Sitges 2017: así están siendo las películas más importantes del festival

Un año más llega ese momento mágico en el que el mundo real deja de ser tan asfixiante, y los horrores del día a día —que no son pocos— se diluyen entre madrugones, colas, litros de café y el mejor cine fantástico venido desde todos los rincones del planeta. Llega el momento de instalarse durante diez días en la costa catalana y dar el pistoletazo de salida a una nueva edición del Festival de Sitges.

Este 2017 la situación es un poco más especial si cabe, ya que el certamen cumple su cincuenta aniversario, y lo hace con una selección de largometrajes impresionante que promete hacer las delicias de todo amante del cine de género que se precie —y de la que hemos seleccionado 21 imprescindibles que no pensamos dejar pasar bajo ningún concepto—.

Dicho esto, os invito a acompañarnos durante los próximos diez días a esta bacanal cinéfila en la que iremos repasando —actualizando diariamente este artículo— las sensaciones transmitidas por las películas que vayamos viendo, aplaudiremos las grandes sorpresas, y maldeciremos las más sonadas decepciones que nos hagan trasnochar más de la cuenta. ¡Bienvenidos a todos, salud y fantástico en vena!

Día 1 en vídeo

'Replace'

Como suele decirse: "La primera en la frente". Y es que, más que con buen pie, he iniciado mi periplo por Sitges 2017 con un tropezón de los grandes, siendo mi primera proyección la de esta 'Replace': una suerte de body-horror descafeinado dirigido por el alemán Norbert Keil cuyo único atractivo recae en ver de nuevo a la musa del terror ochentero Barbara Crampton en un anecdótico papel.

Los primeros compases de 'Replace' resultan esperanzadores, invitándote a desvelar qué oscuro secreto se oculta tras el extraño deja-vu de su protagonista y tras un misterioso eccema que aparece en su dedo. Por desgracia, la cinta no llega a ser más que una premisa interesante desaprovechada por completo a múltiples niveles.

Un guión de inspiración nula, unos personajes desdibujados, un gore de parvulario y una ejecución de lo más pobre envuelven un difuso discurso sobre la vanidad que cierra con un bochornoso recurso narrativo visto una y mil veces en cortometrajes amateurs. Por suerte, esta es una de esas películas que te hacen pensar que, a partir de su visionado, nada puede ir a peor.

'78/52'

Alexandre O. Philippe es un viejo conocido del festival, habiéndose pasado por estos lares, entre otras ocasiones, en el año 2014 con su notable 'Doc of the Dead'. En esta ocasión, el documentalista nos brinda su mejor trabajo a la fecha. Una auténtica clase magistral sobre dirección, sonido, montaje y narrativa centrada en los 45 segundos que cambiaron el cine de género para siempre: los que conforman la escena de la ducha de 'Psicosis'.

Para analizar hasta el último detalle del asesinato más famoso de la historia del cine, O. Philippe se rodea de la crème de la crème del mundo cinematográfico, contando con personalidades como el maestro del montaje Walter Murch —'Apocalypse Now'—, el director Guillermo del Toro, el compositor Danny Elfman o el guionista Bret Easton Ellis.

Entre todos ellos —y muchos más que quedan en el tintero— dan forma a un documental esencial para todo cinéfilo que se precie, sea devoto o no de la obra de Hitchcock. Si tenéis la oportunidad, no dudéis en dedicarle vuestro tiempo a este complemento indispensable a el libro 'El cine según Hitchcock' de François Truffaut.

'The Endless'

'Resolution', el debut de los cineastas norteamericanos Aaron Moorhead y Justin Benson nos dejó a muchos con la cabeza rota gracias a su enrevesado juego metacinematográfico tan sobrado de inteligencia como limitado en su presupuesto —algo que no adolece lo más mínimo—. Este año, la pareja de realizadores han vuelto a Sitges tras enamorarnos a todos en 2014 con 'Spring' con su trabajo más demencial.

Dos hermanos interpretados por los mismos directores —y que, además, comparten sus mismos nombres—, una extraña secta y ecos de la literatura de H.P. Lovecraft se dan la mano en dos magnéticas horas que te mantienen pegado a la pantalla intentando descifrar qué ocultan los bosques y carreteras de la zona en la que se ambientan.

Cuanto menos sepáis sobre ella, más redonda será la experiencia; pero hay que reconocer que los seguidores del trabajo de Moorhead y Benson la asimilarán de forma muchísimo más entusiasta. Los aplausos aislados —incluyendo los de servidor— en la sala en diversos momentos de la proyección así lo han corroborado.

