'Ready Player One' es puro entretenimiento, mucho más que un festival de referencias

El regreso de Steven Spielberg al cine de ciencia-ficción. No hizo falta más que ese dato para que muchos ya estuvieran deseando ver la adaptación a la gran pantalla de ‘Ready Player One’, el best seller de Ernest Cline. Tres años han pasado desde que se anunciara y siempre existía la posibilidad de que el director de ‘Tiburón’ (‘Jaws’) acabase abandonando el proyecto.

Finalmente no fue el caso y el próximo 29 de marzo al fin llegará a los cines ‘Ready Player One’, una cinta que hace unas semanas sufrió una oleada de odio que hacía temer sobre su recepción por parte de crítica y público. Los primeros se han mostrado bastante satisfechos por ahora y no seré yo el que diga que no merece la pena, ya que estamos ante un gran entretenimiento que además se acuerda de ser también una buena película.

Un espectáculo de primera

Me cuesta pensar en una película de Steven Spielberg en la que los efectos generados por ordenador tengan una mayor importancia. Tanto es así que hay un par de momentos en los que directamente cae en el exceso digital y te hace temer lo peor. Por suerte, evita caer en lo que sería un gran error y el acabado visual no se come a todo lo demás, sabiendo cómo integrarlo dentro de la evolución de la historia para que impresione a la vista, sí, pero sin que eso destruya su narrativa.

Lo curioso es que la propia historia de ‘Ready Player One’ tiende a convertirse en una especie de gran videojuego -tanto en términos de ambientación como en lo referente a la narrativa- en el que los protagonistas tienen que superar tres pruebas antes de que el inevitable villano lo consiga. La primera consecuencia de ello es que el desarrollo de personajes tiende a estar más limitado en beneficio de que no haya parones llamativos en la progresión de la historia.

Con eso no quiero decir que los personajes sean totalmente planos, pero sí que se echa mano de una llamativa sencillez que provoca que algunos instantes de más dramáticos pierdan fuerza, aunque justo es señalar que la propia película prefiere utilizarlos, sobre todo uno en concreto, como catalizador para que los protagonistas sigan adelante que como hecho que realmente les defina.

‘Ready Player One’ trae de vuelta la magia de Spielberg

Una vez aclarado eso, lo que nos queda es la capacidad de Spielberg para insuflar ese espíritu de la aventura que algunos asocian con la idea de magia. No voy a decir que llegue al nivel de sus mejores trabajos, pero sí que recupera algo que llevaba tiempo adormecido, logrando brillar especialmente en varias escenas de acción -la prueba de la primera carrera y, sobre todo, la gran batalla final en la que logró en varios momentos que se me pusiera la piel de gallina por cómo dispone de los elementos-.

Dicho de una forma más clara, Spielberg logra que te emociones con lo que sucede en pantalla por mucho que sus personajes tengan ciertas limitaciones. Es verdad que algo ayuda el buen hacer de Tye Sheridan y Olivia Cooke, pero lo realmente esencial es que ‘Ready Player One’ tiene ese sentido de la aventura necesario para que uno se deje llevar con gusto y que no quede todo limitado a la aparición de esos momentazos pensados para enaltecer al espectador.

De esta forma, uno acaba disfrutando incluso de las referencias más obvias -algunas hasta las verbalizan por si acaso, mientras que también hay otras más sutiles-, aunque merece la pena decir que la gran mayoría de las veces tienen sentido o son un adorno que no resulta molesto. Es cierto que uno puede caer en lo fácil de dejarse impresionar por ellas, sobre todo cuando su presencia se intensifica, pero la clave es que ‘Ready Player One’ es mucho más que un festival referencial.

Funciona muy bien pese a las pegas

Una de las bases para ello es que sabe cómo usar esas referencias con diferentes motivos. Simplemente sea para añadir algo más que te haga rememorar el cariño que tengas hacia ellos -es innegable que hay varias-, pero también como elemento esencial sobre el que construir una de las pruebas -muy divertida la segunda y toda la parte que bebe de un clásico del cine de terror- o como “decoración” de alguna de ellas. No se limita a una referencia detrás de otra, olvidándose de la historia.

Sí es cierto que la trama es bastante sencilla y que la duración podría haberse comprimido algo más y que presenta cierta tendencia a lo esquemático a la hora de construir ciertas situaciones -las motivaciones de Cooke- y personajes -ojalá le hubiese tocado un villano con más jugo a Ben Mendelsohn, pero logra salvar la papeleta con solvencia pese a su mejorable cierre y a lo algo obvia que resulta su mensaje-, pero también que todo acaba encajando y que uno simplemente se lo pasa pipa sin estar mirando la hora a cada rato.

En definitiva, ‘Ready Player One’ nos trae de vuelta a ese Spielberg que tan buen cine puro entretenimiento nos dio en su momento. Es verdad que se queda un escalón por debajo de sus mejores obras en ese sentido, pero lo que nos da aquí es tan disfrutable que pararse a pensar más en lo negativo no tiene demasiado sentido. Y si lo que estás es interesado en los “momentazos”, tranquilo, que hay mucho más de lo que ya has podido ver en los trailers.

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