Qué significa el final de 'Beau tiene miedo': un análisis de la película de Ari Aster a través de todos sus símbolos y pistas

Escrita y dirigida por Ari Aster, ‘Beau tiene miedo’ es una pieza de cine kamikaze protagonizada por Joaquin Phoenix como un hombre lleno de problemas, fobias y ansiedades. Sus tres horas de metraje han desafiado a la propia A24 y a los espectadores de las salas, pero su extensión también es un espacio en el que caben un montón de preguntas, callejones narrativos sin salida y pistas que nunca llevan a respuestas sólidas. Todo lo que presenta es relativamente obvio, pero al final nadie sabe explicar qué pasa en la película.

Es un largometraje lleno de complejidades que desafían interpretaciones fáciles sobre su extraña realidad, pero no hay nada más difícil que poder dar un “final explicado” en el que todo conecte minuciosamente, ya que es una propuesta pensada para soltar ideas, líneas de puntos que completan dibujos independientes, un paisaje conectado, pero no necesariamente en una misma figura. Según el director de 'Hereditary' y 'Midsommar' en una entrevista reciente con Associated Press.

“Hice algo para el público y espero que sea emocionante, divertido y haga que la gente sienta cosas. Simplemente no puedo hablar sobre qué son esas cosas, y no debería”.

Analisis lleno de SPOILERS

Una interpretación de cien direcciones

El director se ha mostrado firme a no revelar detalles o su visión sobre su obra, pero sí deja algunas pistas, como que trata "tan obviamente sobre la culpa que ni siquiera vale la pena decirlo". Esa franqueza pura y exagerada de ‘Beau tiene miedo’ es parte de su gracia. Sin atrevernos a dar una explicación, ya que queda claro que no existe ninguna solución única, sí que podemos buscar una lógica de varios de los momentos presentados a lo largo de su trama, un viaje mental surrealista, tan divertido como pesadillesco.

Beau (Phoenix) es un hombre de mediana edad cuyo intento de regresar a casa para visitar a su madre se convierte en una odisea infernal de ansiedad, culpa y vergüenza. Su viaje está destinado a ser su visita anual en el aniversario de la muerte de su padre, pero cuando pierde su vuelo debido a una serie de circunstancias improbables, sus planes cambian, y además recibe la noticia de la posible muerte de su progenitora, por lo que está aún más desesperado por llegar a su casa, pero parece que el mundo entero está tratando de evitar que logre su objetivo.

‘Beau tiene miedo’ trata sobre la relación de Beau con su madre, sobre una persona neurótica y desaliñada cuya vida está moldeada por el "amor" materno, y a lo largo de 179 minutos experimentamos lo que es vivir en su piel, mientras seguimos su punto de vista totalmente subjetivo. Lo que vemos y escuchamos no es la realidad a la que estamos acostumbrados, sino la visión del mundo a través de una lente distorsionada, similar a un sueño, que nos insta a sentir lo que experimenta el personaje en lugar de tratar de encontrar un sentido lógico a lo que está sucediendo.

La espiral miserable de la culpa

Desde un tono de fábula, al horror psicológico, hasta una torsión del viaje del héroe, esta “comedia de pesadilla” funciona en múltiples niveles y cada uno de ellos está lleno de significado y metáforas. Desde la primera escena con el personaje ya adulto, una sesión de terapia, sus reacciones nos dan la sensación de que vive abrumado por un tremendo sentimiento de culpa, como señalaba el director, y gran parte de esta está relacionada con su única familia. En ese momento, su terapeuta subraya la palabra “culpable”, pero no para tomar una nota sobre la que trabajar más adelante, sino como una sentencia prematura que conecta con el final, como veremos más adelante.