'La forma del agua'

No hay nada para terminar el día que con los ojos empañados por las lágrimas que me ha conseguido arrancar Guillermo del Toro y su hermosa 'La forma del agua': un precioso cuento rebosante de romanticismo, delicadeza, poesía audiovisual, y un —hoy más que nunca— necesario mensaje político, en el que el director parece haber exprimido hasta la última gota de su corazón.

Muchos nos sorprendimos al recibir la noticia de que este largometraje se había hecho con el León de Oro a mejor película en el Festival de Venecia, pero incluso con las expectativas disparadas hasta cotas insospechadas, lo nuevo de del Toro consigue tocarte en ese rincón del alma que sólo estimulan las mejores y más sensibles obras de arte; y lo hace con una bellísima factura y unas partituras de Alexandre Desplat que enamoran por sí solas.

Todo lo que pueda escribirse sobre 'La forma del agua' podría condensarse mediante una sencilla afirmación que la posicione como una de las películas más importantes —si no la más— para el cine fantástico de los últimos tiempos. Maravillosa.

Día 2 en vídeo

'El sacrificio de un ciervo sagrado'

Descubrir al Yorgos Lanthimos en la edición 2009 del festival con su magnífica ‘Canino’ fue una experiencia tan enriquecedora como difícil de igualar. No obstante, mi entusiasta toma de contacto con el director griego ha supuesto que mi reacción ante cada uno de sus nuevos trabajo venga acompañado de una frustrante sensación de decepción.

‘The Killing of a Sacred Deer’ no es una excepción a esta regla, haciéndome echar de menos a lo largo de sus hinchados 109 minutos de metraje —que se antojan notablemente más largos una vez arranca su reiterativa segunda mitad— su humor negro y retorcido y, más especialmente, su capacidad de calcular con precisión los tempos para llegar a incomodar hasta el extremo, pero no saturar y provocar la desconexión.

Cuando Lanthimos se propone retorcerte en la butaca lo consigue con creces, crispando tus nervios con su gélida y efectiva realización, sus demoledores diálogos y las asépticas —casi robóticas— interpretaciones de unos impecables Colin Farrell, Nicole Kidman y Barry Keoghan. Por desgracia, pese a ofrecer unos primeros compases de órdago, el realizador tensa tanto la cuerda que esta termina rompiéndose, convirtiendo su asfixiante atmósfera en una dosis de benzodiacepina que te invita a abstraerte y echar una buena siesta.

'Housewife'

He de reconocer que cuando vi 'Baskin' en la edición del año 2015 me pilló con la guardia baja. La propuesta de aquella demencial pesadilla rebosante de casquería y el imaginario más grotesco que podáis imaginar fue difícil de digerir en su momento, pero un segundo visionado sirvió para alabar como es debido el primer largometraje de Can Evrenol.

Dos ediciones más tarde, el realizador turco vuelve a Sitges con 'Housewife': un ejercicio que bebe de los sueños de su director y que, presentando más de un paralelismo temático y formal con su anterior trabajo, despliega un recital de horror onírico en el que el gore más salvaje abraza conceptos y representaciones propias de la literatura lovecraftiana.

Una suerte de giallo de alma femenina con el espíritu del David Cronenberg de los inicios transpirando en su último tercio —innegable el vínculo con 'Cromosoma 3'— que, a golpe de colores primarios y de una banda sonora más que notable te clava en la butaca mientras te induce a recorrer su caótica y magnética narrativa. Un largo que no todos paladearán como es debido, pero que supone un nuevo golpe sobre la mesa de un Evrenol al que no debemos perder de vista bajo ningún concepto.

Día 3 en vídeo

'Hounds of Love'

Llevo once años acudiendo rigurosamente al Festival de Sitges; y desde el año 2006 no me he perdido una sola de las citas anuales en esta santa casa del fantástico. Sabiendo este dato, comprenderéis lo valioso de la siguiente afirmación: es más que probable que 'Hounds of Love' sea la película más violenta y hostil que he visto a lo largo de mi longevo periplo por el certamen, y todo ello sin tener un sólo plano con contenido especialmente gráfico o explícito.

Este debut —porque si, aunque cueste creerlo es una opera prima— de Ben Young conforma una atípica lección de cine para tratarse de una primera obra. A lo largo de algo más de hora y media, el director hace gala de una capacidad innata para componer planos, para dirigir actores, para gestionar el suspense con un brío inusitado y, sobre todo, para dar vida sobre el papel a unos personajes atormentados que se alzan como el alma del relato.

Explorando temáticas como la maternidad, la dependencia emocional o el concepto de familia, Young nos agarra del cuello con ambas manos y nos hunde en la butaca mientras presiona nuestra tráquea cortándonos la respiración. Cuando nos libera en su intenso clímax al ritmo de Joy Division, despertamos exhaustos de una experiencia demoledora que cumple con todo lo que podemos esperar del mejor cine de género australiano. Una imprescindible sólo apta para el público con más agallas.

