Bienvenidos a Cloverfield: la saga de J.J. Abrams que está cambiando el cine

"Cloverfield 2 era mejor". "Qué decepción Cloverfield 3". "¡¡Cloverfield Paradox después del partido de la Super Bowl!!". Cloverfield, CLOVERFIELD, ¡¡¡CLOOOVERFIELD!!! Si algo han conseguido los responsables de la modesta 'Monstruoso' ('Cloverfield', 2008), que ahora está en pleno décimo aniversario, fue nacer y reproducirse a la misma velocidad que los contenidos de los foros y las redes sociales de la nueva edad de oro de Internet.

2008, rescate en Nueva York

¿Quién no ha conocido a alguno de sus mejores colegas de juerga de la última década después de estar muy de acuerdo en la defensa de aquella peli que llegó de la nada y se convirtió en la gran esperanza blanca del kaiju, el found footage y el cine de catástrofes moderno?

El secreto de aquella pequeña producción de escasos 25 millones de dólares, algo imposible de imaginar en una película cuya sinopsis es "un monstruo gigante destroza Nueva York", fue el de crecer y propagarse como un virus a la velocidad del ADSL.

¿De dónde venía aquella criatura? ¿Qué pasaba con los protagonistas? ¿Es necesario tomar biodramina antes de la proyección? De entre las muchas preguntas que se hicieron los dueños de las redes, una destacó por encima del resto: ¿qué pasa con el oso polar? Ah, no perdonad. Maldito J.J. Abrams. La pregunta era: ¿qué demonios era aquello que caía del cielo en la última escena de la peli?

Yo me haría otra pregunta: ¿por qué una película que recauda siete veces su presupuesto necesita casi una década para presentar una secuela aún más barata? Ocho años tardó en llegar 'Calle Cloverfield 10', una "secuela" que no era tal y que empezaba a dejar que la imaginación del aficionado rellenara los huecos de una trama donde no había ni rastro de huella de gigantes de otros mundos.

Secuestrada

Todo eso daba igual: la jugada salió redonda y la gente no dejó de hablar de la conexión o no entre ambas películas, pero la taquilla internacional fue significativamente más baja que la original, así que quizás, quién sabe, ahí empezaron a cambiar de planes.

El caso es que el siguiente paso era una película mucho más intimista, modesta y barata, lo que no fue óbice para que resultara mucho más gratificante cinematográficamente que la peli de Matt Reeves.

Todo funcionaba como un mecanismo de precisión en la nueva Cloverfield, aunque durante su desenlace la suspensión de la incredulidad se hacía más dura que un propósito de año nuevo. Al igual que en la reciente 'La forma del agua', tanta recreación y adorno podía resultar menos creíble que la existencia de un mutante anfibio tamaño maniquí.

Nada de eso importaba: la calle donde se situaba la acción se llamaba Cloverfield y el experimento, si bien no terminó de convencer a nadie en términos de continuidad, si fue altamente satisfactorio en términos de estupendo thriller de múltiples lecturas. Pero vamos, que esto no es 'Twin Peaks'. Ni falta que hace.

¿Campaña de marketing o paradoja?

El marketing de esta franquicia no tiene parangón y funciona ande o no ande. Si no es suficiente con virales, falsas webs, compañías ficticias o rodajes sorpresa (nadie se enteró de le existencia de ninguna de las dos primeras películas hasta que sus responsables quisieron), esta gente sabe cómo y hacia dónde deben dar el siguiente paso.

Y, una vez más, han vuelto a hacer historia. Vale que está lejos de ser historia del cine, pero sí de una demostración de haber entendido el nuevo mercado audiovisual mejor que nadie.

Durante la noche más importante del año en lo que a teasers, tráilers o anuncios multitudinarios se refiere, y cuando todos esos nuevos clips terminan con un "próximamente en cines", la última entrega, 'The Cloverfield Paradox', finalizó con un inesperado y colosal "en Netflix después del partido".

El resultado fue, una vez más, un triunfo viral impactante como pocas veces se ha visto. ¿Qué demonios importa que la película sea mediocre si solo se habla de ella y todo el mundo corre para ser el primero en verla? La gente detrás de la película vuelve a dar la campanada, pero con un triple mortal con tirabuzón. Colegas, os están diciendo que van a meter una de las pelis más esperadas y misteriosas del año en vuestras casas ahora en un rato. Sin póster. Sin tráiler. Sin NADA.

La maniobra de Cloverfield resulta doblemente paradójica. Por un lado tenemos una película de la que su productora, toda una major como Paramount Pictures, prácticamente renegaba. Pases de prueba, reescrituras, tomas adicionales, intentos desesperados por conectar algo que bien podría ser la enésima pesadilla a bordo de una nave cualquiera, en una nueva entrega de algo que podría existir únicamente en el mundo de teorías, conspiraciones y cábalas de un puñado de personas que se lo toman todo muy en serio.

Paramount consigue (dicen) más de 50 millones de dólares a cambio de la exclusividad de la película en Netflix, que aprovechará la noche más vista de la tele americana para anunciar su inmediata disponibilidad en la plataforma y ganar a su vez miles de conexiones y altas nuevas.

De hecho, quien se haya comprado una televisión en 4K de 60 pulgadas para ver el partido en las mejores condiciones posibles y aún no esté suscrito a Netflix, lo hará pagando la cuota más cara.

El negocio es redondo: ni una sola página especializada sin analizar qué está pasando en Cloverfield. Casi ninguna hará hincapié en la escasa repercusión y baja calidad de la película, porque los tíos ya tienen una nueva entrega en el horno: 'Cloverfield 4' se titula 'Overload' y tendrá nazis y monstruos en los años cuarenta. Ésta sí se estrenará en los cines. Y adivinad qué: ¡ya está rodada!

'Cloverfield': una saga sobre el lenguaje audiovisual

Ahora que la fiebre sobre qué demonios había pasado con la famosa partícula de dios, título original de este Cloverfield Paradox, disminuirá hasta el próximo bombazo, toca reflexionar sobre si, en realidad, sus responsables han cambiado el cine. Netflix pasó de llevar a tu casa los dvds del videoclub a pagar 100 millones para que Martin Scorsese tenga 'The Irishman'.

Nosotros (bueno, muchos de vosotros), hemos cambiado las salas de cine por el salón de casa. Y el cine por las series. La paradoja Cloverfield se mueve como una criatura híbrida entre ambos mundos, pero con una superficie cubierta de viralidad. ¿Es un episodio? ¿Es una película? ¿Es un maldito anuncio? Sea lo que sea, lo han vuelto a hacer. Y nadie lo hace mejor.

Como dato escalofriante, en la indispensable Letterboxd se registraron más de 3.500 reseñas de la película durante las primeras 24 horas, casi el doble de las que se registraron de 'Star Wars: Los últimos jedi'. Que será lo que quieras, pero no deja de ser la jodida Star Wars.

En Espinof | Todas las conexiones de 'The Cloverfield Paradox' y qué significa su final

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