'Si yo fuera rico': una discreta comedia que sigue la misma fórmula de algunos de los últimos grandes éxitos del cine español

El cine español ha empezado a apostar con fuerza por los remakes de éxitos de otras cinematografías, aunque incidiendo lo mínimo en el hecho de que se trata de adaptaciones de películas preexistentes. Me vienen a la mente ejemplos como ‘Perfectos desconocidos’ o ‘Padre no hay más que uno’, títulos que gozaron de una gran acogida por parte del público a la que ahora aspira ‘Si yo fuera rico’.

Nueva versión de la cinta francesa ‘Ah! Si yo fuera rico” estrenada en 2002, el nuevo largometraje de Álvaro Fernández Armero está siendo respaldado por una abrumadora campaña promocional por parte de Mediaset para animar así más al público a ir a verla. Por mi parte me temo que no estoy en condiciones de hacerlo, ya que se trata de una comedia con un sentido de humor con el que no comulgo demasiado y tampoco creo que brille demasiado en ello.

Humor de brocha gorda

La vida de Santi es una mierda, así de claro te lo deja el propio tráiler, pero un día tiene un golpe de suerte y gana 25 millones de euros en la lotería, pero lo que debería ser una gran alegría se convierte en un problema cuando decide ocultárselo a todo el mundo. Como premisa es atractiva y Álex García funciona bien en el rol de tipo más o menos normal sin resultar un mediocre anodino, pero a partir de ahí se construye un relato basado en las confusiones, los malentendidos y las mentiras que nunca termina de arrancar más allá de la efectividad de las bromas ocasionales.

Y ahí conviene mencionar que hay momentos simpáticos como cuando el protagonista se venga a su manera de su nuevo jefe integrando así muy bien el cameo de Aritz Aranburu, en parte por lo bien que encaja Diego Martín en un papel de por sí un tanto desagradecido, pero también porque al menos hay cierta fluidez a la hora de construir el relato y no se sienten como pausas porque saben que lo realmente principal no va a ninguna parte.

Eso no quita para que haya una tendencia clara al humor de brocha gorda, llegando incluso a optar por cierto ensañamiento con los personajes a costa de su aspecto físico o simplemente por el hecho de haber salido perdiendo en lo que se haya planteado, sin olvidarnos de unos detalles escatológicos muy poco conseguidos. Ahí es cuando ‘Si yo fuera rico’ resulta más cansina, una especie de cruce entre un tipo de comedia televisiva que ya deberíamos haber dejado atrás y el humor de algunas cintas americanas que funcionaban muy bien allí y pasaban un tanto desapercibidas en el resto del mundo.

Escasa efectividad

Esto último resulta curioso cuando uno de los detalles más llamativos de ‘Si yo fuera rico’ es que transcurre en Asturias, algo que se nos recuerda de tanto en tanto, ya sea a través de los diálogos o de los escenarios utilizados. Ojala Fernández Armero hubiera incidido más en este punto, ya que hubiese dotado de una mayor personalidad a la película y a buen seguro le hubiese permitido dar una mayor variedad cómica al relato.

Esta algo llega gracias a un poblado reparto de actores secundarios, que es donde encontramos lo más divertido de la función. Pienso por ejemplo en Antonio Resines y Jordi Sánchez, que demuestran buena soltura para amoldarse a unos personajes que sobre el papel deberían funciona peor de lo que lo hacen, en especial el segundo. No todo son aciertos en este punto -por ejemplo, los amigos del protagonista tienen bastante poca gracia-, pero al menos ayuda a dar algo de energía a la película cuando corría el riesgo de repetirse en demasiado y acabar cansando al espectador.

Lo que funciona peor es la sucesión de embrollos en los que se ve envuelto el protagonista, tanto lo relacionado con su ex, una Alexandra Jiménez menos inspirada que en otras ocasiones -sobre todo porque no existe la química necesaria entre ella y Garcia-, como la forma en la que se ve afectada la relación con sus dos mejores amigos. Falta chispa e ingenio a la hora de plantear las situaciones -si hasta la forma de manejar narrativamente el dinero del premio resulta de lo más pereozos-, confiando en que lo que sucede sea ya suficiente para que el espectador se parta de risa.

En resumidas cuentas

Si yo fuera rico’ dista muchísimo de ser una gran comedia y su sentido del humor tampoco será del gusto de una parte del público. Es verdad también que parece buscar un mínimo común para intentar conseguir que nos lo pasemos bien viéndola, pero en mi caso no fue posible. Lo que propone no encaja conmigo, pero en estos casos lo que importa al final es que te rías o no viéndola.

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