'Wind River'

Puede que el nombre de Taylor Sheridan no os diga demasiado de buenas a primeras, pero si os digo que es el responsable de guiones como 'Comanchería' —que le valió la nominación al Oscar— y 'Sicario' la cosa empieza a ponerse interesante. Con estos precedentes, comprenderéis que en el mismo instante en el que supe que 'Wind River' —que Sheridan escribe y dirige— estaría en Sitges, marqué el día de su proyección con un enorme círculo rojo en el calendario.

Las expectativas puestas en este thriller, ambientado en una reserva de nativos americanos —y basado en un triste caso real—, se cumplen con creces no sólo por su precisa y eficiente dirección o por las notables interpretaciones de Elisabeth Olsen y, especialmente, Jeremy Reener. Como no podía ser de otro modo, 'Wind River' destaca por un magnífico guión que sabe dejar en un segundo plano la acción y la intriga para volcarse en cuerpo y alma en sus personajes y sus relaciones.

Latente entre sus pasajes, la crítica socio-política enfocada sobre el abandono de la comunidad de nativos americanos enriquece aún más si cabe su ya de por si interesante —aunque algo rutinaria— trama de investigación. La banda sonora de Nick Cave y Warren Ellis, y un par de secuencias capaces de desencajar mandíbulas son la ultima guinda para un pastel de lo más apetecible que escala posiciones en mi top particular de este Sitges 2017.

'Kuso'

Es madrugada en Sitges. Acabo de llegar a mi guarida después de ver 'Kuso', han pasado unos cuarenta minutos desde que terminó la proyección y aún no se qué carajo he visto durante la última hora y media que he pasado en el cine el día de hoy. Matizo esta última frase: aún no se lo que he visto pero, por un motivo que no podría especificar con exactitud, me ha encantado.

'Kuso' es un auténtico delirio con tintes experimentales dirigido por Steven Ellison: el músico, productor, rapero y DJ más conocido como Flying Lotus. El artista multidisciplinar —ahora también realizador— firma un auténtico disparate en el que fluidos corporales, seres deformes, y criaturas repugnantes se abrazan dando forma a una masa de narrativa deficiente, pero con un poder innegable en lo visual y en lo conceptual.

Más que un largometraje, podríamos estar hablando de una obra de arte equiparable a un mal viaje de ácido o setas alucinógenas edificada sobre semen, pus, diarrea y vómito. ¿Desagradable? Bastante; pero lo suficientemente hipnótica como para atrapar tu mirada como si de una repugnante lámpara de lava se tratase, y con un mensaje oculto —o eso creo— entre sus constantes majaderías e idas de olla. La rareza del año.

Día 4 en vídeo

'Mom and Dad'

El cuarto día en Sitges no ha podido empezar de mejor forma; y es que 'Mom and Dad', lo nuevo de Brian Taylor, codirector de ambas partes de 'Crank', 'Gamer' y 'Ghost Rider: Espíritu de Venganza', ha supuesto un auténtico sorpresón que se eleva como una firme y muy fuerte candidata a llevarse de calle el premio del público de esta edición.

Dando una vuelta de tuerca al manido subgénero de las infecciones que convierten a los seres humanos en monstruos homicidas, Taylor crea su particular festival repleto de salvajadas, acción, suspense y un humor de lo más cafre; y lo hace tomando como base una premisa harto atrayente: los padres desarrollan una irrefrenable necesidad de asesinar a sus descendientes.

Sobre estos cimientos, el realizador construye un divertidísimo filme que ha arrancado los aplausos y carcajadas de la inmensa mayoría del cine Retiro, y que ha removido algún que otro corazoncito con su demoledor mensaje centrado en el tempus fugit y el horror que significa ser padre —e hijo—. Para los que os lo estéis preguntando, sí, Nicolas Cage está tan pasado de vueltas como parece, y es la verdadera estrella de la función.

'Creep 2'

La primera 'Creep', dirigida y protagonizada por Patrick Brice, fue una de las tapadas del Festival de Sitges 2014. Su propuesta de comedia negra de terror con esencia de found footage nos pilló a muchos desprevenidos, cayendo rendidos a los pies de un producto tan atípico y divertido como tremendamente inquietante.

Esta segunda parte, de nuevo producida por la infalible Blumhouse Pictures y dirigida por el propio Brice, repite la fórmula de su predecesora, valiéndose de nuevo de unas dosis de humor de lo más grotesco, de un uso muy inteligente del lenguaje propio del metraje encontrado y, por encima de todo, de un Mark Duplass repitiendo papel protagonista y reafirmando lo gran actor que es.

