Remo Williams y Jake Speed: héroes de acción pulp de un alucinante universo cinematográfico que nunca se hizo realidad

A finales de 1985, uno de los años más recordados por la nostalgia cinéfila, se coló en la cartelera una película que iba a contracorriente: 'Remo, desarmado y peligroso' ('Remo Williams: The Adventure Begins'), una disparatada, desvergonzada y delirante aventura de acción que colocaba al carismático Fred Ward como improbable héroe de acción. Veamos qué pasó ahí.

Remo Williams: El destructor

Remo no fue la última película de Guy Hamilton, pero casi. El cineasta británico, parisino de nacimiento y afincado en Mallorca ya contaba con 63 años cuando tomó las riendas del personaje de Richard Sapir y Warren Murphy, que escribieron, atención, más de 150 historias del personaje. Orion Pictures y Dick Clark Productions pusieron sobre la mesa un montón de millones de dólares para crear una franquicia que iba a cambiar para siempre el cine de acción.

Según los resultados de Google, el presupuesto de la película fue de 40 millones de dólares, una auténtica salvajada si la comparamos con 'Commando', también de ese año: el clásico protagonizado por Arnold Schwarzenegger costó algo menos de diez millones. La otra gran diferencia entre ambas es que la película de  Mark L. Lester fue un éxito sin precedentes y la de Guy Hamilton un fracaso. Nada nuevo bajo el sol, puesto que la película de Remo Williams tenía más en común con 'Golpe en la pequeña China', otro fiasco, que con el cine de acción al uso.

Publicada por primera vez en 1970, a la sombra de James Bond (Guy Hamilton es el director de cuatro películas del personaje de Ian Fleming, entre ellas 'Goldfinger'), Larry Spiegel intenta a principios de la década de 1980 adquirir los derechos de la película, tarea que le llevará cuatro años. Por desgracia la película no tuvo el éxito esperado y lo que debería haber sido una franquicia se limitó a este largometraje de culto.

Un poco más tarde, se hizo otro intento de adaptación, en este caso para la televisión, pero el piloto tampoco cuajó. De manera sorprendente, sin embargo, los libros todavía se vendían bien, y era tal la fiebre de aventuras de Williams que incluso Marvel se hizo cargo del personaje para una serie de cómics a principios de los 90. El mundo no estaba preparado para un nuevo héroe de acción en una época en la que Bronson, Stallone o Schwarzenegger se repartían el botín. De todos modos, aún habría un esfuerzo más por volver a intentarlo.

Más que un mito, menos que una leyenda

Con un presupuesto más bajo que el de una aventura Cannon, pero mucho más ingenio y atrevimiento, 'Jake Speed. La aventura de África' fue otro fiasco pulp que merece un reconocimiento. La película de Andrew Lane es uno de esos títulos que nunca ha sido valorado en su justa medida. Sus carátulas de VHS, a medio camino entre los Indiana Jones, los Quatermain o los corazones verdes, no lucían tanto como aquellas. Que su protagonista,  Wayne Crawford (que también coescribió y coprodujo la película), no tuviera ningún carisma, tampoco ayudó a que la aventura comenzase de verdad.

La mayor virtud de una película como Jake Speed es saber encontrar su apoyo en el metalenguaje y así crear su propio mundo, uno que comparte en realidad el mismo universo que el que arropa al gran Remo Williams. La película se disfruta el doble si uno tiene un conocimiento, por mínimo que sea, de la existencia de las novelas pulp de las que hablan los personajes.

Las aventuras de Remo Williams: el Destructor, Mack Bolan, Doc Savage y algún otro tienen un hueco aquí, ya que el punto de partida de la película, más allá de un confuso rapto parisino, es la llamada de auxilio que un abuelo en horas bajas hace a una serie de personajes de ficción. Bolan, un completo desconocido para la gran mayoría de los mortales de habla hispana, es un personaje creado por Don Pendleton y el protagonista de más de 600 historias que han vendido 200 millones de ejemplares.

Es necesario recuperar hoy una aventura como la de Speed, con un villano interpretado por John Hurt que es puro exceso y con un gusto por la desfachatez y el todo vale realmente encomiable. Es una pena que tantos palos críticos y taquilleros no hayan permitido que Mack Bolan competase el ciclo, algo que estuvo cerca de convertirse en realidad hace unos años vía Todd Philips y Bradley Cooper. Lástima que ambos hayan tomado, de momento, unos caminos de una autoría tan condenadamente alejada del sentido de la maravilla.

Héroes de los de antes

Otro que también estuvo ahí peleando por llevar más pulp a la pantalla fue Shane Black, que lo intentó de mil maneras con Doc Savage y que ni siquiera con Dwayne Johnson (aunque aquí Bradley Cooper sí tendría sentido real) logró una luz verde. Cierto es que los derechos del hombre de bronce son una cosa bastante peculiar, pero también me temo que el público de hoy es el que más alejado está de ese tipo de diversión. Y tampoco es que antes haya ido mejor, no hay más que ver el maltrato a clásicos de culto como 'La Sombra' o 'The Phantom (El hombre enmascarado)', películas estupendas de Russell Mulcahy y Simon Wincer que corrieron peor suerte incluso que la fabulosa 'The Green Hornet'.

Este rechazo a los héroes no solo está ligado al pulp. Cannon Films, que además de películas muy malas también tenía títulos alucinantes, lo intentó  con Matt Hunter, un ex-miembro de la CIA con pocas ganas de soportar invasiones foráneas o intentos de asesinatos a colegas cercanos con hijos.

Primero en la piel de Chuck Norris y un año más tarde en los huesos de Michael Dudikoff, 'Invasión USA' y 'La fuerza de la venganza' fueron dos títulos sobresalientes dentro del catálogo de los Go-Go Boys. La película con Norris no funcionó mal en la taquilla americana, sin ser un éxito para explotar más secuelas. Al año siguiente, la pobre recaudación de la película de Sam Firstenberg tiró por tierra los intentos de continuar el legado de Hunter. Ya no hay héroes como los de antes.

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