Aunque en ese momento no lo sepamos, la madre de Beau (Patti LuPone), es la directora ejecutiva y homónima de la omnipresente Industrias MW (acrónimo de su nombre), un cruce entre Pfizer (farmacéutica) y Procter & Gamble (cuidado e higiene personal), con un logo que aparece en vallas publicitarias, carteles, electrodomésticos, cajas de alimentos congelados y más. Como veremos, la empresa ha crecido junto a Beau, su negocio parece haber evolucionado con él, apareciendo este desde niño en anuncios de medicamentos para la alergia, oliendo una flor sin síntomas visibles.

Cuando llega a la adolescencia los anuncios cambian a tratamientos para el acné, y cuando es mayor a todo tipo de fármacos. Cuando sale del terapeuta vemos el mundo exterior como un lugar increíblemente hostil e insensible, un lugar peligroso hasta lo hilarante que encaja con su estado de ánimo, con el convencimiento de que todo el mundo quiere atraparle y, en su versión de la realidad, la que vemos, es cierto. Esto está relacionado con lo que veremos en el último capítulo, en un caballete en la oficina de Mona que muestra la representación de un arquitecto para el edificio de apartamentos donde vive el Beau ya adulto, identificable por el sex shop “Erectus Ejectus” de la esquina.

Una pesadilla urbana subjetiva

Su barrio es algo así como una zona de viviendas protegidas de MW Industries, que proporciona el plató y emplea a muchos de sus actores, por lo que la manzana funciona como un cruce exagerado entre la sórdida Nueva York de ‘Taxi Driver’, Skid Row o los núcleos urbanos infestados de crimen que imagina el canal Fox News (o el programa de Ana Rosa). No está claro cuántos de los asaltantes, cadáveres y mendigos de la zona están controlados por MW, pero en el vestíbulo del edificio los vagabundos se arrastran como muertos vivientes, la basura se acumula en las esquinas y hay asesinos desnudos sueltos.

El bullicio del crimen y el peligro aparecerá en el subconsciente de Beau en diferentes ocasiones. La noche antes de su vuelo a Wasserton, el ruido ambiental es un ligero murmullo de ciudad, sin embargo, cuando Mona le regaña por su retraso, el sonido de la calle se eleva con disparos, sirenas y perros ladrando súbitamente. Un juego de sonido subjetivo que ya experimentamos brevemente en la terapia, como un signo de ansiedad que parece controlada a su antojo por Mona, quien no es solo es propietaria de todas las viviendas, sino que parece controlar a celadores y vecinos con encargos como poner la música a todo volumen o robarle las llaves a su hijo.

No es casualidad que su tarjeta de crédito deje de funcionar en el momento en que cancela sus planes de visita, ella también le vigila. Más adelante, cuando vemos la escalera de caracol en la casa de Mona, que está llena de fotos del joven Beau posando, la única como adulto es una captura de una cámara en la que aparece parado en medio de su apartamento, cuando recibe la noticia de su muerte, como si quisiera recopilar (y mostrarle a su hijo) pruebas de sus reacciones. De hecho, el logo MW aparece como productora de la película, ¿un guiño simpático o una idea de que todo lo que vamos a ver es una versión "corporativa" de los hechos?

La madre castradora como Dios omnipresente

MW está dispuesta a cualquier cosa para poner a prueba a su hijo, de hecho, finge su propia muerte de manera tan convincente que Beau se encuentra obituarios publicados online, además de ver un una noticia con la mosca ‘MW Digital’ que informa sobre el falso accidente con la lámpara. Es capaz hasta de convencer a una empleada para morir en su nombre y organizar un funeral opulento. En su casa vemos todo un collage de trabajadores de MW con gente como Elaine (Parker Posey), el punk tatuado que persigue a Beau o Roger (Nathan Lane), el hombre que le secuestra tras su accidente.

‘Beau tiene miedo’ narra el complot alrededor de su personaje principal, en el que su madre parece que ha reunido a todos los trabajadores de MW Industries para crear una especie de situación a lo ‘El show de Truman’ a modo de gran test sobre su lealtad familiar. Algo que también puede verse como una externalización de la responsabilidad del propio personaje, que imagina que el mundo es una conspiración de un conglomerado multinacional en su contra, poniendo la culpa sobre su progenitora y todos los demás, ¿una expresión de la incapacidad de responder por sus actos?

