'Aquaman y el reino perdido' es, para bien, la desfachatez elevada a la máxima potencia. Jason Momoa y Patrick Wilson brillan en un pasatiempo de DC aún más enloquecido que su predecesora

Al menos la química entre Jason Momoa y Patrick Wilson nos deja varias escenas divertidas

Apenas han pasado 10 años desde el estreno de 'El hombre de acero' y ya toca despedirse para siempre del DCEU. Este universo de superhéroes estuvo muy marcado por la figura de Zack Snyder, pero a la hora de la verdad sus mejores películas están firmadas por otros directores. Por mi parte, tengo bastante claro que 'Aquaman' es una de sus aventuras más conseguidas, por lo que siempre quedaba la esperanza de que fuese a suceder lo mismo en el caso de 'Aquaman y el reino perdido'.

No obstante, la película dirigida por James Wan tenía mucho en su contra. Desde los rumores de múltiples cambios por al vaivén creativo de DC hasta los rumores de que Warner no quería contar con Amber Heard pero no le quedó otra que seguir contando con ella. Todo eso sin olvidarnos de que hace tiempo quedó claro que era el último clavo en el ataúd de este universo cinematográfico. Eso seguro que ha hecho mella en el interés del público, y seguro que tampoco ayuda el hecho de que sea claramente inferior a su predecesora. Eso sí, ofrece unos mínimos de entretenimiento y diversión por los que tampoco conviene defenestrarla.

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Guste más o menos, lo que está muy claro sobre 'Aquaman' es que se trataba de un pasatiempo enloquecido en el que muchísimas cosas podrían haber salido mal. Hay espectadores que la catalogan como poco menos que un desastre, pero para mí esa falta absoluto de miedo al ridículo acaba jugando a su favor y te lo puede pasar en grande siempre que te dejes llevar por el cóctel imposible que propone. Pues bien, 'Aquaman y el reino perdido' es un desbarajuste aún mayor, con la pega de que solamente llega a funcionar a ratos.

Una cosa que sí tiene clara Wan en 'Aquaman y el reino perdido' es que se trata de una película cuyo principal foco está en explorar esa tumultuosa relación entre hermanos por parte de Jason Momoa y Patrick Wilson. Un poco al estilo de lo que ya hizo Marvel con Thor y Loki en 'Thor: El mundo oscuro', la película juega con una alianza improbable que en otras manos podría haber llevado a una sobrecarga dramática. Aquí lo que sucede es que se convierte en la base para los momentos más divertidos de la función.

Desde la escena de la fuga hasta esos cinco minutos en los que 'Aquaman y el reino perdido' se convierte de repente en una monster movie, la química entre Momoa y Wilson, mucho mayor a la que el primero mostró con Heard, impulsa la película hacia delante y nos deja varios momentos divertidos que encajan muy bien con lo que ya propuso la primera entrega. Habrá quien diga que es imposible tomárselo en serio, pero es que Wan apuesta en todo momento por un disparate relativamente controlado, incluyendo ese arranque un tanto ridículo que muestra las dificultades como padre del protagonista y reduce a la mínima expresión la presencia de Mera, que incluso llega a dar la sensación de ser más la compañera de piso de Arthur que su mujer.

Ahí es verdad que nunca sabremos con exactitud lo que sucedió con Heard, pero lo que sí es evidente es que su peso en 'Aquaman y el reino perdido' se ha reducido a poco más que la mínima expresión. Y digo poco más pese a que apenas tendrá una decena de líneas de diálogo porque es aún más llamativo el pobre uso que se hace de Nicole Kidman. No sé si es que salía muy caro contar más días con ella, pero lo cierto es que a la hora de la verdad el tercer personaje con más peso en la trama es el de Randall Park, que no deja de ser el colaborador arrepentido del villano principal de la función.

Ahí podríamos entrar en otros detalles como que el Black Manta de Yahya Abdul-Mateen II nunca llega a funcionar o lo ridículo que resulta contratar a Pilou Asbæk, el inolvidable Euron de 'Juego de Tronos', para luego darle una presencia ínfima en pantalla, pero no acabaríamos nunca. Y es que si 'Aquaman' eran fácilmente cinco películas en una, en el caso de 'Aquaman y el reino perdido' habría que aumentar la cifra fácilmente hasta siete u ocho.

Todo ello aliñado con esa esquizofrenia digital de la que ya hacía gala su predecesora, con algunos momentos que realmente logran ser impresionantes, pero también otros en los que canta a la legua que estamos viendo simplemente un muñeco generado de forma regulinchi por ordenador. La cuestión es que Wan apuesta por la desfachatez a todos los niveles, y eso es que algo que depende completamente de que el espectador lo compre o quiera arrancarse los ojos.

Sin embargo, hay un factor clave que la distancia de 'Aquaman', y es que aquella también eran muchas cosas diferentes unidas de forma dejémoslo en curiosa, pero aquí el desparrame es absoluto e incluso en los momentos más inspirados, brilla con menos intensidad. Sí se nota que detrás de las cámaras hay alguien con talento para darle un mayor ímpetu a lo que sucede en pantalla, pero el guion se siente como un pegote en el que ir metiendo cosas sin parar porque parece que molan. Y a veces sucede, pero el factor de éxito es inferior al deseable.

Por último, 'Aquaman y el reino perdido' ignora por completo que es la película final del DCEU. Esto podría ser perfectamente la aventura de un superhéroe que no conoce a ningún otro personaje de esas características. No sé hasta qué punto eso fue una decisión meditada desde el principio, pues era algo que ya se podía decir de la primera entrega, pero deja una sensación extraña como cierre del mismo. Porque además lo último que vais a ver del mismo es una broma en forma de escena post-créditos. Que Marvel pueda acabar con uno es algo que me encaja, pero con DC queda raro, porque además la película en ningún momento se siente como un final.

Al final lo mejor que puede ofrecer 'Aquaman y el reino perdido' es una aventura más o menos divertida en la que eleva el nivel de caos, algo que también se nota en una gran batalla final que se siente un tanto acelerada (y donde además se desaprovecha una oportunidad para incluir un chiste que tenían a huevo). ¿Es una buena película? Para nada, pero sí puede llegar a ser lo suficientemente entretenida como para que uno no se arrepienta de haberle dedicado dos horas de su tiempo.

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