'Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes' es la versión Panem de 'Breaking Bad', pero la idea de lo que cuenta es bastante mejor que cómo lo hace

Una estimable ampliación de este universo distópico de ciencia ficción que falla al querer ser dos películas por el precio de una

Todo lo que tiene éxito acaba volviendo. Da igual el tiempo que pase, que antes o después tendrá una nueva entrega salvo que haya algo insalvable que lo impida -como es el caso de 'Regreso al futuro'-. Era obvio que la franquicia de 'Los juegos del hambre' no iba a ser una excepción, sobre todo si tenemos en cuenta que las cuatro películas protagonizadas por Jennifer Lawrence lograron una recaudación conjunta de casi 3.000 millones de dólares.

Estaba bastante claro que seguir hacia adelante era imposible tras lo que nos contaba 'Sinsajo: Parte 2', por lo que la creadora de este universo optó por echar la mirada atrás con 'Balada de pájaros cantores y serpientes'. Este viernes 17 de octubre nos llega su adaptación cinematográfica, la cual tiene mucho de versión Panem de 'Breaking Bad'. Ahora, una cosa es lo estimulante que pueda ser la idea que explora y otra las limitaciones de su ejecución.

Dos por uno

Habrá quien piense que el principal problema al que tenía que hacer frente 'Balada de pájaros cantores y serpientes' es la ausencia de Lawrence, pero yo tengo muy claro que era otro: todo el mundo mínimamente familiarizado con la saga sabe ya que es la película que cuenta cómo Coriolanus Snow se convierte en el villano más despreciable de Panem. Eso ya de por sí limita su recorrido, pero a la hora de la verdad está lejos de ser el mayor lastre al que hacer frente una película pese a todo bastante estimable.

El auténtico problema de 'Balada de pájaros cantores y serpientes' es que es dos películas por el precio de una y no terminan de encajar demasiado bien. La primera recuerda bastante en estructura tanto a la primera 'Los juegos del hambre' como a 'En llamas', con la particularidad de que el punto de vista se centra en el mentor en lugar de en la representante femenina del Distrito 12 de Panem. Eso ya de por sí apunta un elemento refrescante a la cinta, pues permite también conocer un poco mejor los movimientos tras bastidores de esta competición mortal.

Ahí la película se ve beneficiada por la notable interpretación de Tom Blyth como Snow, quien sabe jugar muy bien con la curiosa moralidad del personaje y añadir u interés extra a ese camino emocional que ha de recorrer Snow hasta llegar a su inevitable destino. Quizá es un poco obvio al remarcar sus motivaciones -todo lo referente a su familia funciona mucho mejor como idea para explicar su actitud que en cualquier de los momentos en los que se incide de forma directa en ello-, pero el joven actor inglés sale más que airoso.

A ello hay que sumarle que el impetuoso trabajo de Rachel Zegler también encaja muy bien como contrapunto a Blyth. Sus primeras apariciones tienen bastante fuerza y la protagonista femenina de 'West Side Story' sabe maniobrar con un personaje que no deja de ser un antecedente más o menos claro de Katniss. Sí es cierto que quizá se abusa un poco de su innegable habilidad para cantar y que hay algunos subrayados bastante cuestionables, pero su Lucy Gray funciona bastante bien en líneas generales.

Para el resto del reparto se apuesta por una fórmula similar a la de las cuatro entregas lideradas por Lawrence, optando por intérpretes más solventes y conocidos para los papeles adultos, siendo Jason Schwartzman quien más brilla, ya que entiende muy bien lo que su rol requiere de él y nos deja varios momentos de lo más divertidos. De todas formas, pocos peros hay que ponerles a los actores de la película, ya que en todo caso podría decirse que a algunos les falta una mayor elaboración de sus motivaciones desde el guion de Michael Lesslie y Michael Arndt, pero hay otros aspectos del mismo que acaban lastrando el resultado final de forma irremediable.

Tal y como apuntaba antes, 'Balada de pájaros cantores y serpientes' son dos películas en una. La primera es una ágil relectura de lo que ya habíamos visto sobre  todo lo que rodea a una edición de Los Juegos del Hambre, aunque no faltan ahí algunos momentos bastante inverosímiles por mucho que nos vendan que esta competición se encuentra todavía en una fase temprana de desarrollo, y la segunda cómo se lidia con las consecuencias de lo que ha sucedido allí.

Oportunidad perdida

Es ahí donde 'Balada de pájaros cantores y serpientes' tiene la oportunidad de ofrecer algo único y diferente, pero también es donde mete la pata de forma clara. Por un lado, esa hora final se siente como una especie de pegote extraño, una prolongación artificial que perfectamente podría haber dado para una película individual -pero al mismo tiempo tendría muy difícil justificar su existencia como tal-. Por otro, se siente acelerada a la hora de mostrar al espectador los cambios definitivos en su protagonista.

Hasta entonces, Francis Lawrence había sabido incidir muy bien en las complicadas motivaciones de Snow, pues al mismo tiempo que le guiaba una motivación económica, también era obvio que había desarrollado sentimientos hacia Lucy Gray. No es que estuviese planteado de forma memorable, pero sí resultaba efectivo y ayudaba a que estuviésemos ante un entretenimiento bastante logrado que además ofrecía algo más que eso. Solamente con eso ya dejaría buen sabor de boca.

Luego llega lo complicado, y es que ese toque más matizado no se pierda. Ahí 'Balada de pájaros cantores y serpientes' pincha en hueso, y es una lástima que así sea. Es entonces cuando esos parecidos que mencionaba con 'Breaking Bad' van un paso más allá y asistimos a la transformación definitiva del protagonista, pero lo muestra todo de forma un tanto burda. Así lo que podría haber sido apasionante por muy previsible que fuera, acaba dando la sensación de ser una estación de paso para que Snow abraza la maldad de forma clara.

De hecho, ahí se pierde casi por completo ese componente de hasta qué punto sus circunstancias lo han convertido en algo así o es que simplemente era algo que estaba en sus interior esperando a la más mínima oportunidad par manifestarse. Y es que lo que deberían ser grandes momentos dramáticos se sienten como algo apresurado y sin la profundidad dramática necesaria para golpear al espectador. Por suerte, la fuerza intrínseca de lo que sucede evita que la película llegue a hundirse en ningún momento, pero la idea de lo que cuenta es mil veces más potente que la forma que tiene de hacerlo.

Con todo, 'Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes' es una apreciable adición a este universo distópico y se siente que no quiere ser un simple más de lo mismo. La pega es que quiere abarcar demasiado para lo que es capaz de hacer y eso acaba volviéndose en su contra. Pese a ello, es una propuesta recomendable para los fans de la saga y quizá también para aquellos que no lo sean.

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