Sin embargo, esa omnipresencia explica el segundo capítulo, cuando Beau se despierta en la casa de Grace y Roger en una situación extremadamente extraña. Se da cuenta de que tiene un localizador de tobillo, uno que le dicen que es para su salud, como si estuviera secuestrado, amablemente, junto a otros “pacientes”, creando una situación como en ‘Canino’ de Yorgos Lanthimos. Grace parece querer mantener seguro a Beau, y la escuchamos en una llamada telefónica quejándose de que algo "no era parte del contrato original" y diciéndole a la persona del otro lado: "Yo también soy madre, ¿sabes?”, lo que sugiere que está en tensión con su empleadora, Mona.

La cárcel de los samaritanos

De ahí que reaccione con tanta virulencia cuando encuentra a su paciente en el cuarto de su hijo. En realidad, ambos están allí para vigilarle y también están siendo observados, como muestra el televisor del canal que contiene una grabación. La hija grita a sus padres que Beau "ya falló en su estúpido test", lo que indica más explícitamente que todo debe ser parte del plan maestro de Mona para evaluar la posible traición de su hijo y ver cuánto esfuerzo está poniendo en honrarla. Este segmento también es otra visión de Aster de la suburbia como la parte más oscura del sueño americano.

Ya lo vimos en ‘Hereditary’ y la escena inicial de ‘Midsommar’, y aquí de nuevo nos muestra una adolescente dispuesta a suicidarse, en esta ocasión bebiendo pintura –como la intoxicación por CO de la hermana de Dani en su anterior film—, una familia tomando pastillas (probablemente de MW) como gominolas, un puzzle de un hijo muerto o Nathan Lane hablando como un padre de sitcom anticuada para ganarse la confianza de Beau. Una lista de síntomas y diagnóstico de una sociedad obsoleta cuyo reflejo es la automedicación, el trastorno de estrés postraumático de la guerra y sus secuelas.

Desde ese escenario familiar, Beau queda a su suerte llegando a un bosque en el que conoce a una bondadosa mujer embarazada llamada Penélope (una referencia directa a ‘La Odisea’) que le introduce en un microcosmos existencialista en donde hay un teatro en el que se imaginará a sí mismo como el héroe de la historia. Experimenta un momento de introspección y catarsis convirtiéndose en un hombre libre, consigue encontrar el amor verdadero y formar una familia. También ve cómo la llega a perder y cómo se reencuentra con ella, una vida alternativa que podría haber construido si no hubiera estado encadenado a su nido. Es capaz de experimentar lo que habría sido de él al romper esa cadena.

Matar al padre (ausente)

Más tarde, algo nos recuerda a ese “otro lado” de la cadena en su casa, un plano al anclaje roto de la lámpara encima de la tumba de su madre,  con forma de grillete, también un posible símbolo de donde él estaba atado. La ruptura del eslabón se relaciona así con la muerte de Mona, una pista que podría empujar a Beau al asesinato de su madre, que podría haber pasado en algún momento del futuro (o del pasado). Su yo anciano se encuentra con la misma obra en el bosque que está viendo, en donde se reúne con sus tres hijos perdidos, todos adultos pero, mientras está presenciando esto con el resto de huérfanos del bosque, se presenta un hombre extraño.

Un señor enjuto que afirma que conocía al padre de Beau y que este todavía está vivo. Cuando Jeeves ataca y todos huyen, Beau está convencido de que el extraño es su padre. Su madre le dice (más adelante) que su progenitor es el pene con patas de insecto escondido en el desván, pero también se nos dejará claro que no podemos confiar en todo lo que le cuenta. Todo parece indicar que el verdadero padre de Beau es el hombre misterioso que se le acerca, ya que tiene cierta semejanza con la foto borrosa del padre que vislumbramos antes en su apartamento.

