Antes de contar la historia de Bruce Springsteen, el director de 'Deliver Me from Nowhere' ya hizo otra película sobre música y depresión que ganó el Óscar

Jeff Bridges consiguió su reconocimiento de manera tardía en un drama con melancolía y melodías

Pedro Gallego

Editor

Tiene pinta de que no vamos a tener un año sin un intento más de biopic musical realizado con plantilla, especialmente porque ahora el más supuestamente artístico ha encontrado también su plantilla de falso prestigio en ‘Springsteen: Deliver Me From Nowhere’. Mientras estas jugadas sigan teniendo recompensa en forma de nominaciones, estas van a seguir produciéndose.

Los artistas conocidos convertidos en las nuevas propiedades intelectuales a explotar, pero ahora con gancho académico. Resulta obvio para todos y, aún así, se pica en el anzuelo. Es difícil culpar a Scott Cooper de querer lanzarlo (le podemos culpar de muchas otras cosas), especialmente cuando ya encontró una vía para que sus actores lo lograsen en ‘Corazón rebelde’.

Balada triste de una antigua estrella

Sin embargo, este drama musical sobre estrellas decadentes y alcoholismo no necesita de aura o leyenda de una persona real para terminan convenciendo. Jeff Bridges adquirió de manera tardía el reconocimiento que merecía como gran actor americano en una triste balada country que se puede ver solo en plataformas de alquiler.

Acumulando fracasos matrimoniales y cierto ostracismo en la industria musical después de llegar a ser una superestrella, el músico de country Bad Blake se refugia en la autocompasión y el alcohol para sobrellevar su existencia. Al menos hasta que entabla una relación con una reportera que le hace reconsiderar sus prioridades.

Casi podría ser el molde de un biopic cualquiera, si la mayoría no estuviera ya centrada en glorificar el apogeo más juvenil de las estrellas de turno. Cooper entra en lo que podría ser un melodrama setentero de John Huston con un entendimiento algo básico del mismo, aunque con una efectividad que estaría ausente en el resto de su filmografía.

‘Corazón rebelde’: una canción que cautiva

El toque de estrella que pasó su apogeo, pero es paseada como reliquia para aupar a nuevas generaciones que le toman el relevo (o le vampirizan el legado), es buena base dramática para su posterior profundización en el alcoholismo. Hay muchas hechuras convencionales, pero las melodías están bien engarzadas y tocadas.

Ayuda, por supuesto, que Bridges abrace con tanto respeto y cariño el rol que le llegó justo para recordar el talento que siempre tuvo para interpretar cualquier registro. La manera en la que la historia de la película y la del actor dialogan creó la narrativa perfecta para que su carrera al Oscar fuese incuestionable. Es algo que un biopic al uso es bastante incapaz de conseguir.

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