'Five Nights At Freddy's' es un éxito de Blumhouse diseñado para los fans del videojuego. Para mí es como un capítulo de 'Pesadillas' que no da miedo

Una película-evento con la que reaccionar de forma furibunda es caer en el ridículo: a veces hay que aceptar que el cine no se hace siempre para ti

"A veces llega un momento en que te haces viejo de repente", cantaban los Celtas Cortos en 1990. Para mí, ese momento específico fue ver 'Five Nights At Freddy's', un fenómeno de terror light tan sencillo de comprender en su esencia como complejo de indagar en lo que hay más allá.

La saga lleva casi una década cimentando su base de fans con más de veinte juegos oficiales (y un buen puado más programados por seguidores), una trilogía de novelas y decenas de cómics, todos dentro del mismo canon y universo. La película es solo la guinda del pastel, una obra pensada más como premio para sus millones de seguidores acérrimos que como película en sí misma. Y eso, lejos de suponer un dolor de cabeza... es solo el símbolo de que todo está yendo bien.

Nostalgia Z

Es injusto -y absurdo- criticar 'Five Nights At Freddy's' desde una supuesta superioridad intelectual, indicando todos los puntos donde podría haber dado el do de pecho y se ha quedado a medias. Ni siquiera importa.

Gran parte de los fanáticos han salido encantados al ver a sus animatronics favoritos, se han llevado un buen puñado de misterios con los que teorizar (y de los que en YouTube ya están dando buena caza) y lo que opinemos los neófitos y los adultos que nunca hemos convivido con esta pieza de la cultura pop no tiene ningún tipo de relevancia real.

Durante años y años, los estudios de cine se han esforzado en capitalizar la nostalgia hasta límites absurdos. Hemos visto pasar por delante de nuestros ojos remakes y reboots de todo tipo, queriendo contentar al público que, según se pensaba, era el que llenaba las salas: millennials y X, las dos generaciones con dinero y nostalgia pop fácilmente replicable.Sin embargo, esto es todo lo contrario: una película por y para personas menores de 25 años, un sector del público que, según se nos ha repetido una y otra vez, no van al cine salvo a ver películas Marvel. Y sin embargo, han acudido en masa... a pesar de estar disponible digitalmente desde el día uno.

Porque 'Five Nights At Freddy's' ni siquiera es una película: es un evento. Algo que tienes que vivir durante los dos primeros días de su proyección en cines, y que no tiene sentido fuera de ahí, más allá de los vídeos teorizando. Scott Cawthon, el creador de toda esta saga, es muy consciente de lo que quiere su público, y se lo ha dado, controlando del inicio al fin de la producción y declarando, en más de una ocasión, que esta no era una obra para todo el mundo, sino exclusivamente para fans. Y ha cumplido su palabra, pero no por lo que cualquiera podría imaginar.

'Five Nights At Freddy's': temblad, animatronics, temblad

La película es un feudo para fans, pero no porque su cantidad de guiños o de lore haga imposible seguir la historia para alguien que jamás se haya acercado a la pizzería Freddy Fazbear's, sino porque se precisa de una disposición previa y de un cariño hacia los personajes para poder disfrutarla del todo. Por decirlo de otra forma: no puedes entrar con dudas a verla. Tienes que ir con confianza ciega, convencido de que te va a encantar porque la han hecho específicamente para ti. Si no, se cae por su propio peso.

Y es que, para qué engañarnos, 'Five Nights At Freddy's' no deja de ser un episodio de 'Pesadillas', con giro sorpresa final incluido. Cawthon es un nuevo RL Stine capitalizando un género siempre olvidado como es el terror infantil. Y no hay nada de malo en ello. Sí, no veremos ni gota de sangre, los personajes se comportan de forma histriónica, hay agujeros de guion tremendos, las tramas pueden hacerse repetitivas y ridículas y la resolución final se queda a media res, pero tampoco le podemos pedir más a lo que es, básicamente, una puerta de entrada al cine de género.

Claro, no soy el público de esta película, y no pasa nada por reconocerlo. Probablemente tú tampoco lo seas: si eres su target, lo más probable es que de una manera u otra ya la hayas visto. Y de tu grado de fanatismo irredento dependerá que la hayas disfrutado más o menos.Porque al final, 'Five Night At Freddy's' no va de otra cosa que de fe pura y dura: creer que lo que estás viendo ha sido manufacturado por amor hacia ti como fan y que supone un galimatías críptico para los adultos que se acerquen a verla. Sentirte especial al formar parte de una comunidad. El clásico "Hemos ganado" que tanto se repite en Twitter cada vez que una productora nada a favor del fandom.

¿Hemos ganado?

Personalmente la película me parece puro blandiblú, una sucesión de escenas machaconas y repletas de personajes insulsos (con la notable excepción de William Afton, interpretado a las mil maravillas por Matthew Lillard) que exploran la iconografía ochentera formateada para el nuevo milenio.

Eso sí, los diseños de los animatronics son tan tangibles como increíbles -aunque no sea necesariamente mérito exclusivo de la película-, la trama incluye un componente psicológico y onironauta inesperado y agradecido, y, siendo sinceros, no me importaría ver una segunda parte. En el fondo es una aventura de terror sanitizada, sin nada de suciedad, grosería, sangre o miedo en sí mismo, a dos pasos del muñeco Slappy. Y me alegro de que exista.

Cualquier reacción furibunda por parte de la crítica y el público solo hace patente la división intergeneracional. Aunque, en el fondo, los referentes no anden tan lejanos. De hecho, este es su 'Una pandilla alucinante' particular, solo que desarrollada hasta el detalle a través de horas y horas de teorías, detalles, guiños y partidas. A medida que los fans van creciendo y ampliando su conocimiento, los hilos de 'Five Nights At Freddy's' se hacen más y más claros, convirtiendo la pasión en nostalgia y asegurando que a la saga, en plena renovación constante de público, le quede aún un futuro glorioso por delante.

Puede que 'Five Night At Freddy's' no sea para ti, y eso es perfecto. No todo tiene que estar manufacturado para todo el mundo, y a veces toca encogerse de hombros dejando que la naturaleza siga su curso. Al final, el mayor problema de la cinta es que da la impresión de que no han pisado el acelerador al cien por cien con la promesa que le hicieron a los fans de realizarla exclusivamente para ellos.

Está claro que han dado con la clave del éxito, pero la labor que tienen en Blumhouse por delante es ardua: retocar, ampliar y refinar si pretenden que la secuela no vuelva a ser más de lo mismo y los seguidores empiecen a verlo como un producto de segunda. Freddy Fazbear's tiene potencial para seguir abierta durante muchísimos años. De momento, seguiré fichando con más curiosidad por husmear que fanatismo real.

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