Si el hombre conocía al padre o realmente es él mismo sigue siendo un misterio, pero la parte importante de esta sección de la historia es que comienza a sembrar dudas en la mente de Beau sobre su madre. Ella le contó de niño que su padre murió cuando fue concebido, afirmando que tuvo un soplo fatal en el corazón en el momento del orgasmo, y que ese soplo es hereditario y también habría afectado a su abuelo de la misma manera, inyectándo al crío el miedo a la muerte y otros terrores psicosexuales tempranos que quedarán profundamente arraigados y atrofiarán su desarrollo.

El monstruo de un solo ojo

En esta parte Aster se adentra en el reino del simbolismo freudiano, convirtiendo el ático en el subconsciente del personaje, con lo que el monstruo que allí encuentra representa la sexualidad reprimida de Beau, un falo deforme y furioso que, como sus propios testículos distendidos, ha crecido (alimentado por su propia represión) hasta proporciones grotescas. Es, en esencia, su masculinidad castrada y escondida, por eso es capaz de matar a Jeeves sin problema. Su representación hace referencia al encuentro de Ulises con el cíclope, siguiendo con los paralelismos homéricos de la mitología griega, en conexión con la idea del Edipo que conecta a Sófocles con la psicología freudiana.

Por esa razón, Beau nunca ha estado con una mujer ni ha tenido un orgasmo. Está convencido de que morirá si lo hace. Cuando Beau besa a Elaine y follan en la cama de su madre cree que va a morir como su padre, pero cuando esto no ocurre, experimenta euforia. Sin embargo, la que se desploma es Elaine, sugiriendo que nunca podrá eludir la verdadera maldición impuesta por su madre. La canción de Mariah Carey que suena durante el acto, “Always Be My Baby” no tiene el sentido romántico que parece, sino que es un mensaje de Mona que refuerza lo inevitable del momento.

En la letra hay detalles inquietantes que dan otro sentido a la escena: “Soy parte de ti indefinidamente chico, ¿no sabes que no puedes escapar de mí?”, es básicamente Mona transmitiéndole a su hijo que él “siempre será su bebé”. El único momento de relax de Beau se rompe y se multiplica la culpa cuando su madre se presenta viva, habiendo estado observando con detalle la primera vez de su hijo, de nuevo, toda la situación con Elaine ha sido una prueba al amor de Beau orquestada por ella.

La conspiración del funeral

Mona no solo fingió su muerte dándole a su criada “suficiente dinero para que toda su familia pudiera dejar de trabajar” sino que contrató a "Elaine" para examinar el verdadero compromiso de Beau con ella y su religión. Su testamento estipula que no puede ser enterrada sin él presente, lo que lo convierte no solo en un mal hijo, sino también en un mal judío.

Como le recuerda su abogado a Beau, la ley judía requiere que los cuerpos sean enterrados en las primeras 24 horas. Se nos muestra el rencor de la empresaria a la niña que su hijo conoció hace décadas, simplemente porque este le mostró afecto, atisbando la profundidad de la manipulación mental que debe haberle infligido durante toda una vida en la que ha estado esperando a la única chica que pareció mostrar un interés genuino en él, y probablemente para ella solo fuera un juego.

La idea más perversa del plan es que puede que "Elaine" siempre hubiera trabajado para Mona cuando, de adolescente, se ganó el amor y la devoción del joven Beau. Podría ser una parte crucial del juego mental con el que se le inculcó el miedo al sexo o a encontrar a otra mujer que no fuera su madre. Hay un momento en el sueño recurrente de la bañera en el que vemos a la niña con el bañador y, cuando esta le besa en el crucero, solo puede ser en "un tiempo de 10 segundos", lo que podría implicar que está siendo vigilada quien le ha pagado. De hecho, cuando vemos a su madre (también con pelo rojo) llamarle, hay un contraplano en el que no vemos a Mona.