Tomando como base un guión de apenas 15 páginas sin diálogo, y centrándose en la improvisación y la libertad de su pareja protagonista —igualmente brillante Desiree Akhavan—, 'Creep 2' vuelve a ofrecernos un soplo de aire fresco en el trillado universo de los asesinos en serie. Impredecible, hilarante y fantásticamente interpretada.

'Musa'

Jaume Balagueró es un viejo conocido del festival. Desde que en 1994 ganase el premio al mejor cortometraje 'Alicia', el realizador catalán ha pasado por esta santa casa con trabajos memorables como 'Los sin nombre', 'Darkness' o la fantástica '[Rec]'. Es precisamente hacer este ejercicio de retrospectiva lo que convierte a 'Musa' en una decepción aún más dolorosa de lo que debería.

Antes de que muchos se lleven las manos a la cabeza, hay que recalcar que 'Musa' no es una película fallida bajo ningún concepto. Esta adaptación de la novela 'La dama número trece' de José Carlos Somoza funciona —sin destacar— como thriller sobrenatural, haciendo un uso de la gestión de la intriga aceptable que sabrá satisfacer a los públicos menos exigentes.

El problema aparece cuando se evalúa el filme como una nueva pieza del director de 'Mientras duermes'; es a partir de ese momento cuando el desencanto comienza a hacer acto de presencia impulsado por el cariz genérico de una producción en la que la buena mano que suele tener Balagueró parece imperceptible. Poco inspirada a nivel formal y con unas resoluciones de guión de lo más previsibles, 'Musa' ha supuesto un cierre de la cuarta jornada de lo más amargo.

Día 5 en vídeo

'Tragedy Girls'

Tyler MacIntyre, responsable de la irregular comedia de terror 'Patchwork' ha sido el responsable de convertir el cine Retiro en una auténtica fiesta, inundándolo de carcajadas y aplausos con su 'Tragedy Girls': un nuevo ejercicio de hibridación que fusiona el slasher con la comedia teenager de institutos en el que 'Scream' se da la mano con 'Chicas malas'.

Esta firme candidata al premio del público junto a, por el momento, 'Mom and Dad', no es ni mucho menos una gran película. No obstante, MacIntyre se las apaña para generar un cóctel gamberro y mamarracho en el que los recursos visuales 2.0 se mezclan con el gore más festivo y un humor en clave millennial que se integra a la perfección en su microcosmos de animadoras, selfies y bailes de graduación.

'Tragedy Girls' es un divertimento de primera ejecutado en un ejercicio simple y llanamente aceptable al que el ambiente festivalero le sienta como anillo al dedo, generando unas sensaciones muy positivas adulteradas por la entrega del público durante la proyección. Ideal para desconectar y pasar un buen rato sin pretensiones.

'Revenge'

¿Habéis escuchado últimamente esa gran verdad que afirma que el género fantástico necesita más voces femeninas? ¿Aún no estáis convencidos de ello? Pues me alegra anunciaros que en 'Revenge', opera prima de la realizadora francesa Coralie Fargeat, probablemente encontréis el empujoncito necesario para uniros a esa corriente de pensamiento.

Fargeat firma un notable ejercicio de estilo que se asienta sobre las bases del rape and revenge de manual, ofreciendo un espectáculo de poco más de hora y media con una estética tan cuidada —en ocasiones parece un retorcido anuncio de perfume— como su salvaje y excesivo tratamiento de la violencia.

Para poder disfrutarla plenamente, 'Revenge' exige un ejercicio de omisión de sus obvias inverosimilitudes —que no son pocas—. De aceptar que estamos ante un mero divertimento que, aunque lo parezca, no se llega a tomar en serio a si mismo, nos estaremos entregando a una auténtica fiesta del entretenimiento más sádico y gratificante que nos podamos encontrar en una sala de cine.

'Brawl in Cell Block 99'

Acabo de salir del pase de 'Brawl in Cell Block 99' y mientras escribo estas líneas antes de ir a dormir para recuperar fuerzas para mañana no consigo ordenar los pensamientos en mi cabeza sobre esta rotunda maravilla. No puedo negar que me invadiese el nerviosismo en los instantes previos a su proyección; S. Craig Zahler —su director y guionista— es el responsable de 'Bone Tomahawk' —uno de mis filmes de cabecera de los últimos años—, y las expectativas sobre su nuevo trabajo estaban por las nubes.

