Las seis escenas más tristes de las películas de Pixar: nadie les gana desarmando emocionalmente al espectador

Este fin de semana Pixar ha estrenado en Disney+ su largometraje número 22: 'Onward'. Supone su vuelta al cine original tras el estreno de 'Los Increíbles 2' y 'Toy Story 4', que cerró el arco con el que la pionera compañía inició su andadura revolucionando la animación en 1995, y casi diez años después de una tercera entrega que todos creímos definitiva.

Recordamos su andadura con seis escenas demoledoras de Pixar que demuestran que nadie les gana manipulando emocionalmente al espectador

¿Animación o disgusto?

No sabemos si esta vez habrá alguno que pueda contener las lágrimas, es poco probable, pero tampoco nada nuevo. Pixar, como siempre lo fue Disney, es experta en retorcer los sentimientos de cualquier espectador.

Ahora que se cumplen diez años del mayor disgusto que el cine de animación nos ha dado, con aquel doloroso prólogo de 'Up', una película que es posible que no hayas vuelto a ver nunca, creo no está de más admitir que no es necesario tanto sufrimiento.

Aquellos primeros casi cinco minutos nos cogieron desprevenidos. Es una obra maestra, desde luego, pero es una muy dolorosa. ¿Bonito? Bueno, asistimos a velocidad de vértigo a lo perra que puede ser la vida. Amistad, juventud, amor, desgracia, fatalidad. Todas las emociones humanas recogidas en cinco minutos.

Después de ese brutal golpe bajo uno podría llegar a pensar que los disgustos dejarían paso al jolgorio. Pero no. Después de 'Up' llegó el turno de 'Toy Story 3', una emocionante y emocional aventura que se antojaba definitiva y en la que estuvimos más cerca que nunca de la tragedia.

Con la tercera entrega las emociones, las esperanzas y todos los miedos y preocupaciones de esa cuadrilla de juguetes con la que hemos crecido todos se elevó, como mínimo, al cubo.

Luego llegaría el alivio, sí, pero la sombra de la sospecha no se movería. Porque Pixar está agazapado esperando por tu flaqueza. ¡Incluso en formato cortometraje!

Golpes bajos

Lo cierto es que uno puede terminar cansado de esperar por la siguiente manipulación emocional de la compañía. ¿Quién en su sano juicio llevaría a sus hijos al cine a sufrir?

¿No aprendimos esa lección con la muerte de Chanquete en 'Verano Azul'? ¿No es demasiado arriesgado estar pendientes de un pequeño pez perdido en la inmensidad de océano? ¿Dos veces? Porque 'Buscando a Nemo' no fue suficiente, en 2016 nos llegó 'Buscando a Dory'.

No sé vosotros, pero yo prefiero la vieja escuela de diversión sin fin, la del 'Aladdin' de los 90 o el 'Enredados' de hace casi diez años. Allí uno no encontraba más que persecuciones frenéticas dignas de Tex Avery, momentos tronchantes a la altura de los Looney Tunes (¡¡el mimo!!) y gamberrismo extremo (el último plano de la peli es un viejo borracho semidesnudo lanzando un beso a la audiencia).

¿Es ese sentido de la evasión el único propósito del cine animado? Seguro que no. Pero tal vez el público más joven (nuestros hijos) no merezca ver morir a la madre de 'Bambi' o ver cómo la de 'Dumbo' es separada de su cría. ¡Ni siquiera creo que esté bien ver cómo Simba pierde a su papá!

Hablemos de 'El viaje de Arlo'. Esa (preciosa, claro) película es un catálogo completo y a todo color de las intenciones diabólicas de la compañía del flexo por destrozar la inocencia de nuestros hijos.


La película del dinosaurio no tiene tiene una gran historia que contar. De hecho, puede que la más plana. Su trabajo consiste únicamente en encadenar una escena emocionalmente aplastante tras otra.

Insisto: no es necesariamente malo ni extraño intentar emocionar desde el arte, pero en algunos casos parece no haber ninguna otra razón más allá de la demostración palpable de que Pixar es la mejor en lo suyo: desarmar emocionalmente al espectador.

'Los Increíbles 2', sin ir más lejos, parece ir sin rumbo fijo al no tener ningún momento de calado emocional más allá del cortometraje que precede a la película, una durísima historia sobre la (in)dependencia de los hijos y padres.

Pero la secuela del éxito superheróico de Pixar, en este caso, se quedaba algo hueca. ¿Acaso no saben contar una historia sin convertir la experiencia en un valle de lágrimas fáciles?

Para un servidor, la gota que colmó el vaso de la paciencia y la permisividad fue 'Del revés (Inside Out)', porque hay ciertas cosas que uno no puede tolerar:

La prueba de la "maldad" de la compañía está en las declaraciones del actor que daba voz al tierno amigo imaginario rosa: "La escena duraba un minuto más, pero se recortó porque te destrozaba el corazón. Era absolutamente triste y la comparo con esa escena en Bambi, cuando su madre muere. No necesitamos ver eso de nuevo".

¡Los propios actores reconociendo que la compañía se ha pasado de madre! Que sí, que la película va de emociones y de aprender a manejarlas, pero un poco más de tacto no viene mal.Por ejemplo, el hermoso camino que recorremos en la que de momento es la última gran joya de la compañía, la preciosa 'Coco', donde es bastante complicado saber qué está pasando durante sus últimos quince minutos porque, ya sabes, los llantos.

Disney - Pixar. Los mejores en lo suyo. Los mejores a la hora de hacer que nos olvidemos que el mundo que espera fuera de la sala no es animado, pero sigue siendo cruel. Tal vez por eso no necesitamos que, cuando se apagan las luces y abrimos las gominolas, también nos lo recuerden durante la película.

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