Ciencia-ficción: 'Estrella oscura', de John Carpenter

Directo responsable de muchos de los mejores ratos que he pasado en una sala de cine, el amante de la ciencia-ficción que esto suscribe le debe mucho a John Carpenter. Artífice de puntales productos del género como ese 'La cosa' ('The Thing', 1982) del que sin duda daremos buena cuenta cuando arribemos a las costas de los años ochenta, son muchos los títulos que conforman lo que éste brillante cineasta nos ha dejado a los cinéfilos desde que su primer filme, esta 'Estrella oscura' ('Dark Star', 1974) que hoy nos ocupa, viera la luz hace ya cuarenta años.

Cuatro décadas que han sentado a esta curiosidad cinematográfica mejor de lo que un podría esperar a priori, haciendo que sus indudables encantos, la ecléctica mezcla que dimana del guión de Dan O'Bannon y el propio director y, por supuesto, su surrealista y absurdo tono puedan ser vistos hoy como todo un atrevimiento por parte de Carpenter por sacar a flote algo que se apartara de los canones estrictos del género y diera un par de pasos más allá para constituirse, ante todo, en un ejercicio que grita originalidad a pleno pulmón desde su primer minuto de metraje.

La "Estrella oscura" que da título a la ópera prima del responsable de 'En la boca del miedo' ('In the Mouth of Madness', 1994) es una nave que lleva veinte años surcando el cosmos con la sola misión de ir destruyendo planetas inestables que podrían suponer una amenaza para la futura colonización de sistemas cercanos. Armado con bombas termonucleares inteligentes, los cuatro tripulantes de la nave, hastiados de su misión, pasan los días como pueden, encontrando aquí el metraje una de sus más marcadas características, el absurdo y mordaz humor de que hacen gala los protagonistas.

Con rostros desconocidos entre los que destaca el de O'Bannon —que también se encarga de la edición y supervisión de los efectos visuales del filme—, las conversaciones que mantienen los miembros de la tripulación del "Estrella oscura" denotan un inusitado verismo, y no resulta nada complicado sentir que estos cuatro hombres lleven dos décadas compartiendo las mismas anécdotas, los mismos chistes, las mismas comidas líquidas con sabor a pollo o jamón y la rutinaria tarea en la que se ha convertido el obliterar planetas a placer sin que, al menos en lo que nos presenta la cinta, haya consecuencia alguna.

Pero el humor de 'Estrella oscura', que termina por convertirse en la cualidad más acusada de la producción, no se ciñe a lo que las conversaciones y las puyas de los personajes pueden ofrecernos, llevando Carpenter y O'Bannon lo cínico del discurso humorístico de su guión —que escribieron mientras ambos eran estudiantes de la Universidad del Sur de California— a momentos tan surrealistas y desopilantes como el diálogo existencialista que se establece entre uno de los astronautas y la bomba número 20 o, por supuesto, la subtrama por la que queda marcada su ajustada duración.

'Estrella oscura', o la subtrama del "balón de playa con garras"

La foto que acompaña a este párrafo habla por sí sola: resulta que, para matar el aburrimiento, el personaje interpretado por O'Bannon —que responde al nombre de Pingback— subió a bordo tiempo ha a un alienígena que no es más que un balón hinchable de playa con un par de garras en forma de aletas de pato. Echándole reaños a la situación, los dos guionistas abren toda una prolongada subtrama en la que el astronauta se dedica a perseguir a un extraterrestre bastante juguetón por toda la nave, dando lugar a una subtrama que es, ante todo, la que mejor representa lo que 'Estrella oscura' es.

Gérmen primitivo de lo que cinco años más tarde O'Bannon convertirá en el hilo conductor de la magistral 'Alien, el octavo pasajero' ('Alien', Ridley Scott, 1979), el rato que la cinta invierte en seguir a ambos personajes por los conductos y pasillos de la nave supone, como decía, una muestra inequívoca de las intenciones que Carpenter y O'Bannon guardan para con un filme que, si bien dista mucho de ser imprescindible, sí que supone todo un recital narrativo por parte del cineasta.

Aprovechando al máximo tanto el limitadísimo presupuesto —que se estima en unos 60.000 dólares— como los escuetos espacios por los que se desarrolla la acción, la imaginación visual de Carpenter ostenta aquí una posición que prefigura de formas contundentes lo que el director ha desarrollado a lo largo de su trayectoria, y muy pocas pegas, por no decir ninguna, pueden ponérsele a la labor de un cineasta que se obstina en no caer en la monotonía si de lo que estamos hablando es de encuadres, angulaciones y planificación de las escenas.

Con esos sonidos sintéticos que tanto explorará el cineasta en su vertiente como compositor de muchos de los filmes que ha firmado, una duración que pasó de los 45 minutos iniciales a los 83 que hoy podemos ver por voluntad expresa del productor Jack H. Harris —que supo ver en este producto de estudiantes una cinta con potencial comercial—, y ese final a lo "Slim Pickens", 'Estrella oscura' no será una cita imprescindible de la ciencia-ficción de los setenta como algunos de los títulos que ya hemos revisado u otros que todavía están por llegar, pero lo cierto es que cualidades no le faltan para que el aficionado al género tenga que hacer obligada estación en ella...al menos una vez en su vida.

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