Y es precisamente en esas nubes donde me encuentro ahora mismo, después de digerir sin esfuerzo alguno las dos horas y cuarto de este thriller neo-noir con alma de serie B y aroma setentero. Ciento treinta y dos minutos que evocan la estructura del western caníbal de Zahler, cocinando a fuego lento una dantesca e irrefrenable explosión de violencia ejecutada con tal furia y desparpajo que es imposible no caer rendido ante ella.

No sabría decir si 'Brawl in Cell Block 99' está mejor dirigida o escrita. Y es que la innata precisión del realizador a la hora de mover y colocar la cámara llega a quedar ensombrecida por un libreto magnífico, cuya progresión y diálogos —de Oscar— están a la altura de un tratamiento de personajes tan profundo y brillante como la interpretación principal de Vince Vaughn.

Os prometo una reseña más detallada y extensa de esta obra maestra cuando consiga salir de este estado de ensoñación; pero, por lo pronto, os digo que si no se lleva varios de los premios gordos de esta edición —el de mejor actor es imperativo—, el palmarés sería totalmente incomprensible. Clásico instantáneo.

Día 6 en vídeo

'Maus'

El debut en el largometraje del realizador asturiano Gerardo Herrero —alias Yayo—, amparado por la productora Apaches de Enrique López Lavigne, ha supuesto un jarro de agua fría de proporciones descomunales. Un primer pase que ha hecho arrancar el sexto día con bostezos de la mano del largometraje más hinchado y pretencioso de lo que llevamos de edición.

'The Maus' —o 'Maus' a secas— es una suerte de survival ambientado en los bosques de Bosnia-Herzegovina que supone un claro ejemplo en el que el realizador antepone la forma al contenido, dilatando hasta la extenuación una trama de lo más simple con florituras estéticas, planos secuencia interminables con nucas paseando por el bosque y un subtexto sobre las secuelas de la guerra con ínfulas de profundidad que no hace más que revelar una vergonzante obviedad —lo de referirse a un personaje como "Europa" es de juzgado de guardia—.

La aproximación de Herrero al conflicto serbio-bosnio peca de simplista y maniquea, y sus escasos cinco minutos con componente fantástico desentonan en el conjunto, dando la sensación de estar metidos con calzador. Pese a todo esto, el primer y gran problema que lastra a 'Maus' se revela durante su primera escena, y no es otro que su aborrecible pareja de personajes protagonistas, que genera una animadversión que suprime toda la efectividad potencial del relato.

'A Day'

Cada año que pasa me reafirmo: los reyes del panorama cinematográfico internacional en general, y del blockbuster en particular están localizados en la prolífica industria de Corea del Sur. Ni siquiera la poderosa y multimillonaria maquinaria hollywoodiense puede toser a unas producciones que saben llegar a las masas sin dejar de lado una calidad técnica y narrativa inigualables.

Una nueva muestra del poderío coreano es 'A Day', el impresionante debut del realizador y guionista Cho Sun-Ho que nos ha dejado a todos con la mandíbula desencajada gracias a su deconstrucción de la premisa de 'Atrapado en el tiempo', pasada por el filtro del thriller más intenso y magnético, y ejecutada con una destreza impropia de un director novel.

Sun-Ho vuelve a ejemplificar el arte del país asiático a la hora de jugar con la estructura dramática en tres actos, salpicando el relato con sorprendentes e inesperados puntos de giro que redondean un libreto que balancea a la percepción sus pasajes más trepidantes con el mejor y más cálido drama. En resumidas cuentas, podríamos considerar 'A Day' como un nuevo y hermoso milagro dentro del blockbuster a nivel mundial. Y es que Corea, sigue siendo sello de calidad.

'La villana'

Dar carpetazo a la sexta jornada con el thriller de acción coreano 'La villana' ha sido, sin duda, la mejor opción que podría haber tomado. Y es que el nuevo trabajo de Jung Byung-Gil, guionista y director de la estimable 'Confession of Murder', ha conseguido mantenerme con los ojos como platos a lo largo de sus más de dos horas de duración a pesar del déficit de horas de sueño que acumulo a mis espaldas.

'La villana' arranca con fuerza con una masacre en falso plano secuencia rodada en primera persona; una secuencia salvaje e increíblemente ejecutada que anticipa un festival de acción, muerte y destrucción. Nada más lejos de la realidad, porque el filme de Byung-Gil acierta salpicando de estos inspirados y violentos momentos el grueso de una trama de venganza dominado por el drama y el desarrollo de personajes.

Este filme no es, ni mucho menos, perfecto. Su narrativa fragmentada es innecesariamente complicada y algo difícil de seguir, pero el estilo que derrocha y su prodigiosa dirección —el trabajo de cámara es uno de los mejores y más dinámicos que se ha visto entre sus congéneres— hacen ganar enteros a esta común historia de venganza haciéndola destacar por méritos propios. Y de qué manera.

