La versión corrupta de terror del 'E.T.' de Steven Spielberg que provocó traumas infantiles a toda una generación de videoclub ya se puede ver en España

Considerada la perversión corrupta de ‘E.T., el extraterrestre’ que traumatizó a una generación de niños, ‘Xtro’ se produjo el mismo año que la película de Steven Spielberg, pero en vez de una adorable mascota del espacio exterior, incluía inseminación extraterrestre, embarazos contranatura, payasos enanos, muñecos asesinos y hasta panteras. Estrenada hace 40 años en los cines de EE. UU., el 7 de enero de 1983, esta obra llega restaurada a streaming en Filmin.

A finales de los 70 Spielberg había puesto en marcha una alienmanía con películas como ‘Encuentros en la tercera fase’ (1977), y aunque parecía evidente que el público estaba ansioso por enfrentarse al lado más feo del espacio, la película que realmente triunfó fue su amable fantasía familiar posterior. Pero mientras, el éxito de ‘Alien, el octavo pasajero’ alimentaba el miedo a la otredad cósmica y su éxito fue acompañado por el impacto deLa cosa’ (1982), que sufrió en sus carnes el duelo con la mirada benévola de las criaturas.

Una de las películas más interesantes que surgieron tras ‘Alien’ fue ‘Xtro’, que hasta cierto punto era otra muestra de cine barato y sórdido de la explotación que vio películas como ‘Creature’, ‘Inseminoid’ o ‘Creepozoids’, entre otras muchas criaturas de serie B que surgieron a raíz del éxito de Ridley Scott. Pero el tiempo ha ido mostrando que en esta ocasión había mucho más debajo de la superficie de las vísceras y el blandi-blub. Hasta hace poco esta rareza británica apenas era recordada, pero en su momento dio pesadillas a muchos niños gracias a su éxito en los videoclubs y los pases televisivos nocturnos.

Una producción independiente

Trabajando con un presupuesto mínimo de 500.000 libras, la película fue co-producida con Bob Shaye de New Line Cinema antes de que fuera catapultado gracias a ‘Pesadilla en Elm Street’, y se consiguió rodar en un solo mes de 1982, justo después de la llamada Gran Nevada, en la que las temperaturas en partes de Gran Bretaña descendieron a casi -30 °C. El resultado fue una de las películas de terror más extrañas, turbias y repulsivas de los años 80, tocando algunos puntos comunes de repulsión con la obra maestra de John Carpenter.

Lo que empieza más o menos como cualquier película de monstruos con body horror de la época, como otra respuesta de horror al cine de extraterrestres bienintencionado de Spielberg, convertía la visita espacial en una pesadilla onírica sobre la paternidad monstruosa, el abuso o la reproducción traumática, en una suma de derroteros oníricos totalmente demenciales e impredecibles, donde parece que el único hilo conductor sea la degradación de la carne. Faltaban cuatro años para ‘La mosca’ de Cronenberg, pero ya se seguía un proceso por fases de destrucción de lo familiar.

Aquí, la figura decadente de un padre se va transformando físicamente en un monstruo, como si fuera una versión postmoderna de los temas de la sustitución en el ámbito familiar del cine de terror de los 50, como ‘Invaders from mars’, o la más explícita ‘Me casé con un monstruo del espacio exterior’. El progenitor regresa del espacio como una interpretación doméstica del motivo del astronauta retornado de películas como ‘The Quatermass Experiment’ o ‘The Incredible Melting Man’, que también adoptaría la siempre reivindicable ‘Species II’ tomando prestados los motivos de embarazos alienígenas grotescos con efectos viscosos e implicaciones de vientre de alquiler.

Mucho más que una copia de 'Alien'

Y es que todas las locuras vistas en la película se prestan a varias interpretaciones y a menudo se pasado por alto por la crítica, pero parece que los conflictos que se presentan se esfuerzan por plantear temas controvertidos. A pesar del obstáculo del resultado visual pequeño y sus momentos extraños de locura e impacto barato, la historia se basa en el tema de una ruptura familiar que comienza cuando Sam Phillips es abducido justo en frente de su hijo Tony solo para regresar “alterado” tres años después, cuando el niño todavía sufre pesadillas por la terrible experiencia.