Esta idea tiene sentido porque ese no es el único momento en el que vemos el control. También se nos revela que le está pagando a su terapeuta para que le envíe grabaciones de sus sesiones y que le haga preguntas capciosas como "¿Alguna vez has deseado que tu madre estuviera muerta?". Dicho control se extiende hasta el final, cuando Beau se encuentra en un auditorio en donde es juzgado por los crímenes contra su madre, que parecen haber sido grabados desde una perspectiva omnisciente durante toda su vida. El estadio lleno de espectadores está presidido por Mona tras morir por segunda vez, todavía con los moratones en su garganta, y su abogado, quien presenta “pruebas” de que el acusado de es un mal hijo, traidor y mala persona.

El juicio de Beau

El abogado de Mona enumera en voz alta las injusticias que Beau ha cometido contra su madre, pero ¿es realmente él hablando solo, la culpa que siempre ha respirado? La maternidad culpable es una idea literaria muy común, al igual que el niño culpable que intenta afirmar su identidad, el final representa la impotencia frente a los argumentos en una relación vertical en la que el hijo no tiene poder para replicar, un resumen de la realidad paternofilial impuesta por la sociedad y la angustia que esta es capaz de producir al anular al individuo.

La película termina con la explosión del motor del bote (cuyas chispas de mal funcionamiento recuerdan a las de las puertas del ascensor atascado), volcando y ahogando a Beau. Antes habíamos visto brevemente a un niño jugando con un barco de juguete en una fuente pública, su madre enfurecida le agarra el brazo tira de él, lo que hace que vuelque, como el de la escena final. Su destino se predice en ese momento y a partir de ahí no tiene ninguna esperanza de escapar. Como la casa de muñecas de ‘Hereditary’, el determinismo de Aster muestra lo inevitable. En una clase de secundaria de aquella también se hacía referencia a la mitología griega y cómo Hércules solo es un "peón en una máquina horrible y sin esperanza" y que no ve las señales que le llevan a su destino.

Esto nos sugiere la idea de que la verdad es que realmente no importa lo que Beau haya hecho o no. Como todos los personajes de Aster, es culpable solo por existir. Hay decenas de detalles que muestran ideas premonitorias y símbolos que encuentran respuesta en otros momentos del film. En la oficina de su terapeuta Beau está mirando una pecera y al final de la película, tras estrangular a su madre, ella cae de cabeza en una pecera vacía, lo que cierra el círculo y sugiere que la muerte de su madre en sus manos puede ser real y la terapia sea posterior a ese momento, con el asesino recibiendo sesiones porque cree que su madre aún le persigue o cree que sigue viva.

El purgatorio de la culpa

Algo que sostiene esa hipótesis es la estancia de Beau en la casa de Grace, lo que explicaría su grillete de seguimiento, el color azul de las paredes y la extraña fauna de personajes fuera de sí que, como otros pacientes, comparten estancia con él, ambos adictos a la medicación, lo que llevaría su peripecia a una fantasía de negación al estilo ‘Shutter Island’ —quizá por eso Scorsese estuvo en la presentación—, película que, como esta, tiene un constante simbolismo con el agua. Además, en ese lugar es capaz de avanzar rápidamente hasta el final de su historia, capturada en el Canal 78 del monitor de la sala de estar.

En ese canal con poder de mostrar el futuro, que nos puede recordar a otra fantasía de negación como ‘Carretera Perdida’, vemos la salida de Beau del bosque, sentado en la repisa sobre el ataúd de su madre, el barco e incluso el coliseo vacío de los créditos finales, tras haber volcado. Por una parte está la idea de que el destino de los personajes de Aster se establece en el momento en que comienza la historia, pero por otra ese destino podría haber pasado y como en ‘Joker’, Joaquin Phoenix podría estar repasando su historia como narrador no fiable, en este caso poniendo como excusa todos sus miedos inducidos.

