'GLOW' regresa con una excelente temporada 3: la serie de Netflix ha potenciado todas sus virtudes

‘GLOW’ se convirtió rápidamente en una de mis series favoritas de Netflix cuando se estrenó en 2017. La segunda temporada confirmó todas sus virtudes y estaba deseando ver la tercera. Lo único raro es que la campaña promocional de la plataforma de estos nuevos episodios ha exhibido mucho menos músculo, ¿quizá una pista de que sería mejor ir despidiéndonos de una posible cuarta tanda de episodios?

Espero que no sea eso lo que finalmente suceda, ya que la tercera temporada de ‘GLOW’ es excelente, exhibiendo todo lo que nos conquistó en su momento y demostrando una habilidad sin parangón para abordar desde la ligereza temas bastante complejos. Todo ello sin renunciar en ningún momento a su naturaleza cómica, pero dejando que todo fluya y evolucione con un refrescante naturalidad que la serie nunca ha llegado a perder.

A partir de aquí encontraréis algún spoiler de la temporada 3, tenedlo en cuenta antes de seguir leyendo.

La vida en Las Vegas

La segunda temporada concluía con nuestras protagonistas viajando a Las Vegas para iniciar una nueva experiencia al frente del show en un casino de esa ciudad. Un hecho que se prestaba a potenciar ciertos tipo de tramas vinculadas a los problemas con el juego, pero aunque presentes, lo que interesa a los responsables de la serie es cómo afecta eso a los personajes y la forma en la que se van desarrollando las tramas de todas ellas.

Y es que es cierto que Ruth y Debbie destacan por encima del resto, pero ‘GLOW’ siempre se ha preocupado de que las demás tengan su voz, indagando en sus problemas, haciendo en esta ocasión especial inciso en temas emocionales -desde las dudas sobre ser o no madre hasta la necesidad de verse obligada a forzar físicamente para no quedarse atrás- y sexuales. En esto último además se presta especial atención a la homosexualidad pero tratando con tacto y sin sentirse en ningún momento como algo forzado para aportar una mayor diversidad en este apartado.

De hecho, el único elemento que podríamos considerar como errático es el personaje de Sam Sylvia, pero eso es algo que forma parte de lo que le define dentro de la serie. Pese a ello, aquí sus vaivenes están más explicados y sus salidas de tono son menos abundantes que en las dos primeras temporadas. A eso ayuda que él mismo parezca más feliz que nunca durante ciertos tramos de esta tercera temporada, aunque luego uno de los hilos conductores de la misma sea una trama que podría haber hecho descarrilar a la serie con suma facilidad.

Sin complejos

Me refiero al hecho de que ‘GLOW’ aborda ya sin tapujos la posibilidad de un romance entre Sam y Ruth. Hace tiempo que la química entre ambos era obvia y en esta tercera temporada se da un importante paso en esa dirección, pero la vida no es un camino de rosas y los responsables de la serie saben manejarlo con tacto para que encaje dentro de esa naturalidad que siempre ha definido a la serie.

Eso también se traslada al resto de relaciones sentimentales, todas perfectamente integradas a la trama y aportando tantos a los personajes que las protagonizan como al conjunto de la serie. Sí es cierto que quizá me hubiese gustado ver algo más del nuevo personaje interpretado por Geena Davis, pero la historia no lo demandaba y en ‘GLOW’ tienen muy claro que no hay que sacrificar el exquisito equilibrio que siempre ha mostrado la serie por nada del mundo.

Por ello también hay suficiente espacio para la vida dentro del ring, mostrando también un poco de su cara menos amable, pero dando mayor atención a los personajes que interpretan todas ellas dentro del ring y no cortándose a la hora de jugar con ello -estupendo el momento en el que deciden intercambiarse los papeles para pasar una noche divertida- para que la serie tampoco se estanque en una de sus grandes señas de identidad.

Pero al final lo que realmente distingue a ‘GLOW’ de la mayoría de series es que es una propuesta ligera que te anima a seguir viendo episodios sin parar pero al mismo tiempo aborda temas más complejos sin recurrir a cambios de tono bruscos o subrayados innecesarios. Tampoco quiere dar grandes lecciones o venderse como una serie imprescindible, y precisamente optando por esa vía es como se convierte en una serie mucho más satisfactoria en todos los frentes que otras a priori con mayores aspiraciones.

A eso añades unos guiones que funcionan como un tiro y un reparto impecable que en ningún momento se ha acomodado en sus personajes -mi favorita siempre ha sido Alison Brie, pero están todas estupendas- y lo que tienes es una maravillosa tercera temporada que esperemos que no sea la última de la serie. ‘GLOW’ se merece despedirse en sus propios términos y no irse por la puerta de atrás.

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