'Medicina letal': la miniserie que arrasa en Netflix es un efectivo retrato de la crisis de opiáceos que se queda algo lejos de 'Dopesick'

La miniserie con Uzo Aduba y Matthew Broderick busca repetir el éxito de la serie de Disney+ y está en el top de las series más vistas de la plataforma

En 2022, Michael Keaton hizo no tuvo rival en los premios televisivos: mejor actor en miniserie (y afines) en, entre otros, los SAG, Globos de Oro y Emmys por 'Dopesick', miniserie de Disney+ sobre los devastadores efectos de la salida del oxycontin al mercado desencadenando una de las últimas crisis de los opiáceos. Ahora Netflix parece buscar su propia versión de los hechos con 'Medicina letal' (Painkiller).

Compuesta por seis episodios, 'Medicina letal' llegó este agosto (arrasando, es la segunda serie en su top mundial) en un momento tan oportuno como contencioso. Lo primero porque aparece cuando Estados Unidos atraviesa una nueva crisis de opiáceos, en esta ocasión con el fentanilo, por lo que sirve de un recordatorio aterrador de lo que pasó no muchos años atrás.

Lo segundo, porque teniendo tan relativamente reciente el exitazo de 'Dopesick' es francamente difícil no entrar en comparaciones. Sobre todo porque, por mucho que busques un enfoque o un giro diferente, los hechos son lo que son y los terrenos comunes (que si los Sackler y Purdue, que si los vendedores, médicos, que si la persona común y corriente que acaba adicta, etc.) se convierten en tropos a usar.

Sin salirse del esquema

Creada por Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster ('Un amigo extraordinario') y con Peter Berg ('Spenser: Confidencial'), la miniserie pone en el centro a Edie Flowers (Uzo Aduba), investigadora de la fiscalía para que sea el personaje encargado de contarnos todo lo que pasó con Purdue Pharma y el OxyContin tejiendo en el relato

Por un lado, la historia de una joven y recién reclutada vendedora (West Duchovny) que ve una oportunidad de hacerse de oro trabajando con Purdue; la de un mecánico (Taylor Kitsch) que, tras sufrir un accidente, le recetan oxycontin; también nos metemos en el seno de la familia Sackler (con Matthew Broderick de líder) y en los intentos de abrir una investigación por parte de la fiscalía.

Una de las decisiones que toma el guion de 'Medicina letal' es la del tirar hacia el humor/comedia en su retrato de Purdue y los Sackler. No en un plan de minimizar o tomarse a risa lo que hicieron pero sí para ofrecer un retrato casi paródico de ellos. Pero esto no es, digamos 'Succession' y las tramas de los Sackler no terminan de funcionar.

Una narración torpe

En general, por muy interesante que es el tema y demoledora la historia que cuentan (y a veces es tremendamente realista) creo que el mayor problema de  'Medicina letal' es que, directamente, está mal narrada. No es cuestión tanto de que usen tal o cual estilo como puede ser una narración fragmentada sino porque muchas veces hay tosquedad y flecos sueltos en las transiciones y secuencias, con montajes poco finos.

Al igual que pasaba con 'Dopesick', el guion no resuelve bien su necesidad de contarnos datos y cosas, produciéndose una sobreexposición con una concatenación de frases que parecen volcadas directamente de la revista y/o del libro que la serie toma de partida. Sin embargo, la de Hulu/Disney resolvía mejor la papeleta.

Si bien esto hace que 'Medicina letal' toque las teclas correctas y precisas a la hora de explorar y mostrar el panorama de los opiáceos (y este medicamente en concerto), termina causando cierta desconexión emocional con los personajes y, de paso, una sensación de que no termina de rematar sus momentos clave y arcos que ha ido trazando durante episodios.

El resultado es una miniserie efectiva que, si bien es entretenida termina sin encontrar un rumbo claro o una solidez a lo que quiere contar. Una lástima porque historias como estas son muy necesarias.

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