'The Last of Us' 1x02: heroísmo, terror y worldbuilding se dan la mano en una hora impecable de apocalipsis televisivo

Tras una larga temporada de espera, nervios e incertidumbre, el desembarco de 'The Last of Us' en el catálogo de HBO Max el pasado 16 de enero supuso un tremendo alivio para todos los que, como un servidor, disfrutamos de la aventura de Naughty Dog en su formato original. Y es que el primer episodio de la serie de Craig Mazin y Neil Druckmann, además de un fantástico ejercicio narrativo, fue una clase magistral sobre cómo adaptar videojuegos a un medio audiovisual no interactivo.

Pese al halo de optimismo y esperanza que trajo bajo el brazo 'Cuando te Pierdes en la Oscuridad' —así se tituló el capítulo—, enterrada en algún lugar de mi cerebro aún yacía la idea de que el logro hubiese sido un espejismo puntual. Por suerte, con la segunda entrega, estrenada bajo el título de 'Infectados', la producción vuelve a postularse como firme y prematura candidata a ocupar las listas con lo mejor de 2023.

  • A partir de este punto habrá spoilers de 'Infectados', el segundo episodio de 'The Last of Us'.

Construyendo el mundo

Después de los pequeños —y no por ello menos jugosos— añadidos respecto al videojuego que Mazin y Druckmann aportaron en la toma de contacto con 'The Last of Us', 'Infectados' arranca reivindicando sus diferencias con la fuente como una de sus principales virtudes y enriqueciendo la aventura de Joel y Ellie con una visión más amplia sobre la pandemia de Cordyceps que devasta el mundo y la naturaleza y funcionamiento del hongo.

De este modo, la secuencia introductoria nos ubica en Yakarta, capital de Indonesia y más que probable zona cero de la hecatombe, donde el ejército intenta obtener la ayuda de una experta micóloga después de detectar un primer caso de infección. Un fragme que no sólo funciona a la perfección para sentar el tono y la atmósfera —la breve autopsia es espeluznante— , sino que además confirma la teoría de que el origen de la plaga está directamente relacionado con la harina.

Tras la introducción al ritmo de Gustavo Santaolalla, la acción nos devuelve al presente, con Joel, Tess y Ellie fuera de la Zona de Cuarentena de Boston en camino a entregar a la adolescente a un grupo de Luciérnagas, tal y como ordenó Marlene. Así pues, el capítulo decide levantar el pie del acelerador durante sus primeros compases, dedicados a establecer las dinámicas entre un cada vez más interesante trío protagonista.

Durante su trayecto a pie y, nuevamente, gracias a un notable uso del diálogo con el que Mazin vuelve a sacar a relucir sus capacidades como guionista, conocemos más detalles de la personalidad de nuestros supervivientes y, lo que es más importante, del mundo que les rodea; lo que incluye presuntos mitos sobre criaturas espeluznantes mucho más reales de o lo que nos gustaría.

Progresivamente, Joel pierde el recelo —o, directamente, temor— hacia una Ellie que captura toda la esencia del personaje digital y junto a la que descubrimos el status quo posapocalíptico de una laberíntica ciudad de Boston que obliga a los contrabandistas a tomar un atajo, no sin antes regalarnos una lección sobre el funcionamiento de los infectados y cómo están conectados a través de una suerte de red subterránea de hongos.

La hora de los chasquidos

Es llegado el ecuador del episodio, que nos sume en la oscuridad del Bostonian Museum, cuando las cosas empiezan a ganar en intensidad. Lo que en principio parecía un pasaje medianamente seguro termina convirtiéndose en una auténtica pesadilla después de que hagan acto de presencia los temidos Chasqueadores —Clickers para los amigos—; infectados ciegos con un sentido del oído impecable y una violencia estremecedora.

Como era de esperar, el choque con los monstruos termina siendo más frontal de lo esperado, abriendo paso a una setpiece que combina terror y acción con gran acierto y que se ve engalanada por el fantástico diseño de producción y la factura técnica y formal de la serie —el diseño de sonido es impoluto—. Afortunadamente, tras pasarlas canutas y llevarse algún que otro susto, Joel, Ellie y Tess consiguen salir indemnes del encontronazo... o eso parece.

Salvado este escollo, el trío llega al punto de reunión en el edificio del Capitolio, donde se encuentran al grupo de luciérnagas muerto —aunque no todo lo que deberían—. Aparentemente, alguno de ellos se infectó y el caos hizo que se matasen los unos a los otros. Parece que la misión ha terminado y podemos escuchar el mítico "It is over, Tess!" del videojuego versionado por Pedro Pascal antes de que todo se vaya al garete.

En un giro ¿inesperado? de los acontecimientos descubrimos que uno de los Chasqueadores consiguió morder a Tess, infectándola. Por si esto fuera poco, la explicación teórica sobre la interconexión de los huéspedes del Cordyceps pasa a la práctica, conduciendo a una horda de criaturas hacia nuestro grupo protagonista. Tess, en un último alarde de heroísmo, convence a Joel de que continúe adelante con Ellie y se sacrifica volando por los aires del edificio y proporcionando una vía libre a una pareja condenada a entenderse.

Como veis, 'Infectados' nos ha servido en bandeja de plata otra dosis de televisión de primerísima calidad con su épica, su desarrollo de personajes, su acción y una pequeña pista de lo que está por venir; concretamente, la presentación de Bill —un viejo conocido de los jugadores habituales— y su pareja Frank, que en el videojuego aparece una vez fallecido. Veremos que sorpresas nos depara en el futuro 'The Last of Us', pero el viaje, de momento, está siendo impagable.

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