¿Qué es esa exposición de las consecuencias de la educación tóxica de su madre sino una gran excusa de su responsabilidad en su muerte? Como dice Aster, la película trata sobre la culpa. Su terapeuta le juzga y dice que es culpable. Pero por otra parte su madre muere y vuelve a la vida dos veces durante su periplo, con lo que puede ser sencillamente un fantasma recurrente que le perseguirá toda su vida. Su culpa puede ser tan solo un constructo que se niega a desaparecer incluso tras la muerte de Mona, la haya matado él o no.

Sueños recurrentes y trauma

Beau parece existir en múltiples espacios y tiempos simultáneamente. Tras ser atropellado por la camioneta de Grace y Roger, hay un destello del cielo negro y estrellado que ve cuando está en el océano, en el final de su camino. Cuando se golpea la cabeza con la rama de un árbol en el bosque, vemos a su madre cerrando la puerta del ático. Su viaje es una odisea psicológica hecha de miedos, sueños, fantasías y recuerdos reprimidos, ninguno de los cuales se ciñe a las reglas habituales de la lógica de narración figurativa. Su "sueño" recurrente le muestra resistiendo los intentos de su madre de meterle en la bañera... desde dentro esta.

Experimentamos su punto de vista subjetivo de niño sumergido en el agua mientras su madre discute con lo que parece ser su gemelo o él mismo, primero con sonidos inhumanos, como el siseo de una serpiente, luego, en otro momento posterior, mientras le sube al ático, al que, como el de ‘Hereditary’, se accede por una escalera que se pliega desde el techo, su madre empuja a su versión y cierra la puerta del desván para siempre, verbalizando la clave de la película para el personaje y también para el espectador.

"¿No lo entiendes, estúpido idiota? Eso no fue un sueño. Eso fue un recuerdo”.

El recuerdo nos muestra un momento crucial en la vida de Beau. Los gemelos pueden verse como los dos lados del propio niño, su lado sumiso y su lado asertivo. El día de la bañera es el punto en su vida en el que su mitad con seguridad en sí mismo quedó encerrada para siempre. El hombre encadenado, que supuestamente es su hermano perdido, representa su yo más valiente y dueño de sí mismo, que permanece encadenado metafóricamente, y esto es lo que llevó a moldear el desastre neurótico, que siempre dice lo siento, en el que se ha convertido.

Simbolismo y claves ocultas

El film está plagado de imágenes y elementos que sirven como anclas y representaciones de ideas por las que navega, como la figura (muy mariana) de porcelana de una madre con un bebé en brazos que Beau planea darle como regalo a Mona en el aniversario de la muerte de su padre. La escultura se rompe cuando Beau la deja caer, pero Grace la pega de nuevo. Un símbolo de una relación llena de grietas que es ya irreparable para el hijo. Su madre tiene una versión imponente de la misma estatua en el patio de su casa —de nuevo el control omnipresente de MW— y muestra cómo la visión de esta sobre su relación es completamente diferente.

Otro elemento de inevitabilidad deudora de ‘Hereditary’ era la idea de la transmisión del control por generaciones. Aquí Mona, como la maldición del orgasmo de su padre, explica su comportamiento cuando relata su experiencia con su propia madre, a la que vemos representada en un grotesco retrato, tan cómico como perturbador.

“Ella ni siquiera me tocaba. Yo no era digna de su amor, no me lo había ganado. Y nunca me lo gané. No importaba lo que hiciera, no importaba cuánto de mi ser más profundo y real negara, enterrara y sofocara hasta que estuviera muerta, nada de eso importaba. Ella me culpó por todo lo que su madre le hizo. Entonces te tuve a ti y prometí: ‘Nunca le haré eso. Le daré todo el amor que tengo”.
El andamio ¿otro artefacto de control de Mona para vigilar a su hijo?

