'Big Little Lies' es una maravillosa exploración de las caretas que usamos en nuestra vida social

Probablemente, si hacemos un nuevo recuento de cómo fue 2017 en términos televisivos, hay dos series que enseguida vienen a la cabeza cuando hablamos de lo mejor de dicha cosecha y, además, las dos son adaptaciones de novelas. Una es 'The handmaid's tale' y la otra es 'Big little lies', que "cerraron" anoche su temporada de premios alzándose con sendos Globos de Oro en sus respectivas categorías.

En el caso de 'Big little lies' fue en las categorías de Miniseries, asunto que se hace raro ya que cuando se anunciaron los nominados ya se sabía que HBO había renovado por una segunda temporada la propuesta de David E. Kelley... y sospecho que los productores ya lo tenían claro cuando llegó el turno de enviar las solicitudes para ser considerados en estas categorías. Teorías aparte, la jugada salió bien: mejor miniserie, mejor actriz para Nicole Kidman, secundaria para Laura Dern y mejor actor para Alexander Skarsgard.

A poco que uno sepa de 'Big little lies', uno ya sospecha que es una de las series de lujo con las que HBO construye marca: escrita por Kelley, dirigida por Jean-Marc Vallée, basada en el best-seller de Liane Moriarty y producida por Kidman y Reese Witherspoon, quienes también encabezan el reparto junto a Shailene Woodley, Skarsgård, Adam Scott, Laura Dern, y Zoë Kravitz.

La serie, cuya primera temporada consta de siete episodios, gira en torno a una comunidad de madres y padres (de clase media-alta) de un colegio de Monterey, California. Al comienzo del primer episodio se nos revela que ha habido un asesinato durante un evento escolar, pero no se nos dice ni quién ni las circunstancias. A partir de ahí, retrocedemos al primer día de curso y conocemos la "fauna" y las "jerarquías" formadas, tensas pero con cierto equilibrio que se verá alterado con la llegada de una forastera: Jane (Woodley).

Será la acusación de Renata (Dern) de que el hijo de Jane ha querido estrangular al suyo la que llevará a esta al bando de Madeline (Witherspoon), una líder nata dentro de la comunidad colegial, y su amiga Celeste (Kidman). Según van sucediéndose los episodios nos adentramos más y más en el lado oculto de estas madres y padres, incluyendo secretos que van saliendo a la luz y con una tensión in crescendo entre todos que marca el camino hacia la fatídica noche de los hechos.

Una de las más comunes similitudes que se suelen sacar a la hora de hablar de 'Big little lies' es la que tiene con 'Mujeres desesperadas'. Algo que no es en vano ya que comparten ese toque de familias bien donde las apariencias son vitales para salvaguardar el estatus social. Nuestras protagonistas tienen vidas lejos de ser perfectas: Madeline, por ejemplo, está obsesionada con su ex marido y las firmes riendas con las que se impone en el AMPA del colegio se quiebran nada más llegar a casa.

O el matrimonio de Celeste y Perry cuya trama les ha valido a Nicole Kidman y Alexander Skarsgard tanto el Emmy como el Globo de Oro. De hecho estoy seguro que sin el uno, el otro no podría haber alcanzado estas cotas casi perfectas en su interpretación poniéndose en la piel de lo que es en apariencia el paradigma de familia perfecta: dos gemelos y una pareja joven, atractiva y con fortuna. A lo largo de sus escenas en 'Big little lies' somos testigos de cómo se cruza esta fina línea entre la pasión, el amor y la sumisión y empezamos a ver una relación abusiva, de maltrato y miedo.

Kidman y Skarsgard brillan y si a su talento propio le sumamos una trama tan emotivo en que pueden dar rienda suelta a lucirse pues tenemos una trama ganadora. Pero no es la única: 'Big little lies' ofrece uno de los mejores elencos que hemos podido ver en televisión en mucho tiempo. Reese Witherspoon está bastante inspirada y, aunque algo más discreta de lo que podríamos esperar, Shailene Woodley está a la altura de sus compañeras de reparto.

El guion de David E. Kelley también es para resaltar, si bien al comienzo puede pedir un poco de paciencia para que podamos conocer de qué pie cojean cada una de sus protagonistas. Hay una frase, creo que es de la Trilogía del Mar Quebrado de Abercrombie, que dice algo así como que de la falsedad nacen los buenos modales. En gran parte 'Big little lies' es un drama sobre eso: lo correcto, guardar las formas y de cómo la lengua puede ser un arma más afilada que la piel.

Este duelo tan educado como desquiciante, la exploración de qué pasa cuando hay algo más que palabras, cómo se quiebran las caretas dejándonos ver lo que hay debajo de superficie, es el punto fuerte de 'Big little lies'. Es una maravillosa exploración de todo eso encapsulada en la que es, para mí desde luego, una de las mejores series que nos dejó 2017.

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