"Hemos vivido muchas catástrofes y el humor es la única forma de lidiar con ello". Ina Weisse ('La audición')

'La audición' fue una de las grandes sorpresas que tenía escondidas la Sección Oficial del pasado Festival de San Sebastián y ahora la tenemos en los cines. La película de Ina Weisse, con toques hanekianos, sigue la senda de cineastas como Robert Guédiguian​ a la hora de retratar a la nueva burguesía europea.

'La audición', una de las grandes sorpresas del cine europeo en 2019

De forma despiadada, cuenta la historia de una profesora de música cuya fijación con un alumno y su futura audición acabará trayéndole problemas en casa, tanto con su marido (al que prácticamente abandona) y con su hijo, que desarrollará un extraño complejo de Edipo por los celos hacia el otro niño.

Pese a alguna subtrama que no acaba de cuajar, la obra de Weisse es un interesante y sólido trabajo sobre la obsesión que, aunque podamos sentir un poco distante por la diferencia cultural con Europa central, resulta ser un estimulante ejercicio cinematográfico y un brutal tour de force de la alemana Nina Hoss, ganadora del premio a la mejor actriz (ex aequo) en Donostia. Su personaje pretende representar la bipolaridad del ser humano y los problemas emocionales y sexuales de una mujer en sus cuarenta.

Con una cuidada fotografía y un elegantísimo uso del sonido, La audición es una de esas películas que generan una agradable incomodidad, es perturbadora, inesperadamente dulce e inexplicablemente divertida. Una muy estimable película de autor, en definitiva. Durante el certamen vasco pudimos hablar con su directora y nos dio detalles de la creación del proyecto y el desarrollo de los personajes principales.

Ina Weisse: "Me interesa la doble moral de la burguesía: parecen muy abiertos pero esconden todo."

  • ESPINOF: ¿De dónde nace esta historia? ¿Tienes alguna vinculación con la música?

Ina Weisse: Fue un proceso larguísimo, en un principio el marido era el personaje principal, era ingeniero y construía puentes. Pero poco a poco comenzamos a ver que su mujer era mucho más interesante.

Así que empezamos a cambiar la perspectiva hacía esa profesora de violín y la historia la desarrollamos a través de su carácter con todo su desgarro y deseo de encontrar el lugar en el mundo. Además la siento muy próxima porque yo tocaba el violín y la coguionista el chelo.

  • E: ¿Tocan los actores los instrumentos?

IW: Sí, Nina Hoss y el niño aprendieron a tocar el chelo y el violín durante horas, pero la melodía la pusimos en postproducción. Pero el movimiento es real y lo hicieron ellos, y créeme que es muy difícil.

  • E: La película tiene una sordidez muy propia del cine centroeuropeo y además tiene un humor negro bastante interesante. ¿Por qué el cine de países como Dinamarca, Alemania, Austria... tiene esas características y esa representación de la burguesía?

IW: Hemos vivido muchas catástrofes y el humor es la única forma de lidiar con ello. Me interesa la doble moral de la burguesía porque parecen muy abiertos pero esconden todo entre líneas.

Es curioso que englobes todos esos países porque el humor austriaco es mucho más negro que el alemán y, sí, tiene mucho que ver con la historia y con que somos un país muy pequeño rodeado de otras culturas y por ello tenemos que sobrevivir, es una pregunta mucho más política de lo que te piensas.

"Los niños no tienen la capacidad de comparar y juzgar lo que está bien."

  • E: Es muy interesante cómo hablas de la sexualidad femenina y el papel de su marido, que ha pasado de protagonista a no ser absolutamente nadie.

IW: Es un desarrollo muy largo, a pesar de todo es una relación de amor y creo que los espectadores deberían verlo con ojos cálidos porque quería mostrar la erótica sin juzgar a los personajes. No me preocupa que sea una relación extraconyugal, prefiero normalizarlo porque si fuese un hombre nadie hablaría de ello.

  • E: El desarrollo del personaje del hijo recuerda bastante a lo que hace Lynne Ramsay en 'Tenemos que hablar de Kevin', por su tratamiento de la maldad, pero además introduces el complejo de Edipo. ¿Cómo planteas la relación entre ambos niños?

IW: En los niños todo está hecho, pero ellos no juzgan lo que es bueno y lo que es malo; en la guardería ellos ya pelean físicamente y lo importante es el desarrollo de después. Aquí, un niño tiene que luchar por el amor de su madre y por eso toma esas decisiones, pero nos sabemos cómo será más adelante.

Los niños son el eslabón más débil en una cadena porque no tienen la capacidad de comparar y juzgar lo que está bien y lo que está mal, y por eso es tan importante la información que reciben de sus padres.

  • E: ¿Cómo fue la elección de las piezas musicales? Es sorprendente la fuerza, incluso la violencia que desprenden.

IW: Fue también un proceso largo, cada pieza tiene una historia, por ejemplo, una de ellas es una canción de la Revolución Francesa. Pero lo más importante para mí era que la última no tuviese un discurso para no juzgar nada y, además, tenía que ser una lo más simple posible para que ellos pudieran interpretarla.

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