Día 7 en vídeo

'Stephanie'

Por segundo día consecutivo, arranco mi periplo por el Festival de Sitges 2017 con una decepción. En esta ocasión el mal sabor de boca es especialmente intenso, ya que podríamos estar hablando del primer batacazo a nivel creativo de la todopoderosa Blumhouse Pictures, perpetrado por el productor, director y guionista Akiva Goldsman —'La torre oscura', 'Soy leyenda'—.

Es una verdadera lástima el descenso de calidad progresivo en 'Stephanie', ya que su primer acto, y la primera mitad del segundo consiguen enganchar sin demasiado esfuerzo al seguir la historia de la pequeña cría que intenta seguir con su día a día sola en casa mientras el mundo parece estar asediado por una amenaza global desconocida. El problema aparece a posteriori de un mid-point cuyo giro principal se revela con una bochornosa exposición oral.

Desde ese momento, 'Stephanie' cae en una espiral de clichés y territorios comunes, acompañados de una factura que no consigue satisfacer las ambiciones visuales de su clímax y tercer acto. No hay duda de que lo nuevo de Jason Blum funcionará a la perfección en taquilla, pero para todos los que tenemos cierto bagaje en cuanto a terror sobrenatural se refiere supondrá un deja-vu de consumo rápido y fácilmente olvidable.

'My Friend Dahmer'

Pese a haber puesto el toda mi atención sobre ‘My Friend Dahmer’ desde que se anunció el proyecto y su selección en la sección oficial de este Sitges 2017, la sorpresa al finalizar su pase de hoy en el Auditori ha sido mayúscula. Y es que esta adaptación del cómic homónimo de John Backderf —más conocido como Derf— dirigida por Marc Meyers constituye una de las mejores y más equilibradas películas del año.

‘My Friend Dahmer’ podría catalogarse dentro de las lindes del drama iniciático con tintes de filme biográfico, que pivota en torno a la figura de un joven Jeffrey Dahmer y explora el proceso que convirtió a un peculiar adolescente en el mítico asesino en serie conocido como el Caníbal de Milwaukee.

Bajo esta premisa, Meyers elabora un relato sorprendentemente sólido y contenido, que huye del morbo fácil y la excentricidad para centrarse con cierto intimismo en la psique de su inestable protagonista. Con una realización de lo más sobria y un guión delicado y preciso volcado al cien por cien en sus personajes, ‘My Friend Dahmer’ es un ejercicio brillante capaz de generar una incómoda empatía —e incluso simpatía— con un hombre destinado a transformarse en un monstruo.

Una firme candidata a figurar en más de una categoría en el palmarés de esta edición.

'La piel fría'

Aún recuerdo como si fuese ayer la noche del año 2007 en la que descubrí 'Frontiere(s)' y terminé de enamorarme de la, por aquel entonces, nueva ola de terror francés conocida como Nouvelle Horreur Vague. El brutal y descarnado tratamiento de la violencia del survival galo subieron a Xavier Gens a un pedestal que no pudo continuar ocupando a causa de la irregularidad de sus siguientes trabajos.

Diez años después, Gens regresa a Sitges con 'La piel fría': una adaptación de la novela homónima escrita por Albert Sánchez Piñol que, en clave de terror, nos traslada a una remota isla en la que dos hombres deberán enfrentarse noche tras noche a unas criaturas que emergen del mar con no muy buenas intenciones.

Bajo este sencillo planteamiento, el realizador construye un largometraje con una ejecución más que notable en la que parece haber recuperado el brío perdido con 'Divide'. Por suerte, las bondades de 'La piel fría' no se quedan en lo estrictamente formal, explorando a través de sus —desdibujados— personajes conceptos tales como la soledad, el miedo a ella, y el aislamiento voluntario como remedio o prevención al dolor que nos pueden causar nuestros allegados.

En la cara oculta de la moneda, 'La piel fría' revela una falta de eficacia a la hora de definir bien su conflicto principal, los riesgos que asumen sus protagónicos, y a un antagonista esbozado con brocha gorda; factores que, en conjunto, limitan la conexión emocional e implicación con una película que, de haber cuidado estos detalles, lograría destacar entre sus congéneres, quedándose únicamente en el limbo de los filmes de género que, sin más, se dejan ver sin pena ni gloria pese a su buen hacer. Una lástima.

Día 8 en vídeo

'November'

Despertarse de buena mañana y encerrarse en una sala de cine a ver un largometraje como 'November' es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida. Y es que el nuevo trabajo de Rainer Sarnet, preseleccionado para representar a Estonia en la próxima ceremonia de los Oscars, es tan atrayente como extraño.

