De una parte, mis ganas de ver la primera de las diez películas que incluí en aquella entrada que escribí a principios de año sobre los filmes que más me atraían de la oferta de este 2014. De la otra, los muchos varapalos que, incluyendo a los que le ha dado mi compañero Mikel, se está llevando lo último de George Clooney tras las cámaras por parte de la crítica. Y en medio de ambos extremos, la duda más que obvia de qué pesaría más, si mi extrema filia hacia el género bélico en general y las historias de la Segunda Guerra Mundial en particular sumadas a mi simpatía por el cine del actor o todo lo que se está apuntando allí donde mires acerca de las disfuncionalidades de la producción.
En última instancia, y como creo que queda bien indicado en el titular, me quedo en una postura intermedia: comparto parte de esos discursos que tachan a 'Monuments Men' ('The Monuments Men', George Clooney, 2014) de episódica y de no aprovechar las muchas posibilidades que le otorgaba la historia real en la que se basan Clooney y Grant Heslov para enhebrar el guión, pero al mismo tiempo no puedo hacerme eco de las posiciones más radicales, esas que afirman que la cinta raya el "ser mala" o "una enorme decepción".
Oportunidades desaprovechadas
Cierto es que, de no haber sido aplacadas por los muchos comentarios negativos que ya había tenido oportunidad de leer por encima, las expectativas con las que entré el pasado viernes en el cine habrían sido mucho mayores por las razones expuestas algo más arriba pero, debido lo que se estaba cargando contra ella, decidí minimizar mis esperanzas para con el filme y, justo antes de comenzar la proyección, me aposté en la butaca dispuesto, al menos, a pasar un rato entretenido. Y con tales pretensiones, para nada indignas a mi parecer, salí bastante satisfecho.
Eso no quita, como decía, para que sea incapaz de valorar en su justa medida todo aquello que 'Monuments Men' podría haber sido y no ha alcanzado y, por supuesto, todas las oportunidades que va desaprovechando el metraje en una suerte de huida constante hacia adelante sin que en ningún momento se tenga muy claro cuál es el objetivo a alcanzar. En este sentido, y tras un arranque espléndido, de magnífico ritmo y pulso narrativo, resulta especialmente molesto lo mucho que la cinta se obstina en querer cubrir cuántos más frentes mejor, sin que en ningún momento Clooney y Heslov inclinen la balanza sobre uno de ellos en particular, una voluntad ésta que resta muchos enteros a las grandes posibilidades dramáticas del filme.
En su lugar, director y guionista optan por el camino de en medio, y hacen discurrir la práctica totalidad de la acción en uno tono nunca definido que mezcla humor socarrón e "inteligente" —algunas de las puyas espetadas por los protagonistas son hilarantes, todo sea dicho— con algún apunte suelto de acción, gotas inapreciables de romance y una vertiente de acción insustancial y diluida por mor de lo deslavazado de un conjunto que parece querer jugar a ser indefinido con la esperanza de generar simpatías en cuanto mayor sesgo de público, mejor.
Con todo, el carisma a prueba de bombas de la totalidad de su reparto —y no citaré a ninguno por cuanto en esa imposible búsqueda de un fugaz equilibrio, (casi) todos tienen igual protagonismo—, ciertos planteamientos dramáticos que no revelaré pero que sí funcionan como se espera de ellos y la capacidad de Clooney como director para narrar con suma precisión y claridad aquello que quiere exponer, son valores más que suficientes para justificar esa sensación con la que abandoné la sala. De acuerdo, no era lo que podría haber llegado a esperar de ella, pero tampoco puedo afirmar como sí en hecho en otras ocasiones, que sea ésta una molestia capaz de arrastrar por el fango el franco entretenimiento que supone 'Monuments Men'.
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