El principio del film nos muestra cómo Beau emerge a la vida tranquilo, sereno. Desde ese instante, su madre se preocupa por él de forma neurótica, preguntando histérica al médico sobre si es una mala señal el hecho de que no llore, este le de un azote en el culo al bebé para que, finalmente, llore por primera vez, pero desde ese momento nunca va a dejar que corra ningún peligro. Mona afirma que todos los problemas de Beau se deben a sus propios fracasos, de los que él se niega a asumir la responsabilidad e insiste en que no tiene nada que ver con los complejos de su hijo.

El significado del agua

Si la única vez que Beau aparece tranquilo es cuando estaba dentro del útero de su madre, cuando la lancha motora se desliza hacia una cueva en el mar, instintivamente parece estar buscando el calor y la seguridad del vientre materno, recuerdo del breve periodo de tiempo en que la relación entre él y Mona era sana. Cuando al final es condenado a una tumba acuosa, en realidad se ve obligado a aceptar el único lugar en el que se ha sentido seguro, el resto de elementos del mundo le supone un infierno, condicionado por su educación, su cuna también se convierte en su tumba.

No es casualidad que todo acabe ahí, porque el agua juega un papel vital en la película, tanto en la trama como en los detalles visuales. Se abre y cierra con sonidos e imágenes del agua. Wasserton, el agradable pueblo costero donde está su casa familiar viene de Wasser, que significa agua en alemán. A menudo escuchamos agua en la banda sonora, vemos destellos de un lago y regresamos repetidamente al recuerdo en el baño (uno con la vista ahogándose desde arriba y desde abajo) o al crucero por el océano donde Beau conoció a Elaine y vieron un cadáver suspendido en el... agua.

Ese muerto que flota en la piscina es el mismo al que atropella el taxi, el medicamento contra la ansiedad recetado por el terapeuta debe tomarse con agua, y la bañera también es donde se encuentra a un hombre "trepando". El agua puede ser libertad o muerte, el símbolo del amor de una madre, también asfixiante y destructivo; cuando intenta liberarse y se dirige al agua en el bote comprueba que Mona también controla ese espacio abierto. Su único acto de independencia en la película le lleva a su desaparición. El agua refuerza la idea de que siempre estuvo condenado.

Cine de terror de madres terribles

Uno de los elementos más turbios de toda la relación madre e hijo es que la obsesión de Mona en la entrega de todo su amor, también exige todo el amor de Beau de vuelta, lo que significa no compartirlo nunca con otra mujer. Hay detalles deliberadamente "seductores" en la forma en que Zoe Lister-Jones interpreta a la versión más joven de Mona en el flashback, lo que acerca la relación a la de Norma y Norman Bates, que como se muestra en ‘Psicosis IV’, tiene un elemento incestuoso común.

Aster nos muestra a Beau mirando por la mirilla de su apartamento con un encuadre similar al de la película original de Hicthcock, aunque debido a su naturaleza de flashbacks y recuerdos, bien podría ser una versión intelectual de la precuela, en la que se nos mostraba cómo Norman llegó a matar a su madre, mismo punto de esta si se sigue esa interpretación. De una u otra forma, dicha relación acerca el film al ABC del subgénero de las películas de terror sobre madres dominantes y niños traumatizados, incluso si su el tono es más satírico que escalofriante, pero se puede englobar dentro de ‘Carrie’, el remake de ‘Navidades negras’,  ’BrainDead’ o ‘Cisne negro’.

De cualquier manera, ‘Beau tiene miedo’ no es un rompecabezas para ser resuelto, sino una representación de emociones destinadas a ser experimentada, está estructurada de manera que puede dar lugar a múltiples interpretaciones diferentes, y todas pueden ser válidas, pero lo que deja claro es que estamos dentro de la mente del personaje de Phoenix y no podemos tomarnos todo lo que ve y experimenta literalmente, sino que la manipulación y control continuo es la exageración de una vida lastrada por preocupaciones, expectativas y demandas, una verdad más alegórica que real.

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