Ambientada en una aldea pagana estonia donde reinan la superstición y la magia negra, 'November' nos pone en la piel de unos aldeanos cuyo objetivo es sobrevivir al duro invierno entre los que se encuentra Liina, la joven protagonista que servirá de conductora de la hermosa historia de amor que compone el eje central del filme.

Fotografiada en un hermoso blanco y negro, 'November' hace gala de un tono tan enrarecido como su peculiar imaginario y sus metáforas visuales, que se alimentan del folclore de su país de origen para conformar un relato más próximo al surrealismo que a un filme fantástico con tintes sobrenaturales al uso. Un largo tan arriesgado como difícil de digerir que puede ser plenamente disfrutado si se acude al visionado con la mente muy abierta.

'Okja'

Sí. Soy consciente de que 'Okja', el último trabajo del infalible genio coreano Bong Joon-ho se estrenó en Netflix el pasado mes de mayo. Pero después de la absurda polémica que se generó en la última edición del Festival de Cannes con la proyección de susodicha película y la enemistad de los exhibidores con la plataforma de VOD no podía perderme la oportunidad única de verla en pantalla grande.

Me había mantenido totalmente virgen esperando que llegase este momento y, qué queréis que os diga; no cambiaría bajo ningún concepto la experiencia de haber visto este fantástico largometraje en una sala de cine en condiciones. La impecable dirección de Joon-ho luce tan espectacular y efectiva como de costumbre, ofreciendo un espectáculo de primera que no puede ser honrado en una televisión full HD de 40 pulgadas.

A nivel narrativo he de confesar que he caído rendido a los pies de 'Okja' y su potente mensaje. A pesar de haber llevado al extremo el cariz excéntrico que suelen tener los personajes del autor, esta aventura ecologista ha logrado emocionarme hasta el punto de —ejem— "humedecerme ligeramente" los ojos con su demoledor clímax.** Un nuevo y rotundo éxito de la industria surcoreana a pesar de sus tics e histrionismos**.

Por cierto, aquí se ha aplaudido el logo de Netflix durante la proyección. Chúpate esa, Cannes.

'Blade of the Immortal'

No estás en el Festival de Sitges hasta que no ves una película de Takashi Miike. Este año, a falta de una, el maestro nipón nos ha regalado tres nuevos trabajos de entre los que destaca esta fabulosa 'Blade of the Immortal' que se eleva como lo mejor que la rodado el prolífico autor desde 'Hara-Kiri: muerte de un samurai'.

Esta adaptación del manga de Hiroaki Samura supone el largometraje número 100 de un Miike que continúa siendo el adalid del exceso cinematográfico. Con 'Blade of the Immortal', el director firma una vuelta de tuerca al cine de samurais —o chanbara— que podría considerarse como una suerte de homóloga japonesa —salvando las distancias— al western 'Valor de ley'.

Dos horas y veinte minutos que se pasan como un auténtico rayo entre su desmedida y brutal violencia, sus pilas de cadáveres, sus personajes arquetípicos —y, aún así redondos— y una dirección marca de la casa Miike que saca lo mejor de los momentos más reposados y despliega auténticas orgías de la destrucción cuando sus protagonistas deciden blandir sus espadas. Fantástica.

Día 9 en vídeo

'Feliz día de tu muerte' —'Happy Death Day'—

Como dice un buen amigo, este año se está dejando notar esa "electricidad en el ambiente" que hace que varios largometrajes que coinciden temporalmente compartan elementos o conceptos similares. En el caso que nos ocupa, la premisa de 'Atrapado en el tiempo' vuelve a reciclarse después de la fantástica 'A Day' —que vimos en el día 6— en esta 'Feliz día de tu muerte'.

Fusionando la premisa de la famosa comedia protagonizada por Bill Murray con el slasher, esta nueva producción Blumhouse no sólo grita a los cuatro vientos "taquillazo" —ya ha puesto contra las cuerdas a la nueva 'Blade Runner' en Estados Unidos—, sino que revive el espíritu del subgénero con psicópata enmascarado de los años noventa. Y lo hace con una hora y media de lo más amena, simpática y con muy buena mano a la hora de conectar con el público.

Actores treintañeros interpretando a universitarios, fraternidades, asesinos, armas blancas y scream queens se dan la mano en esta comedia de terror tan blanca y amable como tremendamente divertida que flojea notablemente en cuanto a guión se refiere. Si somos capaces de perdonar su reiterativa primera mitad y lo inconsistente de varios de sus giros y puntos clave nos encontraremos con un tentempié de lo más agradable para pasar un buen rato sin complicaciones.

