'Nurse Jackie', aún más adicta y mentirosa

Hola, me llamo Jackie y soy drogadicta…

BLOW ME!

Con esta frase tan explícita la enfermera Jackie Peyton despedía una segunda temporada que, al igual que la de su “hermana” en Showtime ‘United States of Tara’, ha sido sublime. Jackie sigue siendo igual de grande que al comienzo de la serie, con momentos memorables al más puro estilo ‘House’, pero su moral se ha ido haciendo cada vez más pequeña conforme se iba metiendo en más problemas a la vez que sus secretos, tanto sentimentales como medicamentosos, se iban revelando.

Junto a Jackie, han tomado más protagonismo nuestros queridos secundarios, algo olvidados en la primera temporada, indagando más en las vidas y personalidades de O’Hara’, Zoey, Cooper y compañía, personajes en ocasiones mucho más interesantes que la propia Jackie, quien ha visto por primera vez cómo las cosas se le iban de verdad de las manos. Hace un año la dejamos “chutándose” tres ampollas de morfina en una habitación del hospital; ¿hubo consecuencias por ese robo?

Jackie, su familia y un amante

Aparentemente no. La maquinita administradora de medicamentos falla más que una escopeta de feria, y Jackie probablemente lograría desviar la atención de esa desaparición con su maestría habitual. Los primeros compases de la temporada nos enseñaban a la señora Peyton feliz con su familia, en la playa y disfrutando de un periodo con sus hijas, algo poco frecuente en ella, pero pronto vimos que no todo era de color de rosa.

Eddie seguía entablando amistad con Kevin, y para cuando Jackie vino a darse cuenta, el lazo entre ambos era ya demasiado amplio. Eddie actuó como un completo enamorado, y poco le importaba poner buena cara a Kevin con tal de tener a Jackie más cerca. Obviando la lamentable irrupción de Eddie en el hospital tras tragarse un bote de pastillas, Jackie seguía echando de menos al farmacéutico y sus polvos en la farmacia, por lo que aun a pesar de rechazar las formas de Eddie, finalmente acabó sucumbiendo... otra vez.

Los problemas de Jackie no se quedaban en su dilema amoroso. La hija mayor de Jackie, Grace, sigue con su trastorno de ansiedad, viendo catástrofes y probabilidades improbables en cualquier acontecimiento. La cosa fue más allá cuando lo mental traspasó lo físico; sus continuos encierros en el baño empezaron a levantar sospecha en sus padres, quienes acabarían por descubrir que Grace se arrancaba el pelo a tirones.

A pesar de las sesiones con una experta psicoterapeuta, su problema no parecía mejorar, ante la desesperación de Jackie que no paraba de solicitar información para poder abordar mejor la situación. Lo cierto es que entiendo perfectamente a Jackie, viendo cómo su hija se queda calva sin que el profesional que intenta ayudar revele información alguna de lo que dice la niña. No hemos sabido mucho más de este tema esta temporada, por lo que el próximo año será seguramente seguirá siendo una de las puntas argumentales.

Secundarios de lujo

No es que Mo-Mo fuese un personaje profundo y querido por la audiencia, lo cierto es que aportaba muy poco, pero su sustituto Sam es de lo más sosito que me he encontrado en mucho tiempo. Supongo que los guionistas querían poner en él un contrapunto a la personalidad adicta de Jackie, pero su personaje no ha sido nada interesante salvo por aquel memorable polvo en la capilla con la Dra. O’Hara.

Ay, mi Dra. O’Hara, cuánto la adoro. Me ha encantado el protagonismo que ha tenido esta temporada, quizá menos fría y dura que en la primera temporada, mostrando mucho más sus emociones, y no me refiero sólo al polvo con Sam. Su bisexualidad ha sido una sorpresa a medias para los espectadores, y su relación con la famosa periodista internacional, a mi gusto, ha sabido a poco. No es que prefiera a O’Hara con novia, pero seguro que podrían haberle sacado más jugo al tema.

El Síndrome de Tourette del Dr. Cooper no ha mejorado esta temporada, más bien todo lo contrario, probando los senos tanto de O’Hara como de Zoey, escandalizada como la que más. Su elección como imagen del hospital bajo el lema “Si las miradas pudieran curar“ se le subió demasiado a la cabeza, estando dispuesto a seguir financiando de su bolsillo la campaña sólo por ver su cara en las paradas de autobús. No sé vosotros, pero yo siempre he visto a Coop como un niño en el cuerpo de un hombre, un niño adorable sin amigos al que dan ganas de abrazar y proteger el resto de su vida, y nunca entendí el odio mutuo con Jackie.

Y finalmente tenemos a Zoey, que ésta sí que es adorable. Sigue intentando aprender de Jackie su buen hacer con los pacientes eliminando, por suerte, su carácter algo odioso. Ha tenido más responsabilidades con los pacientes, la misma que ha perdido a la hora de mantener relaciones sexuales. Su posible embarazo la atormentó durante un par de capítulos, y su relación de amor-odio con el conductor de la ambulancia se ha resuelto finalmente, de forma positiva (positiva en el sentido de que han acabado juntos). Pero, ¿cuándo va a conseguir Zoey licencia para atender por sí sola a los pacientes?

¿En rehabilitación?

Jackie ha visto en los últimos capítulos cómo uno de sus secretos ha sido revelado. Primero fue el descubrimiento por parte de Eddie de que estaba casada y con hijos, y ahora ha sido su adicción a los tranquilizantes. Kevin descubrió las facturas en el Apartado de Correos de Jackie (así no me extraña que no tenga dinero para mandar a Fiona a un colegio privado), y O’Hara comprobó que las radiografías de la espalda que recibía no correspondían a la enfermera.

Lo cierto es que Jackie cada vez ha mostrado más síntomas de adicción, llegando a robar medicamentos a un paciente desplomado en plena calle, un paciente que resultó ser una especie de narcotraficante. En la última escena, Kevin y O’Hara intentaban hacer una intervención, pero Jackie renegó con uno de sus típicos desplantes, encerrándose en el baño y pensando en cómo sería eso de hacer terapia. Sus últimas palabras están reflejadas al comienzo de esta entrada, pero su enorme carcajada y ese gran “Chúpamela (la frase del año) demuestran que, al menos de momento, Jackie no tiene intención de aceptar y tratar su drogadicción.

Realmente no sé qué esperar para la tercera temporada. El cliffhanger de la primera tanda de capítulos aseguraba muchos problemas para Jackie por robar morfina y colocarse en el trabajo, pero para mi sorpresa todo se saldó en nada. Lo que sí cabe esperar es que tanto Kevin como O’Hara intenten convencerla de hacer terapia, y que ésta última ya no le ría tanto las gracias a Jackie; pero el acecho de Kevin, que intentará aprovechar cualquier hueco para atraer consigo a la enfermera, puede tornarse una de las bazas a la hora de mantener su “chute” de mórficos. Por otro lado, falta que Kevin descubra el engaño, sintiéndose doblemente traicionado tanto por su mujer como por su amigo. Y, por favor, más minutos para Zoey. Mientras tanto, ya sabéis: BLOW ME!

En ¡Vaya Tele! | ‘Nurse Jackie’ y ‘United States of Tara’ renovadas

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