Su madre, Rachel (Bernice Stegers) tiene un nuevo hombre en su vida: Joe Daniels (Danny Brainin), que trata de conectar con Tony pero es incapaz de desempeñar el papel de figura paterna. El circo comienza con el proceso de regreso del verdadero padre a través de una mujer que sirve como el receptáculo de la semilla implantada a la fuerza por el alienígena. Esto lleva a la escena más infame del largometraje, que lo colocó en la lista complementaria de las Video Nasties, que no fueron procesadas pero sí sujetas a confiscación bajo un cargo "menos obsceno". El momento de una fecundación express desarrolla en cuestión de minutos.

Es en ese momento cuando un Sam completamente adulto se abre camino con sus garras para salir de la vagina de la desafortunada mujer, matándola en el proceso. Es una distorsión de la escena de la comida de ‘Alien’, con una “violación” que aquí tiene un contexto significativamente diferente: el nacimiento extraterrestre no es un castigo, muerde su propio cordón umbilical, y rechaza la sociedad matriarcal para reclamar su papel como padre. Algo que tiene paralelismo con los partos masculinos vistos en ‘Men’, en un emplazamiento británico similar, y visualmente parecido al de ‘La piedad’.

Un subtexto tremendamente turbio

‘Xtro’, consciente o inconscientemente, visualiza a las mujeres como recipientes corporales para la reproducción. Son impregnadas oralmente con una extensión fálica y dan a luz monstruos o se convierten en un recipiente para huevos extraños. Otra de las escenas más perturbadoras es en la que un padre "vampiriza" a su hijo en un momento eterno, rodado entre tinieblas y con unas implicaciones de segunda lectura de un tema tabú que provocan una repulsión inexplicable. En teoría, chupar a su hijo como un zumo humano conlleva una transferencia de ADN extraterrestre, pero aquí parece producir un éxtasis inapropiadamente sexual.

Además, antes de la llegada de su padre, Tony se muestra cada vez más agitado y perturbado, convencido de que este va a volver, sufriendo pesadillas que le despiertan constantemente. Una noche, Rachel encuentra al niño empapado en sangre a pesar de estar ileso. No es solo la idea del padre ausente sino uno que incluso puede haber abusado de él. Cuando regresa, le domina, lo moldea y manipula, como si fuera un grooming que le pone en contra de su madre. A partir de ese momento, la película se vuelve aún más extraña e impredecible.

El niño parece adquirir un poder psíquico que le permite dar forma a la realidad a través de la pura fuerza de voluntad. Sam manifiesta a un payaso siniestro (Peter Mandell) como asistente, usa un Action Man de tamaño real para asesinar a la vecina o anima una pantera de juguete a matar al novio de su niñera. Al estilo del episodio de ‘Twilight Zone’ del niño con poderes, o los de la película ‘The Brotherhood of Satan’, sus deseos se convierten en seres físicos, y el payaso enano mata también a la asistente golpeándola en la cabeza con un martillo de goma, abriendo camino varias imágenes sexuales extrañas y perversas, como el niño “incubando” con la boca a la joven.

Sexualidad anómala y aberrante

Aunque no se suele explorar mucho la intuición detrás de este disparatado plantel de imaginería surrealista, existe la posibilidad de interpretarlo todo como una pesadilla infantil, una manifestación de los anhelos y ansiedades del niño. La joven que le cuida se transforma en un útero-capullo, literalmente envuelta, o tejida como una telaraña, en la pared y el techo, suspendiéndola para crear el túnel por el cual los huevos alienígenas serán liberados a través de un orificio como una gran vulva cavernosa. Una mujer sexualmente abierta convertida en un elemento de procreación en serie.

Incluso el regreso de Sam podría ser una creación de los poderes de moldear la realidad de Tony, visto tal y como el primer alien brota espontáneamente de la tierra y deja embarazada a su víctima “besándola”, insinuando la visión infantil sobre cómo funcionan las relaciones sexuales. Además, hay una exploración del dolor por la desaparición de su padre que codifica su trauma con la misma anarquía absurda y de pesadilla del juego de un niño, por lo que la trama de ‘Xtro’ tiene tan poco sentido como lo tiene el mundo para un niño: su visión de este está limitada al regreso de su padre, o la relación con sus juguetes su ilusión de que cobren vida y cuiden de él.

