El turista tedioso

¿Por qué todo el mundo está intentando matarme?

(Frank)

De haberla visto unos días antes, me habría planteado muy seriamente incluir ‘The Tourist’ entre las diez peores películas de 2010. Sigue resultándome incomprensible, pese a todos los lujosos subproductos que me he tragado a lo largo de los años, que se pueda fabricar una película tan lamentable como la que nos ocupa, que ha costado en torno a cien millones de dólares, que está protagonizada por dos de las mayores estrellas de Hollywood (que además han demostrado ser dos intérpretes muy capaces) y dirigida por un señor que hace solamente cinco años firmó un relato tan notable como ‘La vida de los otros’ (‘Das Leben der Anderen’). Hay quien dice que la industria del cine sigue funcionando igual, que no se ha empeorado, pero yo estoy convencido de lo contrario, en las peores películas de las grandes estrellas de antes, a pesar de todo, siempre nos podíamos quedar con el carisma, la magia, de los actores; ahora ni eso.

Porque lo que más llama la atención de ‘The Tourist’, el primer gran problema de la película, es la escandalosa falta de química entre la pareja protagonista. Angelina Jolie y Johnny Depp no encajan. Quizá en otro relato, en otras condiciones, pero definitivamente no en ‘The Tourist’, donde cada uno va por su lado, como si les diera igual el resultado final, como si en lugar de ayudarse, quisieran perjudicar al otro; he leído (en sitios de dudosa credibilidad) que las dos estrellas se llevaron mal durante el rodaje, y esto podría ser una razón, pero me parece demasiado común, ha ocurrido a menudo y seguirá ocurriendo, y en la mayoría de las ocasiones no llega a afectar a lo que se ve en la pantalla, por algo son profesionales. Teniendo en cuenta que Jolie hace de gélida y bella mujer de acción, y Depp de patoso pero irresistible héroe, lo más probable es que ninguno de los dos tuviera confianza alguna en la película, y se tomaran el trabajo como unas vacaciones pagadas en Venecia.

‘The Tourist’ (2010) es un remake estadounidense de la francesa ‘El secreto de Anthony Zimmer’ (‘Anthony Zimmer’, 2005). La historia se centra en dos personajes que se conocen en un tren que va de París a la citada romántica ciudad italiana; Frank Tupelo (no es broma) es un turista norteamericano que fuma un cigarro eléctrico y lee un barato best-seller, Elise es una enigmática y sofisticada británica que ha elegido sentarse frente a él cuando tenía muchos otros asientos disponibles. Se presentan, cenan y flirtean un poco (o lo intentan, pues no parecen tener nada que decirse, ni estar realmente interesado el uno en el otro). Al llegar a Venecia, Elise decide invitar al sorprendido Frank a la suite más impresionante de un lujoso hotel, en cuyo balcón, y tras tomar unas copas, se besan. Pero todo forma parte de un plan. Ella sabe que la están vigilando con la esperanza de encontrar a su amado, Alexander Pearce, un escurridizo ladrón a quien busca la policía y un peligroso mafioso que se rodea de matones rusos.

Así que todo gira en torno a ese intento de engaño, y los líos que ocasiona a Frank mientras todos buscan a Alexander. Una trama con falso culpable en constante peligro que nos recuerda inevitablemente a las elegantes películas de acción e intriga que solía firmar Alfred Hitchcock; ciertamente, hay un intento por parte de los responsables de ‘The Tourist’ de entregar al espectador un tipo de producto que recuerda a otra época, con altas dosis de misterio, seducción y humor, y escasas de violencia y sexo, dos de las dos notas dominantes en el cine actual. La propuesta atrae, desde luego, y es de agradecer el toque nostálgico, pero el resultado está muy alejado de las intenciones, pues ninguna de sus armas están adecuadamente afiladas. La película fracasa en todo lo que se propone, y es tal el despropósito que incluso la música compuesta por un grande como James Newton Howard resulta insufrible, está demasiado presente y nunca ayuda al relato.

Tampoco ayuda el mediocre guion escrito por el propio director junto a Christopher McQuarrie (‘Sospechosos habituales’, ‘Valkiria’), un libreto extremadamente vago y artificioso, lleno de situaciones inverosímiles, y nefasto cada vez que se centra en el (en teoría) irresistible coqueteo de Elise y los torpes intentos de conquista por parte de Frank, con una de las peores presentaciones que he visto en mucho tiempo; dan ganas de levantarse de la butaca desde el mismo instante en el que la conversación gira en torno a un cigarro eléctrico, pero, no sé muy bien por qué, uno tiene la esperanza de que todo mejore en algún momento. No lo hace, va a peor. La labor de Florian Henckel von Donnersmarck a la hora de plantear la escasa acción de la película es absolutamente bochornosa. Da pena ver esa secuencia nocturna con tiroteo y persecución por los canales de Venecia, sin ninguna tensión ni emoción, planos vacíos sucediéndose uno detrás de otro sin que nos importe lo más mínimo cómo va a acabar todo.

Como dije, ni siquiera los actores salvan este desastre, y eso que son buenos. Jolie repite el papel de heroína inexpresiva y maravillosa que hace siempre en las películas del género (‘Wanted’, ‘Salt’), Depp hace otra vez de Jack Sparrow (la secuencia por los tejados parece sacada de ‘Piratas del Caribe’), y ninguno de los estupendos secundarios aporta nada, siendo especialmente lamentable ver a Paul Bettany en uno de los peores papeles que ha interpretado jamás. Decía Von Donnersmarck, durante su visita a España, que había pretendido entregar un regalo de navidad, un producto ligero para entretener; una vez vista, o el realizador alemán odia la navidad, o no le han dejado hacer lo que quería, porque ‘The Tourist’ es de lo más tedioso que hay ahora mismo en la cartelera. Imposible ver venir esta película tan mala cuando contaba con tantos ingredientes atractivos, pero tanto el público como la crítica están hablando, rápida y contundemente, de ahí que no esté recaudando tantos millones como se esperaba. La trampa ha quedado al descubierto.

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