'Caniba'

Después de estar en los míticos pases de 'Martyrs' y, especialmente 'A Serbian Film', jamás pensé que volvería a ver tamaño número de deserciones en una proyección en el Festival de Sitges. Iluso de mi. Este "documental" —si se le puede llamar así, porque ni documenta ni hace nada— titulado 'Caniba' ha invitado amablemente a salir del Auditori a gran parte de los asistentes a su proyección, y razones no les han faltado.

Tomando como punto de partida la interesante historia del asesino y caníbal Issei Sagawa, los realizadores Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel dan forma a 90 tediosos y reiterativos minutos que desaprovechan por completo a un personaje tan célebre y proclive a fascinar al respetable. En lugar de elaborar y desarrollar su historia, la pareja de cineastas se limitan a replicar su interesante apuesta de 'Leviathan' apostando por lo "sensorial" en lugar de lo narrativo que, en esta ocasión, falla estrepitosamente.

El resultado es una auténtica tomadura de pelo —el momento karaoke roza lo bochornoso— con ínfulas de transgresión y controversia en el que tan sólo se podrían rescatar un par de momentos entre cabezada y cabezada. Muchos justifican los abandonos del cine con la dureza del documental y sus imágenes, pero es mucho más probable que sean debidos al soporífero tempo del filme y a la pedantería que transmite plano desenfocado tras plano desenfocado.

'Killing Ground'

Terminamos el octavo día en Sitges 2017 con la modesta pero sobradamente efectiva 'Killing Ground': una agradable sorpresa que confirma que no hay nadie con una capacidad para firmar con tan buena maña filmes del subgénero survival como los australianos.

Con una premisa de lo más manida como es la de la pareja que se va de acampada a una zona rural aussie para ser atacada y acosada por los tarados de turno, esta 'Killing Ground' se las apaña para, sin aportar nada nuevo ni especialmente brillante, destacar entre sus congéneres usando recursos tan estimables como un inteligente montaje acronológico que va caldeando progresivamente el ambiente hasta que lo hace explotar en mil pedazos.

Además de esto, el buen hacer de su director Damien Power a la hora de alimentar la tensión mediante un nada desdeñable uso de la cámara, y su fantástico y necesario punto de vista centrado en un personaje femenino que toma la sartén por el mango, hacen de 'Killing Ground' una buena excusa para pasar un mal rato perdidos entre los peligrosos bosques de la tierra de los canguros.

Día 10

'Jupiter's Moon'

Escribo estas líneas a posteriori de conocer el controvertido —y con razón— palmarés de esta 50 edición del festival, y he de confesar que pese a haber disfrutado hasta cierto punto de la estimable 'Jupiter's Moon', cada vez comprendo menos su triunfo en un certamen como nuestro amado Sitges.

'Jupiter's Moon' supone el regreso en clave de drama con tintes de thriller del húngaro Kornél Mundruczó tras su perruna 'White God'; y lo hace con una buena dosis de crítica sociopolítica centrada en el conflicto de los refugiados que está padeciendo Europa. Una temática sin duda necesaria, tratada con cierta frivolidad conforme avanza el relato.

Pero, ¿qué hace un filme como este en un festival como Sitges? La excusa viene de la mano de una metáfora traducida en** un componente fantástico tan interesante como innecesario** que enriquece la fantástica realización y el tambaleante pulso narrativo de Mundruczó. Un largo aceptable —sin más— cuyo triunfo en el reparto de premios en esta santa casa no terminad e estar justificada. Y es que Sitges is not Cannes.

'The Disaster Artist'

La mejor experiencia en una sala de cine que he experimentado en este Sitges 2017 —y, probablemente, desde que se estrenó la primera 'Los Vengadores'— ha venido de la mano de James Franco y su espléndida, extraordinaria, cálida y tremendamente divertida 'The Disaster Artist', que se ha programado en el último pase en el Auditori dentro del maratón sorpresa.

Desde que se anunció el proyecto, y después de haber leído el libro homónimo en el que se basa y de haber visto infinidad de veces 'The Room', he esperado con ansia esta 'The Disaster Artist', y el resultado no ha podido ser mejor. Una hora y media de aplausos colectivos, carcajadas, y de una ternura inesperada que nos ha dejado a muchos con un nudo en la garganta.

El tratamiento que hace Franco de la figura de Wiseau trasciende a la comicidad inherente al personaje y obedece a una fascinación hacia el creador de la peor película de los últimos tiempos más que comprensible, utilizándole como impulsor de un discurso sobre la persecución de los sueños que tocará el corazón de cualquiera que se exponga al filme. Imperfecta en ejecución pero insuperable en alma.

Luna llena en Sitges: el videoblog festivalero de Espinof

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