En el final alternativo se ve cómo sueña con hermanos, otros niños como él y todo el epílogo está rodado en un lugar blanco, liminal, propio de una pesadilla. Esto no tiene que ver con el género de extraterrestres. ‘Pero el director Harry Bromley Davenport apenas tiene explicaciones para nada de lo que ocurre. De hecho, en varias entrevistas insiste en que su única intención era hacer una película obscena y llena de elementos de impacto, considerando su propio trabajo como “basura”. Sin embargo, el descenso de su película a la locura psicosexual tiene un sinfín de sorpresas para un público que espera otra película de criaturas típica de los 80.

Una película "mezquina y desoladora"

En su afán de encontrar “el más nauseabundo todavía” el director vuelca cada idea extravagante que se le ocurre, lo que, junto a una banda sonora de sintetizadores y una atmósfera densa, solo realzan el encanto hipnótico de una película viscosa, sangrienta y enfadada con el mundo. Desde las muertes grumosas y las distintas iteraciones de la reproducción alienígena, todo es hostil, crudo y sin explicación. En el final más visto vemos cómo Tony deja la Tierra con Sam, evolucionado en una especie de figura exoesquelética.

Mientras, Rachel regresa a su departamento de Londres, donde el baño está lleno de huevos latentes, que emiten un apéndice fecundador que comenzará un nuevo ciclo dejánola embarazada. En el otro final, Rachel regresa y estos huevos ya se han convertido en clones de Tony que hacen un extraño canto en bucle de "Mamá" y ella parece aceptarlos. ‘XTRO’ fue concebida como un experimento de explotación para hacer la obra más sucia posible y se convirtió en un éxito en los videoclubs durante la década de los 80, la clásica película que ya daba miedo desde su portada y se convirtió en el VHS prohibido que nadie quería perderse.

En sus 86 minutos hay un ataque sensorial que deja confundido y en 1983 fue vilipendiada por una crítica todavía reacia a lo explícito en el cine de terror. Roger Ebert criticó la película como "fea", "mezquina" y "nihilista". En su reseña de una estrella, reprendió a los cineastas por crear “un ejercicio de tristeza”. Xtro’ es, de hecho, una película desoladora, vista a través de los ojos de un niño, al estilo de otras películas de terror que examinan la realidad con esa lógica infantil, desde el trauma al dolor de la pérdida, como puede leerse en ‘Phantasm’ o ‘La puerta’, no tan diferentes a la expresión positiva que supone E.T. para Elliot, como forma de compensar la ausencia paterna.

El legado pringoso de 'XTRO'

Davenport pasó a crear dos secuelas más, pero ninguna se acercó a la altura de la magia de este loco ejercicio de terror y ciencia ficción que incluso con el tiempo ha sido reapreciada por su director, quien decía a Starbust magazine en 2018:

“Trabajar en la restauración realmente me hizo mirarla de nuevo, y comencé a comprender que esta es realmente una película extraña. No la compararé literalmente con el primer ‘Phantasm’, pero es lo que se me viene a la mente. Pensé que realmente no es tan mala como pensé que era. Tenía esta sensación extraña y surrealista. No sé por qué, la contradicción entre el escenario y los actores fue inesperada, pero realmente no entiendo por qué funciona”.

Su legado tiene que ver con la explotación, claro, pero es curioso cómo siendo esta un intento de aprovecharse de ‘Alien’, sea la inspiración de una escena de la secuela ‘Alien vs Predator: Requiem’, en la que el habitual modus operandi del chestbuster se cambia por una transfusión de huevos que acaba en embarazo brutal. También se sigue su inspiración en ‘Almost Human’ de Joe Begos y, sobre todo la visión de James Gunn en ‘Slither’, que eleva el estado de gestación deformante a una gran bola de larvas. Incluso el piloto de ’30 monedas’ tenía una referencia directa al icónico momento del monstruo en la carretera, que se hizo viral como clip que trataba de hacerse pasar por real.

Quizá por su ambientación británica y sus colores fríos, pero la mezcla de visita extraterrestre, sexo unido a la muerte y espacios virtuales de un solo color, como la sala final en la que encontramos los huevos, en ‘Under the Skin’ hay incluso un final con detalles similares, aunque su aire experimental de arte y ensayo cree una barrera a sus estudiosos para reconocerlo. Y es que, como las buenas películas rompedoras y malditas, ‘Xtro’ no lo pone fácil a los timoratos, ni a los de la era Thatcher, ni a los que hoy buscan intelectualizar el género para hacerlo más aburrido y puritano.

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