La película de superhéroes que emocionaría a Vin Diesel ya está en HBO Max: un apañado entretenimiento familiar que está lejos de su reputación de fracaso absoluto

'Fast & Furious' ha llevado hasta tales extremos su mensaje sobre la importancia de la familia que ya es casi un meme global. Pero al menos lo promulgan con una sinceridad que resulta chocante cuando las películas abrazan tanto el absurdo. Probablemente esté ahí la clave del éxito para muchos de sus aficionados, que están dentro de la misma industria de Hollywood, como comprobamos tanto en su determinación por aparecer en las secuelas como en las referencias en películas como '¡Shazam! La furia de los dioses'.

Tiene sentido la referencia, y no sólo por la edad real que tienen los personajes que les hace ser más receptivos tanto al espectáculo disparatado como al melodramático mensaje de la familia. La secuela de la fabulosa '¡Shazam!' (una de las mejores películas recientes de DC) sabe que la unión familiar es una de las mejores vías para hacer un blockbuster que tiene que ser más grande que lo anterior si quiere justificar su existencia.

Dioses a mí

Ya disponible para ver en HBO Max, la película espera tener en streaming el aprecio que no se encontró en salas de cine, tornándose en un sonoro fracaso que Marvel agradeció para distraer la atención de la decepción con 'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía'. Sus malas críticas y taquilla ha puesto el cine de superhéroes en una posición delicada, aunque tanto en un caso como en otro resulta bastante exagerado hablar de desastres cinematográficos.

Aquí nuestro héroe con cuerpo de Dios y mente de adolescente ha compartido sus poderes mágicos con sus hermanos adoptivos, esperando montar su supergrupo que dure para siempre. Por desgracia, sus caminos no van a poder permanecer siempre juntos. Además, tendrán que enfrentarse a tres hijas de Atlas que reclamarán los poderes de los dioses y buscan cumplimentar una venganza contra la humanidad que transforme por completo el planeta.

Las intenciones son estimables, tanto por querer enfatizar la fortaleza en la unión familiar como en la acción llena de monstruos con alma artesana en cómo están diseñados. Son los aspectos más agradables que David F. Sandberg introduce en una película que, inevitablemente, se queda a medios gas cuando intenta cargar todo demasiado, tanto buscando añadir más drama al personaje principal con un síndrome del impostor que no se siente bien manejado.

'¡Shazam! La furia de los dioses': monstruosa hipertrofia

Es, ciertamente, una decepción con la fantasía fabulosa con la que deslumbró en su primera entrega. El sentido de la maravilla propio del cine ochentero (de 'Big' a 'Aventuras en la gran ciudad') queda constreñido e hipertrofia por la necesidad de hacer una entrega más monumental, algo que sólo logran convirtiendo estatuas de criaturas mitológicas en amenazas. La necesidad de mostrar que tenía hueco todavía en el futuro de DC, aunque se completase antes de la llegada de James Gunn, jugó en su contra.

Sigue siendo, eso sí, decente en lo que respecta a entregar un entretenimiento para toda la familia. No sólo por el evidente mensaje que anuncia con luces de neón y referencias a la saga de Vin Diesel (emocionado está, seguro), sino por la aventura trotona y mágica que garantiza unos mínimos. El fracaso en lo comercial es innegable, pero resulta exagerado y muy conveniente para los intereses mercantiles extenderlo a otros aspectos.

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