produce, me atrevo a especular, porque el cómic presenta un arco de la prisión mucho más cruento (hablamos de asesinos y niños muertos) y la AMC sólo tolera cierto sadismo.

Los mayores errores que aún tiene la serie de televisión también se empiezan a gestar entonces: al tratar de humanizar al Gobernador, se estira su historia al tiempo que se abandona el trazo grueso con el que se le representa en el cómic. El resultado es un villano más comprensible que el de cómic, pero también más cansino. 

Y es esta palabra la que mejor define a ‘The Walking Dead’, la serie de televisión, ahora: cansina. La repetición que conseguía esquivar el cómic al acabar tramas cada seis o doce números, se ve en una serie cuyos capítulos, y temporadas, no saben cuándo terminar. 

Es una película porno donde el sexo es sustituido por zombis y se repiten las mismas posturas: empujón, katana y puñalada en el cráneo. En el cómic se dosifica a los zombis para que siempre sean una amenaza; en la televisión, por miedo a evitar quejas como las de la segunda temporada, no hay capítulo sin su ración de zombis inexplicablemente silenciosos y ocultos.

Las ventajas de no saber cuando se está muerto

Quién te iba a decir que mi tono respecto a la serie mejoraría a partir de ahora, pero ahí va: al alejarse del cómic, la serie de televisión ‘The Walking Dead’ ha encontrado su salvación. 

Primero, porque su distanciamiento con el cómic le ha permitido explorar posibilidades ignoradas en el cómic, como otras comunas de supervivientes. Vale que alguna apeste (literal y figuradamente: chicos del vertedero, esto va por vosotros), pero al menos presenta un mundo más amplio y da un aliciente al lector del tebeo (o urticaria para los fans estrictos).

Segundo, que al decidir abandonar la narrativa lineal del cómic y la sencilla representación de Charlie Adlard en los dibujos, la serie se permite jugar con el interés del espectador mediante el montaje, la textura de la imagen o ciervos digitales.

Y lo más importante: al alterar la trayectoria de ciertos personajes, como Carol o Daryl, ha podido reforzar el protagonismo de la serie sin Rick Grimes. Es más, la adaptación ha saboteado constantemente el fuerte liderazgo que el sheriff tiene en los cómics, hasta el punto de que nadie pestañeó cuando le sacaron por la puerta trasera para protagonizar tres películas.

Puede que el cómic no pudiera continuar más sin Rick Grimes, pero la franquicia televisiva ha demostrado que se puede, no sólo en la serie madre, también mediante los spin-offs que han surgido o se estrenarán a futuro, de los que ‘Fear the Walking Dead’ es sólo la punta de lanza. 

¿Por qué cruzó el zombi la carretera?

Robert Kirkman puede darse por satisfecho: ha sabido terminar el cómic cuando ya parecía inevitable que se iba a repetir como un gazpacho con cebolla y ajo. El único damnificado de su decisión es Image Comics, que necesita ahora un cómic con las mismas ventas.

Mientras, como productor ejecutivo de la serie ‘The Walking Dead’ y sus hermanas, puede trastear con la criatura y averiguar horizontes narrativos que no pudo explorar en las viñetas al tiempo que toca otros palos en el resto de series y películas. 

Pero quizá toca preguntarnos si Kirkman, de forma inconsciente, se ha dado cuenta de que no quedan muchas historias de zombis por contar, al menos en esta nueva iteración de principios del siglo XXI. 

Toca preguntarnos si Kirkman, de forma inconsciente, se ha dado cuenta de que no quedan muchas historias de zombis por contar.

Mientras las series sigan generando dinero, y el merchandising fluya, y haya videojuegos o parodias, da igual que por dentro esté muerto. Así que, ¿por qué cruzó el zombi la carretera?, te preguntarás. Porque nadie quiso pararle los pies o clavarle un machete en la cabeza a tiempo. 

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